Condenado a prisión el joven que mató a una menor en Corbera por alardear ebrio al volante

La Audiencia le impone tres años y nueve meses por el homicidio por imprudencia grave, tres delitos de lesiones a los otros ocupantes del coche, conducir bajo los efectos del alcohol y conducción temeraria

El conductor condenado por la muerte de una menor de 15 años cuando alardeaba con el coche en Corbera.

Ignacio Cabanes

València

La muerte de una menor de quince años tras un accidente en Corbera provocado por un joven ebrio al volante, que con tres chicas menores en los asientos traseros del vehículo realizó maniobras agresivas -acelerones, zigzag y todo ello a una velocidad excesiva-, se ha saldado con una condena de tres años y nueve meses de cárcel para el conductor por un delito de homicidio por imprudencia grave, tres delitos de lesiones también por imprudencia grave y un delito contra la seguridad vial, tanto por conducir bajo la influencia del alcohol como por conducción temeraria.

Los hechos ocurrieron en torno a las 1.45 horas del 27 de septiembre de 2020 en un polígono industrial de Corbera, donde el ahora condenado se había desplazado con un grupo de amigos tras haber estado de fiesta toda la tarde en una capea en la localidad de Sueca, con motivo del cumpleaños de un amigo.

La sentencia considera probado que las tres menores, dos de 15 años y una de 16, se subieron a los asientos traseros del vehículo, un Ford Escort, para resguardarse del frío. El acusado, que ahora tiene 25 años, le propuso a un amigo dar una vuelta “para mostrarle el funcionamiento y las prestaciones del vehículo” que le había dejado su tío.

El joven arrancó el vehículo de forma brusca y marcha atrás, provocando que algunos de los jóvenes allí congregados tuvieran que apartarse para no ser atropellados. Y sin dar opción a las tres menores que estaban en la parte trasera para que pudieran bajarse, según remarca el fallo.

La sentencia remarca que el acusado no les dio posibilidad alguna a las menores de bajarse del vehículo

Tras diversos acelerones, y cuando ya iba a culminar la vuelta al polígono, el acusado aceleró el vehículo a una velocidad que casi triplicaba el límite establecido (30 km/h). Debido a ello, unido a la merma de facultades por el consumo previo de alcohol, no pudo controlar el vehículo y derrapó de forma lateral, tras accionar el freno, y acabó colisionando fuertemente contra una palmera.

Solo un cinturón en la parte trasera

Una de las menores que iban detrás, sin cinturón porque el coche solo contaba con uno en la parte trasera, sufrió un grave traumatismo craneal que la dejó en coma. Mireia, de solo 15 años, falleció finalmente el 22 de octubre, casi un mes después del accidente. Las otras dos chicas y el amigo que iba de copiloto sufrieron graves lesiones. Una de ellas también estuvo en coma y tiene el rostro desfigurado como secuela, tras golpearse contra el cristal. Mientras que la otra superviviente presenta lesiones psíquicas graves.

En la prueba de alcoholemia el conductor dio unas tasas de 0’53 y 0,52 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. Si bien no superaba la barrera de los 0,60 mg/l para ser considerado delito, sí que se ha probado la afectación del consumo de alcohol en la conducción. De hecho, el joven presentaba síntomas externos de intoxicación etílica, como así recogió el atestado de la Policía Local de Corbera, -debidamente ratificado en el juicio- como habla pastosa y confusa, pupilas dilatadas, cambios de comportamiento y respuestas repetitivas e incoherentes.

Seis años sin carné

La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Valencia a penas de tres años y nueve meses de cárcel y le prohíbe conducir vehículos a motor durante un plazo de seis años, pena que lleva aparejada la pérdida de vigencia de su permiso de conducir

La Sala ha considerado probado también el delito de conducción temeraria, que solicitaba la acusación particular, ejercida por el letrado Isidro Tormos. La sentencia tiene en cuenta tanto la influencia de la ingesta de bebidas alcohólicas, la velocidad excesiva, la conducción agresiva con maniobras en zigzag y giros bruscos, así como el hecho de haber puesto en peligro no solo a los ocupantes del vehículo sino a los otros jóvenes que estaban en el polígono charlando y bailando fuera de sus vehículos, quienes “tuvieron que apartarse y subirse a la acera para no ser atropellados”.

La posición del cuerpo

Una de las aseguradoras, como responsable civil subsidiaria, trató de acreditar en el juicio que la manipulación del cuerpo de la menor tras sacarla del vehículo pudo influir en el resultado final de su fallecimiento, introduciendo así la posibilidad de la “ruptura del nexo causal”. No obstante, dicha hipótesis quedó totalmente descartada ya que los forenses, e incluso los peritos de parte, aclararon que la posición decúbito prono (bocabajo) en la que fue colocada por una testigo, aunque no era la más adecuada, no influyó en las lesiones craneales previas que le provocaron la muerte.

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