Tiroteo en Cádiz

El ruido de los pavos de una finca, detonante de una pelea vecinal que acaba con dos muertos en Zahora

Luis, un habitante conflictivo de 57 años, disparó a su vecino Eduardo, de 58, y se quitó la vida luego

El homicida tenía problemas con el alcohol y encontronazos constantes en el pueblo

El presunto homicida se refgugió en un camping de la zona y se parapetó tras una mesa

El presunto homicida se refgugió en un camping de la zona y se parapetó tras una mesa / Andalucía.org

David López Frías

Luis era, según le cuentan algunos de sus vecinos de Zahora (Cádiz) a EL PERIÓDICO, "un hombre difícil y más en los últimos tiempos". A Luis, de 58 años y apodado El Cachila, le había abandonado su esposa británica, llevándose consigo a un hijo en común. Él, que ya había tenido problemas de alcoholismo, cayó en el pozo. A nadie le sorprendió que la liase de nuevo el pasado fin de semana, pero nadie imaginaba que su último encontronazo acabaría con su vida y la de su vecino.

Las trifulcas de Luis con sus conciudadanos eran constantes en esta pedanía costera del término municipal de Barbate. Especialmente con Eduardo, un vecino de 57 años residente junto a su familia en una finca próxima a la suya. Ambos tenían animales en sus respectivas fincas y estos eran los detonantes de sus enfrentamientos.

Eduardo tenía gallinas, gallos, perros y pavos. Los gritos de estos últimos habían sido motivo de roces entre ambos vecinos en más de una ocasión. En la más reciente, Luis había acusado a Eduardo de que uno de sus perros se había escapado de su finca, había cruzado la linde y le había matado una gallina.

La Guardia Civil recibió un aviso el sábado por la tarde: había aparecido el cuerpo inerte de Eduardo en su propio huerto. Tenía varios impactos de bala, compatibles con disparos de un rifle calibre .22 y una escopeta calibre 12, según consta en las primeras diligencias. El caso fue derivado a la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de Cádiz.

La Feria del Ganado

Según fuentes próximas a la investigación, el homicida había estado la noche anterior en la Feria del Ganado del municipio gaditano de Medina Sidonia. Regrersó al pueblo por la mañana y se encontró a su vecino Eduardo desayunando en una venta. Allí mantuvieron una disputa porque uno de los pavos de Eduardo había estado haciendo un ruido ensordecedor, según se quejaba Luis.

Fue el propio Eduardo, según esas mismas fuentes consultadas por este diario, quien abandonó el establecimiento para evitar que la sangre llegase al río: "Ni Eduardo ni su familia tenían problemas con nadie en el pueblo, pero de Luis ya esperábamos que pudiera liar algo", cuentan los vecinos a este periódico.

Dos policías, en una playa de Cádiz.

Dos policías, en la playa de Zahora (Cádiz) / ARCHIVO / EFE

Tras abandonar la venta, Eduardo se marchó a su casa y se fue al huerto a trabajar. Fue allí donde, creen los investigadores, se plantó Luis. Iba armado, dado que era cazador y tenía licencia de posesión de armas. Según esta línea de investigación, el vecino conflictivo descerrajó varios tiros a Eduardo con dos armas diferentes y se marchó a refugiarse a la sierra, dejando allí el cadáver.

Bajo la hamaca

Fue la esposa de Eduardo la que halló el cadáver de su marido bajo la hamaca del huerto. Ella puso los hechos en conocimiento der las autoridades, poniéndoles sobre la pista de que su marido había sido amenazado en algunas ocasiones por su vecino. El Diario de Cádiz asegura que un día antes de la tragedia, Luis se había puesto en contacto con su ex vía telefónica para avisarle de que iba a quitarse la vida.

La Guardia Civil se personó en casa de Luis. Estaba vacía, igual que las fundas de dos de las armas con las que cazaba: una escopeta y un rifle Winchester. También había unas manchas de sangre que están pendientes de analizar para saber si correspondía a Eduardo.

Sea como fuere, Luis se había echado al monte, literalmente. En vistas de la situación, la investigación organizó sobre la zona rural del municipio un amplio despliegue que incluyó siete patrullas de la Compañía de Vejer, unidades caninas de la Guardia Civil, el Equipo Pegaso equipado con drones, efectivos de Policía Judicial y un helicóptero de la Unidad Aérea procedente de la Base Aérea de Rota.

Dos disparos

El dispositivo detectó, sobre las 9 de la mañana del domingo, un disparo que procedía de una zona de acampada donde, sospechaban, el presunto homicida se había atrincherado. Experto conocedor de la zona, Luis se había hecho fuerte en un espacio en el que se había camuflado, tras una mesa grande de un camping.

Desde allí descerrajó un tiro que los investigadores no descartan que los tuviese a ellos como objetivo. En vistas de la respuesta agresiva del fugitivo a su cerco, las mismas autoridades trataron de disuadir a Luis para que depusiera su actitud, pero no consiguieron que saliese de su escondrijo. Minutos después se escuchó un segundo disparo. Luego, el silencio.

Varios de los efectivos que integraban el dispositivo de búsqueda fueron los primeros en avanzar hasta el punto en el que se encontraba Luis. Cuando llegaron, hallaron su cuerpo sin vida tras haberse pegado un tiro con su propia escopeta. Aunque todos los flecos parecen aclarados, el Instituto Armado prosigue con su investigación y, al cierre de esta edición, aún no la ha dado por cerrada.

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