El acusado afirma que no supo que el canónigo estaba muerto hasta 24 horas después del crimen

Miguel V. N. declara por primera vez a voluntad propia e insiste ante el juez que él sacó el dinero, pero que no asesinó al cura

El único encarcelado vuelve a acusar a un temporero colombiano que conoció recogiendo naranjas a finales de 2023

Operarios del retén fúnebre judicial se llevan el cadáver del canónigo, el día que fue encontrado asesinado, en enero de 2024.

Agencia ATLAS

Teresa Domínguez

Teresa Domínguez

València

El único encarcelado hasta el momento por el asesinato del canónigo emérito de la catedral de València Alfonso López Benito, ocurrido en la madrugada del 22 de enero de 2024 en el piso del Arzobispado de València que la víctima tenía cedido en la calle Avellanas, ha insistido ante el juez en la versión que repite desde el instante mismo en que fue detenido, apenas 60 horas después del crimen: que él se había limitado a sacar dinero y comprarse ropa y unas zapatillas con las tarjetas del cura, pero que no fue él quien le dio muerte. De hecho, ha mantenido ante el juez y el fiscal que el crimen lo cometió un hombre de nacionalidad colombiana a quien había conocido como temporero, de quien ha facilitado, desde el primer momento, un nombre, M., y un domicilio aproximado, en un barrio del sureste de Valencia.

Según ha podido saber Levante-EMV de fuentes de toda solvencia, el acusado de haber matado al canónigo, Miguel V. N., compareció a las diez de la mañana de ayer, a petición propia, ante el juez de Instrucción 19 de València, responsable de la investigación judicial desde el inicio, ya que estaba de guardia el 23 de enero de 2024, el día en que el portero de la finca y un amigo de la víctima encontraron el cadáver de López Benito, bocarriba, en su cama vestido solo con un calzoncillo y tapado hasta el pecho con la sábana y la colcha.

Fue a visitar a la virgen a la Basílica

Miguel V. N. fue trasladado a primera hora desde la cárcel de Picassent, donde ingresó por orden judicial el sábado, 27 de enero, tres días después de su detención, a la Ciudad de la Justicia. El reo, que solo quiso responder a las preguntas de su abogado defensor, el penalista Jorge Carbó, declaró por espacio de algo más de 40 minutos en los que fue relatando lo que, según él, pasó entre la noche del 21 de enero, domingo, y el momento de su arresto, en el Hostal Abastos, a 300 metros de la comisaría de Policía Nacional del mismo nombre y a 500 de la Jefatura Superior de Policía donde está la sede del grupo de Homicidios que lo atrapó.

El lado más oscuro de "Don Alfonso", el canónigo asesinado en València

Alfonso López Benito, que tenía 81 años cuando fue asesinado, ataviado con la capa roja durante el Corpus Christi. / AVAN/Alberto Sáiz

El acusado volvió a repetir que ese domingo se fue de casa de su prima, en Torrent, donde había vivido hasta el mes de julio de 2023, para irse a dormir a casa de ese temporero, M. Pero no llegó a hacerlo porque, afirma, cuando iba a coger un autobús para irse al barrio de M., este le llamó a para citarle en la plaza de la Virgen. Mientras hacía tiempo, optó por visitar a la Virgen de los Desamparados en la Basílica porque, asegura, "él es muy católico", y comprarse un kebab, tras lo cual se quedó dormido en el banco de un parque.

El dueño de la tarjeta "estaba dormido"

Sostiene que sobre las cuatro de la madrugada, M. le escribió nuevamente por Whatsapp para citarle en la plaza Alfonso el Magnánimo, donde le entregó un teléfono y dos tarjetas. Ante el juez ha asegurado que desconocía a quien pertenecían esos objetos y que M. le explicó que "eran de un amigo suyo que se había quedado dormido" y que tenía permiso para usarlos. Luego le convenció de que se encargara él de sacar el dinero, para que se cobrase cierta cantidad que le había prestado a M. y que este aún no le había devuelto.

Dentro de esa misma versión, ha explicado al instructor y al fiscal que extrajo el dinero en tres veces, porque el máximo diario eran 600 euros -de hecho, hizo cuatro extracciones, dos de 300, el lunes; y dos más de 600, entre el martes y el miércoles, justo antes de su detención-. De esos 1.800 euros, afirma que le dio a M. 1.000. Primero le habría entregado 600 euros y después, otros 400. Fue durante esa segunda entrega, que según él se produjo a última hora del martes, 22 de enero, cuando ese temporero le habría dicho que "al dueño de la tarjeta no le había visto muy bien" cuando se había ido de su domicilio y que intuía "algo le había pasado". Desde entonces asegura que no lo ha vuelto a ver.

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