El juez envía a prisión al hombre con esquizofrenia que mató a su madre de 84 años en Turís

El sospechoso, de 60 años y con diagnóstico de enfermedad mental desde hace décadas, fue arrestado por la Policía Local ante la Casa de la Cultura casi 16 horas después del crimen

Germán T. E. ha sido internado en el pabellón de Enfermería de la cárcel de Picassent, bajo el programa de prevención de suicidios

Un hombre con enfermedad mental mata a su madre a navajazos en Turís.

Ignacio Cabanes

Teresa Domínguez

Teresa Domínguez

València

El juez de Instrucción número 3 de Requena, en funciones de guardia, ha decretado este miércoles el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza para Germán T. E., el hombre de 60 años detenido el pasado lunes por matar, presuntamente, a su madre en la localidad de Turís. El detenido queda investigado en una causa abierta de momento, y sin perjuicio de que esa calificación cambie conforme avance la investigación, "por un delito de homicidio/asesinato", según ha informado el TSJCV. Además, el juez de guardia se ha inhibido en favor de su colega, la titular del Juzgado de Instrucción 2 de Requena, ya que fue ella quien incoó diligencias con anterioridad al estar de guardia cuando ocurrieron los hechos.

Tras esa decisión, el acusado fue trasladado a la prisión de Picassent, donde ha sido internado en el pabellón de Enfermería y bajo el programa de prevención de suicidios (PPS), como es habitual en primeros ingresos con delitos de sangre, sobre todo cuando, además, se entremezclan otros hechos, como que la víctima sea un familiar y el presunto autor, una persona con enfermedad mental. Ahora, está pendiente de ser revisado por la unidad de psiquiatría forense del Instituto de Medicina Legal (IML) de València, gestión que solicitará en breve la jueza.

Tal como ha venido publicando Levante-EMV, el ahora encarcelado, con esquizofrenia y bajo tratamiento psiquiátrico por esa enfermedad mental desde hace décadas, ha sido detenido por la Policía Local de Turís después de matar de numerosos navajazos a su madre, de 84 años, en el domicilio donde vivían ambos, en la calla del Portal, en el casco antiguo del municipio. Fue la alerta lanzada por los primos del ahora arrestado lo que hizo posible el hallazgo del cuerpo, casi 16 horas después del crimen, y la detención del presunto parricida, que ha reconocido los hechos.

Una cuchillada mortal en el pecho

Según el informe preliminar de la autopsia, la víctima, Vicenta, falleció como consecuencia de una cuchillada mortal en el pecho que le causó lesiones incompatibles con la vida al afectar a órganos vitales. Además, tenía al menos dos cortes en el cuello, ambos longitudinales que no comprometieron su vida, así como otras lesiones causadas con la misma navaja que le fue intervenida al sospechoso durante su detención. De hecho, también tenía cortes de arma blanca en ambos antebrazos, señal de que trató de defenderse de la agresión.

La detención de Germán T. E., de 60 años de edad, fue practicada por agentes de la Policía Local de Turís poco antes de la una de la tarde de este lunes, 17 de marzo, a la puerta de la Casa de la Cultura de ese municipio de la Ribera Alta. Los agentes habían recibido una llamada de unos primos de Germán, alertados porque habían ido al domicilio y nadie les abría la puerta y su tía, Vicenta, no daba señales de vida.

Dado que Germán solía frecuentar el bar del centro cultural, conocido en Turís como el bar de los jubilados, los agentes se desplazaron hasta el establecimiento y entraron a preguntar por él. El responsable del negocio les explicó que esa madrugada, sobre las 5.45 horas, había ido y había pedido un café, y que ya no habían vuelto a verlo.

"Sí, está muerta"

Fue al salir cuando los policías se toparon al hombre en la calle, cuando, al parecer, se dirigía al bar. Los agentes le preguntaron por su madre y él guardó silencio. Hasta que le hicieron las preguntas clave: "¿Está en casa?". "Sí", fue la lacónica respuesta. La siguiente fue más directa: "Pero, ¿está bien? ¿No estará muerta, ¿no?". Fue en ese instante cuando Germán contestó "sí, está muerta". Y pocas explicaciones más dio a los policías, salvo divagaciones y frases delirantes, como que encima de su casa, en la planta donde vive una tía suya, había "una célula yihadista".

Levantamiento del cadáver de Vicenta Estellés, de 84 años, asesinada a navajazos por su hijo, Germán T. E., de 60, en su vivienda de Turís. El detenido está diagnosticado de esquizofrenia

El furgón fúnebre judicial se lleva el cuerpo de Vicenta Estellés, de 84 años, al Instituto de Medicina Legal de València. / Ignacio Cabanes

Los agentes le advirtieron de que quedaba detenido, le colocaron las esposas y lo trasladaron hasta su domicilio. Al entrar, se toparon con el cuerpo sin vida de Vicenta Estellés, con numerosas heridas de arma blanca por todo el cuerpo, principalmente en el pecho, y alertaron de inmediato a la Guardia Civil.

Los primeros en acudir fueron los componentes de una patrulla del cuartel de Chiva, del que depende Turís, y a continuación fue alertado el Equipo de Policía Judicial de Riba-roja, encargado de elaborar el atestado para recopilar los hechos.

Además, los agentes realizaron la inspección ocular en la vivienda de víctima y autor confeso y se hicieron cargo del arma homicida, una navaja que el sospechoso llevaba encima y que le confiscó la Policía Local en el momento de la detención.

Lo vieron llorando en la plaza tras el crimen

El cuerpo sin vida de Vicenta Estellés fue levantado al filo de las cuatro y media de la tarde del lunes, por orden de la jueza de Instrucción 2 de Requena, en funciones de guardia, y trasladado al Instituto de Medicina Legal (IML) de València, donde a partir de este martes se le practicará la autopsia.

A falta del estudio forense, los primeros indicios señalan que la muerte de Vicenta debió producirse sobre las 21.00 horas del domingo. De hecho, una vecina de Turís recuerda haber visto a Germán en la plaza de la iglesia, la plaza Madre Gracia, "llorando". Todo apunta a que acababa de cometer el crimen y salió a la calle tras ser consciente de lo sucedido.

Desde ese momento hasta las 5.45 horas, cuando fue a pedir un café al bar de la Casa de la Cultura, se desconoce si permaneció en la calle o si regresó a la casa donde yacía el cuerpo sin vida de su madre. Lo que sí está claro es que por la mañana, antes de su detención, sí estuvo en la vivienda, ya que los vecinos lo vieron fumando en una ventana y más tarde, hablando por teléfono, delante de la puerta.

Se descontroló tras la muerte del padre

Según distintas fuentes consultadas por este diario, la situación clínica de Germán se había descontrolado en los últimos meses, tras el fallecimiento de su padre, quien era capaz de mantener controlado que tomase de manera constante y adecuada su medicación. Era al único, al parecer, a quien hacía caso.

Esa desestabilización se había ido agudizando en las últimas semanas, aunque, al parecer, nadie había dado cuenta a los servicios médicos. Varios vecinos han afirmado a Levante-EMV que "llevaba unas semanas más alterado de lo normal". Hace unos días, protagonizó un altercado en el supermercado. Primero, "se metió con dos extranjeros, que no le hicieron caso porque no le entendían, y luego con un vecino del pueblo".

La dueña del súper incluso dio aviso a la Policía Local, aunque el incidente quedó en nada. Mercedes, residente en Turís, cuenta que "iba hablando solo por la calle. Hablaba hasta con las palmeras".

Agresiones anteriores

Hace unas tres semanas, Ana, otra vecina de Turís, relata que sintió martillazos muy fuertes en su puerta. Eran las 22.45 horas. "Pensaba que alguien intentaba entrar. Estaba muerta de miedo". Esa misma noche, otro vecino lo vio andando por las afueras del pueblo, con el martillo en la mano, y llamó a la Policía Local, a quienes llegó a decir que estaba de vigilancia porque "soy el guardián del pueblo".

Además, el ataque a Vicenta no era el primero, ya que había habido otras agresiones a sus padres, que prefirieron no denunciar. Según aseguran varios vecinos, hace aproximadamente dos años y medio ya hirió con un arma blanca a su padre, “pero no quisieron denunciarlo y a la semana estaba otra vez con ellos”, explica Rafael. De igual modo, Vicenta también había confesado en un establecimiento del municipio que su hijo le había agredido. Fue hace apenas un mes y tampoco hubo denuncia, porque la mujer trataba de evitarle a su hijo las consecuencias que se habrían derivado de un proceso penal.

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