Narcotráfico en l'Horta
La matriarca que dirigía el clan de La Magdalena tenía vigilantes para controlar a la Guardia Civil
El grupo criminal desmantelado en Massamagrell, que vendía todo tipo de drogas al menudeo, blanqueó 263.000 con la compra de deportivos y móviles de alta gama y aún guardaba 120.000 más en efectivo en casa de una pareja mayor
Uno de los 11 detenidos tenía pendientes cinco órdenes judiciales de ingresos en prisión y cuatro de detención

Francisco Calabuig

Solo tres meses le ha costado a los agentes de la Guardia Civil del Área de Investigación de Massamagrell desmantelar un entramado familiar dirigido por una matriarca que había montado un auténtico supermercado de la droga en La Magdalena, una barriada de ese municipio de l'Horta Nord gravemente degradado en los últimos meses por la actividad de ese grupo criminal, que les había permitido ganar una fortuna. De momento, hay once detenidos y uno de ellos acumulaba él solo nueve reclamaciones judiciales: cinco para ingresar en prisión y cuatro para ser detenido, por una diversidad de delitos.
En los registros, además de distintas cantidades de estupefacientes, desde cocaína a marihuana, pasando por cristal y anfetaminas, los guardias civiles les incautaron 116.000 euros en metálico, casi medio kilo de oro procedente del fundido de las joyas con que algunos pagaban la droga, casi medio centenar de teléfonos móviles, abundantes armas blancas prohibidas y hasta un chaleco antibalas.
Según ha informado este martes la Comandancia de València, los once detenidos por los agentes del Puesto Principal de Massamagrell son seis hombres y cinco mujeres de entre 23 y 77 años, y la mayoría pertenecen a un mismo clan familiar. A los arrestados se les imputan los delitos de tráfico de drogas, blanqueo de capitales, grupo criminal, contra la administración de Justicia y robo de vehículos.
Fue a mediados de diciembre de 2024 cuando, según ha explicado el teniente jefe del Puesto Principal de Massamagrell, Alejandro López, se detectó un "incremento notable de la delincuencia: aumentaron en la zona las ocupaciones, las carreras ilegales de vehículos y, sobre todo, proliferó la venta de sustancias estupefacientes". Todo ello supuso, "una rápida degradación del barrio", lo que les hizo poner en marcha la investigación para desmantelar esta organización. Es el inicio de la Operación Mucelar.

Once detenidos de un clan familiar que vendía todo tipo de drogas en Massamagrell / F. Calabuig
Una mujer al mando
Las primeras indagaciones les llevaron a descubrir que era una mujer, una de las matriarcas, la que dirigía con mano férrea el negocio del clan familiar y sin permitirse descansos. "Controlaba todo y a todas horas", explican, el teniente López y el cabo primero Juan Antonio, jefe del Área de Investigación de Massamagrell, responsable del operativo. Dada la "experiencia criminal" de los miembros de la organización, los puntos estratégicos de distribución y 'guardería' se encontraban vigilados las 24 horas del día por diferentes personas, en rigurosos turnos.
No era lo único que vigilaban. La matriarca había ordenado que estuviese bajo control el cuartel de la Guardia Civil, consciente de que si sabía lo que hacían los guardias, podría evitar la acción policial. Este hecho, evidentemente, supuso una dificultad añadida para los investigadores, que tuvieron ser especialmente cautos para no ser descubiertos, pero no les impidió arrestarlos cuando llegó el momento.
Dentro de esas vigilancias a los vigilantes, lo que hacían era colocar ojeadores en el entorno del cuartel para saber cuándo y qué coches salían, a dónde iban las patrullas y quiénes las integraban. ¿Y cómo lo hacían? Sencillo: apostándose durante horas en los bares y esquinas más próximos al acuartelamiento.
Usaron a una pareja mayor para ocultar el dinero
Durante las pesquisas, los investigadores localizaron además la 'guardería', esto es, el escondrijo donde guardaban el dinero que ganaban con el negocio clandestino. La mayor parte de los casi 120.000 euros en metálico, 86.000 para ser exactos, fueron encontrados distribuidos en distintos puntos de la casa de unos vecinos de la matriarca, una pareja mayor, que también acabó detenida como cooperadora necesaria en el blanqueo.
Además del dinero, las estrechas vigilancias a las que se sometió a los sospechosos permitieron a los investigadores confirmar que en la casa donde se vendían las dosis de droga a los toxicómanos se ocultaba un prófugo de la Justicia, miembro del clan familiar. Al fugitivo, pese a su juventud (26 años), le constaban cinco requisitorias judiciales de ingreso inmediato en prisión y cuatro de búsqueda y detención por varios delitos, desde tráfico de drogas a encontronazos con agentes policiales, pasando por delitos contra la seguridad vial.

Guardia Civil
Su detención no fue fácil. Al ver entrar a los guardias, saltó el muro y se ocultó en la casa de al lado. Obviamente, la dueña no quiso abrir a los agentes y, obviamente también, acabó detenida por desobediencia. Así, además de su propio arresto, lo único que consiguió fue que la detención de Monchito se demorase un poco, el escaso tiempo que tardó el juez de Instrucción 4 de Massamagrell, encargado del caso, en emitir una nueva orden de entrada y registro para esa vivienda.
Finalmente, una vez reunidas todas las pruebas, el pasado 12 de marzo, varios equipos de asalto llevaron a cabo cinco entradas y registro en cuatro domicilios, donde entraron de manera simultánea, y una peluquería. Dentro de esos inmuebles, localizaron los 116.000 euros en efectivo, 197,5 gramos de cocaína, 127 de hachís, 8,5 gramos de metanfetamina (cristal), 2,5 kilos de anfetamina y 4,8 de marihuana.
Machetes, navajas de mariposa, puños americanos...
Además, confiscaron 489 gramos de oro por valor de 42.000 euros, una moto robada, tres más de las que se investiga si fueron compradas con dinero del negocio ilegal, dos deportivos -un Audi y un Porsche-, 45 teléfonos móviles -la mayoría de ellos iPhone de última generación-, un chaleco antibalas y una peculiar colección de armas blancas prohibidas: machetes, navajas -entre ellas, varias de mariposa, de las llamadas de entrenamiento; una de ellas rosa metalizado, idéntica a las virtuales del CSGO-, puños americanos, una defensa extensible metálica... Los agentes investigan ahora, no solo la procedencia del dinero con el que adquirieron todas esas armas confiscadas, que también les supondrán las correspondientes propuestas de sanción en virtud del Reglamento de Armas, sino también si han sido empleadas en algún delito violento y en reyertas
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