Los forenses aprecian «posible arrebato» en el crimen a martillazos de Bétera

La acusada de matar a un amigo en Bétera se limita a afirmar que es «inocente» y que no fue consciente de lo que había hecho hasta horas después

Acusación y defensa en el juicio del asesinato a martillazos en Bétera hablan sobre el proceso

Ignacio Cabanes

València

Con un escueto «soy inocente», la acusada de matar de más de 40 martillazos en la cabeza a un amigo en diciembre de 2021 en su domicilio de Bétera cerró ayer la puerta a posibles preguntas de las partes y del jurado popular tras solicitar su defensa que declarara el último día de juicio. De esta forma no aclaró los motivos por los que acabó con la vida de Paco Sorlí, de 64 años, aunque la tesis que sostiene su defensa –y que ella manifestó en fase de instrucción– es que actuó en legítima defensa cuando la víctima trató de agredirla sexualmente y le atacó con un cuchillo. Versión de los hechos que el fiscal calificó de una especie de ejercicio propio de un «ventrílocuo» al no haberlo dicho ella en ningún momento en el juicio. 

Los forenses de la unidad de Psiquiatría del Instituto de Medicina Legal de València descartaron que Begoña C. G. padezca una patología mental, sabía lo que hacía y su voluntad no estaba alterada. Sin embargo, sí que plantearon que sufriera un «posible arrebato, con una disminución del control y liberación de la pulsión». Dado el episodio ocurrido, del cual la acusada solo recordaba -o al menos eso les manifestó– haber propinado un par de golpes a su víctima, los especialistas del IML no pueden descartar que hubiera un hecho que desencadenara «una explosión de las emociones», como una supuesta proposición indecente, apuntó el forense.

Un perito de parte atribuye dicha acción homicida a un estrés postraumático por un mensaje amenazante de un supuesto mando militar que la acusada recibió en su perfil de Facebook en mayo 2019. No obstante, dicho mensaje ni siquiera está aportado a la causa y es muy anterior a los hechos ahora enjuiciados.

En todo caso, los forenses descartan el miedo insuperable, y añadieron también la escasa posibilidad de defensa de la víctima, con muletas, y que no presentaba lesiones defensivas en los brazos. Además los forenses que realizaron la autopsia remarcaron lo precisa que fue la acusada con los golpes, propinados con un martillo que tenía en la entrada, supuestamente porque estaba montando las decoraciones de Navidad. La mayor parte de los más de 40 martillazos se concentraban entre los huesos nasales y la frente.

El hallazgo del cuchillo

Por su parte, los especialistas de Criminalística de la Guardia Civil explicaron el inusual hallazgo de un cuchillo ensangrentado, bajo unas cortinas, tres meses después del crimen en una segunda inspección ocular de la vivienda. Descartaron que hubiera sido colocado con posterioridad al ampliar una imagen del día de autos. 

En el turno de última palabra la acusada aprovechó para pedir perdón y manifestó que no fue consciente de lo que había hecho hasta esa tarde. Ya fue más de lo que había contado en su declaración ante el jurado al responder solo a la única pregunta planteada por su abogado. Hay veces que es mejor callar.

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