La mujer que mató de 42 martillazos a un amigo en Bétera alega legítima defensa

La acusada, que se enfrenta a 20 años de cárcel y declarará al final del juicio, siempre ha mantenido que la víctima trató de violarla y la atacó con un cuchillo

Alega legítima defensa tras matar a su amigo de 42 martillazos

Ignacio Cabanes

València

El hallazgo de un cuchillo con restos de sangre de Paco Sorlí, el hombre de 64 años muerto a martillazos en diciembre de 2021 en un domicilio de Bétera, encontrado tres meses después del crimen bajo las cortinas de una habitación (cuando la casa ya había sido inspeccionada supuestamente en profundidad por la Guardia Civil) es la pieza perdida del puzzle que la defensa de la mujer detenida y encarcelada en su día por el asesinato podría utilizar para eludir su responsabilidad penal. Begoña C. G., que ha pedido declarar el último día del juicio, sostiene que actuó en legítima defensa cuando propinó a su víctima, con problemas de movilidad, un total de 42 martillazos. Según la tesis de la defensa, Paquito - como era conocido el fallecido – trató de violar a la homicida y la atacó con un cuchillo. Precisamente esa arma blanca que los investigadores no encontraron en un primer momento.

Un jurado popular deberá dirimir si realmente la acusada actuó o no en legítima defensa cuando mató a golpes a su víctima, ya que la autoría de haberle causado la muerte no se discute. También deberán decidir si como sostiene la acusación particular hubo alevosía -la víctima no tuvo posibilidad de defensa – y ensañamiento, si tenía la intención de causarle un dolor añadido golpeándole hasta en 42 ocasiones con un martillo.

El juicio por estos hechos ha comenzado hoy en la Audiencia Provincial de Valencia. El Ministerio Fiscal solicita una pena de 20 años de prisión para la acusada por un delito de homicidio a persona especialmente vulnerable por razón de su discapacidad, con la agravante de superioridad y abuso del lugar de perpetración del crimen. Así como cinco años de libertad vigilada y destierro de la localidad de Bétera durante un plazo de 25 años. En concepto de responsabilidad civil, se piden 75.000 euros de indemnización a los hermanos de Francisco Javier Sorlí, Paquito.

Tras el crimen le colocó una bolsa de basura en la cabeza

El crimen se produjo la mañana del 22 de diciembre de 2021 en el domicilio de la acusada, en la calle San Francisco de Bétera, cuando la víctima, de 64 años, acudió a casa de su amiga por motivos que no están del todo claros y Begoña comenzó a propinarle golpes con un martillo de carpintero de 28 centímetros de longitud.

La defensa, ejercida por el letrado Santiago Arteche, mantiene que fue el propio fallecido quien atacó a su representada y trató de violarla, como tratarán de demostrar en el juicio. Esgrime que los pantalones de su clienta estaban desgarrados y que presentaba una lesión en la mano.

Si bien, lo que no admite discusión ninguna son las lesiones que presentaba el finado, 42 martillazos, la mayor parte de ellos en cuero cabelludo y el rostro. Tal era el estado en el que lo dejó, que la acusada le cubrió la cabeza con una bolsa de basura porque no quería verle la cara destrozada.

Paco Sorlí, de 64 años, tenía problemas de movilidad tras haber padecido polio de pequeño

Lo más extraño del caso es que nadie encontrara un cuchillo ensangrentado en el suelo de la vivienda. No fue hasta tres meses después cuando, tras la insistencia de la propia acusada, que aseguraba que había sido atacada con un arma blanca, la Guardia Civil volvió a registrar el inmueble y bajo unas cortinas de una habitación próxima al lugar donde se produjeron los golpes se halló un cuchillo con sangre del fallecido. Se apunta la posibilidad que o bien el arma cayó y se deslizó hasta allí, o fue la propia homicida quien lo untó en la sangre y lo ocultó, como sostiene el fiscal.

La defensa sostiene que el cuchillo - que no coincide con ninguno de los que había en la vivienda - lo portaba Paco cuando acudió al domicilio de su representada. No obstante, no se han podido hallar huellas ni de la acusada ni del fallecido en el mismo dado el tiempo transcurrido hasta que fue localizada dicha arma blanca.

Por su parte, la abogada de la acusación particular ha calificado de “infamia” que se ponga en duda el honor del fallecido diciendo que pretendía violarla. Y recuerda que la acusada no contó nada de lo ocurrido a los agentes que se la encontraron esa mañana, a quienes manifestó que iba a comprar tabaco.

Declaraciones de testigos

En la sesión de hoy han declarado dos vecinos que escucharon golpes en el interior de la casa. Uno de ellos recuerda que escuchó una voz que suplicaba: “No me pegues más, no me pegues más”. En ese momento pensó que su vecina estaba agrediendo a su hijo, que tenía 16 años y que pernoctaba con su padre, aunque solía ir a desayunar al domicilio de su madre. El otro testigo también creyó que era un episodio de violencia doméstica y que oyó como “un lloriqueo” que no logró entender.

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