Caso Wafaa
La Audiencia de València prorroga 15 años la prisión para El Tuvi para abortar cualquier intento de libertad
El recurso del abogado del asesino machista de Wafaa Sebbah, que tenía 19 años cuando la mató en un cruel ritual sádico-sexual en Carcaixent, podría haber favorecido que esperase la decisión del TSJ en la calle
El criminal fue condenado en diciembre a dos penas: una de prisión permanente revisable y otra de 8 años

José Manuel López

Como mínimo, hasta el 30 de enero de 2040. Esa es la fecha, como mínimo, hasta la que David Soler Oltra, alias El Tuvi, condenado a una pena de prisión permanente revisable y a otra de ocho años por el asesinato sádico-sexual de Wafaa Sebbah en noviembre de 2019, permanecerá entre rejas por orden de la Audiencia Provincial de València, que ha prorrogado su estancia en prisión. Se trata de una decisión con lógica procesal y esperada, pero que, de no haberse adoptado, podría haber permitido al asesino de la joven de 19 años abandonar la cárcel antes de que su larga condena fuese firme.
La explicación es sencilla. La prisión provisional es todo el tiempo que un reo permanece privado de libertad mientras espera el juicio y está relacionada con las penas que le corresponden en función del delito que se le presume. En principio, se puede aplicar por un máximo de dos años, prorrogable a dos más (hasta cuatro, como máximo). En el caso del asesino de Carcaixent, se le prorrogó en mayo de 2023 -el reloj empezó a contar el día que la Guardia Civil lo detuvo por el crimen de Wafaa, el 16 de junio de 2019- para dar cobertura a la instrucción y llegar a juicio, celebrado entre el 19 de noviembre y el 2 de diciembre pasados.

Ignacio Cabanes
Pendiente de ser juzgado por el crimen de Xàtiva
Un día después, el 3 de diciembre de 2024, los cinco hombres y cuatro mujeres del jurado lo declararon culpable por unanimidad de las torturas, violación y asesinato machista de Wafaa y de haberlo hecho por una motivación sádico-sexual. Y trece días más tarde, la magistrada de la sección primera de la Audiencia de València emitió la sentencia por la que condenaba al asesino, pendiente aún de ser juzgado por otro crimen, el de Isabell Raducanu, salvajemente asesinada en su piso de Xàtiva cinco meses antes que Wafaa, tras ser estrangulada y acuchillada 36 veces cuando estaba embarazada de una niña en el sexto mes de gestación.
La condena por el caso Wafaa le impone una pena de prisión permanente revisable (PPS) por haberla matado sin margen alguno de defensa después de haberla violado y para ocultar esa agresión sexual, y ocho años más por la violación. Como era de prever, no se conformó con el castigo y su abogado recurrió la sentencia en apelación al siguiente órgano judicial: el Tribunal Superior de Justicia de la C. Valenciana (TSJCV). Lo hizo en enero pasado.
Condenado por estrangular a una expareja
Dado que es previsible que ese recurso aún tarde unos meses en verse por parte de la sala de lo civil y penal del TSJCV, y que la defensa del criminal continúe recurriendo ante el Tribunal Supremo ante la más que probable confirmación de la actual condena por parte del alto tribunal valenciano, la sección primera de la Audiencia de València ha decidido prorrogar su situación actual de prisión, que seguirá siendo provisional mientras el castigo no sea firme. Es decir, mientras no se agote por completo la vía penal.
Aunque es cierto que Tuvi ya está cumpliendo otra condena firme, de tres años y medio, por estrangular a una expareja ocho meses después de matar a Wafaa, y que sería muy poco probable que un juez le permitiera esperar en libertad la firmeza de la permanente revisable, la Audiencia ha preferido curarse en salud y prorrogar esa prisión provisional tal como lo estipula la ley: con la mitad de la pena impuesta en la sentencia recurrida.
El ADN en el caso Raducanu
La sección primera hace la cuenta a partir de 30 años, el tiempo máximo de cumplimiento de la PPS en su caso, de manera que ha fijado hasta el 30 de enero de 2040, esto es, 15 años completos, esa prórroga de prisión, para asegurarse de que intenta eludir el castigo.
Y mientras, sigue esperando el juicio por el asesinato de Isabell y de su hija nonata, cometido el 11 de junio de 2019, en el que dejó un reguero de pruebas difícilmente refutables en su contra: su ADN, puro o en mezcla con el de la víctima, está en cinco puntos absolutamente incriminatorios de la escena del crimen: bajo las uñas de dos dedos de la mano derecha de Isabell (rastro claro de defensa), en la cara interna de ambas muñecas de la mujer y en un calzoncillo negro de la marca Calvin Klein que se dejó caído bajo el pie izquierdo de la víctima en su precipitada huida.
De hecho, David Soler Oltra, cuyo hermano Juan también está cumpliendo condena por un doble asesinato -el de una joven eslovaca y su novio, de origen checo-, cometido en 2012, va camino de convertirse judicialmente en lo que policialmente ya está asegurado: un asesino en serie.
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