A prisión el asesino convicto detenido por matar y hacer desaparecer al hotelero de Bocairent

Antonio C. B., que solo ha querido contestar a las preguntas de su abogado, mantiene su inocencia y niega relación alguna con el crimen pese a las evidencias

La Guardia Civil centra sus esfuerzos en localizar el cuerpo de Enrique G.P., en paradero desconocido desde finales de mayo

A prisión el asesino convicto detenido por matar y hacer desaparecer al hotelero de Bocairent

Agustí Perales Iborra

Teresa Domínguez

Teresa Domínguez

València

Antonio C. B., el asesino convicto detenido este viernes por el asesinato empresario de 77 años desaparecido desde finales de mayo en el hotel rural de su propiedad, en Bocairent ya está en prisión. Así lo ha decretado este domingo el juez decano de Ontinyent y titular del Juzgado de Instrucción 4 de la capital de la Vall d'Albaida, en funciones de guardia, a instancias de la Fiscalía y de la acusación particular, tras recibir al arrestado, que se ha negado a colaborar como ya hizo durante la declaración ante el grupo de Homicidios de la Guardia Civil este sábado en la Comandancia de València.

El magistrado ha adoptado la decisión tras analizar el atestado de los investigadores, en el que se detallan las razones que llevaron a su detención este viernes en una caseta de Bocairent, propiedad de sus padres, donde vivía desde hacía años, y tras escuchar a la fiscal y al abogado de la familia de Enrique, el letrado de Gandia Vicent Estruch, que han solicitado prisión, en ambos casos por el asesinato del empresario.

Sus abogados defensores, contratados por la familia del acusado, han solicitado la libertad porque, mantienen, su cliente nada tiene que ver con los hechos, a pesar de los importantes indicios contra él reunidos por los agentes de Homicidios en apenas una semana.

Según la información a la que ha tenido acceso Levante-EMV, Antonio C. B., de 42 años y con una condena ya cumplida por matar a un amigo suyo en 2008 mientras veían porno, solo ha querido declarar a las preguntas de sus abogados, en las que ha venido a responder, básicamente, que él no sabe nada de la desaparición de Enrique, a quien conocía perfectamente porque estuvo tiempo trabajando para él en el hotel rural donde presuntamente lo mató a cuchilladas a primera hora del 28 de mayo pasado, y que él no lo ha matado.

Así es el acusado: intento de agresión, amenazas e insultos

Una vez notificado al reo el auto de prisión provisional, comunicada y sin fianza por un delito de homicidio, el asesino convicto fue escoltado por dos agentes de la Guardia Civil, con la cabeza tapada con su propia camiseta, desde el juzgado al furgón, para ser llevado directamente a la cárcel de Picassent. En ese corto trayecto, Antonio C. B., que se ha negado a colaborar en el hallazgo de su víctima, se ha dedicado a intentar agredir, a amenazar de muerte y a insultar gravemente al redactor gráfico de Levante-EMV.

Los agentes del grupo de Homicidios de la Comandancia de València lo tenían en el punto de mira desde el momento mismo en que una hija de la víctima denunció la desaparición en extrañas circunstancias de su padre el sábado, 31 de mayo. Sin embargo, tuvieron que esperar para detenerle hasta recibir los resultados del análisis del ADN y de otras evidencias halladas tanto en la casa y como en el coche de la víctima, y que confirman la implicación del sospechoso en el crimen.

Antonio C. B., natural de Ontinyent, había huido de su lugar de residencia habitual, la caseta de sus padres en Bocairent, nada más producirse los hechos, pero, tras permanecer oculto unos días, había regresado. Homicidios lo sabía y le había tomado declaración en un par de ocasiones, pero no lo arrestó en esa misma casa, en Bocairent, hasta este viernes, tras la llegada de los resultados de Criminalística.

¿Dónde está el cuerpo?

Ahora, los esfuerzos y la prioridad de la Guardia Civil es encontrar, por sus medios, el cuerpo de su víctima, dada la nula intención de colaborar de su presunto asesino, lo que acrecienta el dolor de sus hijos y su mujer, que tenían la esperanza de que el sospechoso hablase.

Nada más lejos de la realidad, su actitud, en estas 48 horas en que ha estado detenido, ha sido de chulería y suficiencia, negando en todo momento su implicación en el caso y retando a los agentes a demostrar lo contrario. Los 15 años que ha pasado en prisión parecen haber forjado una personalidad dura y contraria a cualquier gesto de humanidad.

El principal sospechoso de la desaparición del hombre de 77 años de Bocairent fue condenado a 10 años de cárcel por matar a otro empresario

Levante-EMV

Desde el inicio, las piezas con las que ha trabajado Homicidios eran un okupa (Antonio C. B.), un coche robado, una denuncia, un sospechoso y, tres semanas después, la desaparición del empresario de Ador (la Safor) Enrique G. P., de 77 años. Y en el centro de todo, un único escenario: el hotel rural San Isidro, cerrado desde hace dos años por quiebra y a la venta en varios portales inmobiliarios, en cuyo salón han sido encontrados restos de sangre poco compatibles con la vida de su dueño.

Se topó con un okupa en el hotel

Son las piezas con las que ha tenido que trabajar la Guardia Civil de València para ensamblar el puzle y que no auguraban un final feliz para su principal protagonista, el dueño del hotel. Hasta este momento, todavía no hay rastro de su paradero; aunque ya sí del considerado como principal sospechoso, un ex convicto de homicidio, Antonio C. B., de 42 años, condenado en 2008 por el asesinato a cuchilladas de un joven de 23 años en el pub de este en Muro (el Comtat) cuando víctima y agresor tomaban una copas y veían porno, tal como adelantó Levante-EMV.

Todo comenzó a principios de mayo, concretamente durante el primer fin de semana, coincidiendo con el puente del Día Internacional de los Trabajadores y del Día de la Madre. Enrique, que reside con su familia en Ador, solía desplazarse frecuentemente hasta el hotel, en término de Bocairent aunque se encuentra más cerca del casco urbano de Banyeres, e incluso pasaba días enteros en él, precisamente porque estaba preocupado por si alguien lo ocupaba ilegalmente. Y ese fin de semana, según denunció, ese temor se hizo realidad.

La Guardia Civil busca a un empresario de Bocairent de 77 años desaparecido casi una semana

Agustí Perales Iborra

¿Dónde está el Opel Astra de Enrique?

Ese domingo, día 4, Enrique se desplazó al hotel, estacionó su coche en la puerta, un Opel Astra, como hacía habitualmente, y entró. Aunque al principio no se dio cuenta, cuando ya estaba en el interior, escuchó ruidos en una de las habitaciones (el establecimiento podía llegar a albergar hasta 50 personas). Sus voces pusieron en fuga al extraño, a quien Enrique afirma que no llegó a ver. Al revisar el hotel, encontró uno de los dormitorios con señales evidentes de que alguien lo había estado usando, alguien que se dejó incluso ropa y algunos enseres personales en esa precipitada huida.

Lo siguiente fue escuchar el motor de su coche. Aunque acudió enseguida, no pudo evitar que se lo robaran, afirmaría después en la denuncia, en la que explicó que la llave de repuesto del Astra se encontraba en el hotel y que el ladrón debía haberla visto durante el tiempo que permaneció en el establecimiento, así que la cogió y huyó con ese vehículo, que a día de hoy, cuando ha pasado más de un mes, aún no ha sido localizado pese a que se encuentra en busca para todas las policías del país.

Aunque el empresario no pudo llegar a ver a ese okupa, el hombre ya apuntó en su denuncia -y sus hijos lo señalan ahora, tras la desaparición del padre- que la principal sospecha es que se tratase de Antonio C. B., el asesino confeso y convicto de Carlos M. N., el jovencísimo propietario del pub Sunrise de Muro al que mató en la madrugada del 19 de julio de 2006 durante una discusión.

¿Y por qué sospechaban de él? Porque Enrique afirmaba que había sorprendido a Antonio ya en dos ocasiones robándole y había cruzado unas cuantas palabras con él por ese motivo. Ahora, el ADN ha confirmado las sospechas.

Lo tuvo de camarero y 'manitas'

Según la información que este diario ha logrado confirmar con fuentes de toda solvencia conocedoras de esos incidentes, Antonio había estado trabajando para Enrique G. P., como camarero y también realizando arreglos y mantenimiento, tanto mientras el hotel funcionó como centro de turismo rural como después, cuando cerró sus puertas. Al parecer, ambos robos (o intentos de robo) se habrían producido después de la quiebra.

El ahora detenido, que será interrogado de inmediato para poder localizar el cuerpo de Enrique, se convirtió en el principal sospechoso de haber acabado con la vida de Enrique, dada la sangre encontrada en el salón del hotel y en el maletero del segundo coche de la víctima, un Volkswagen Gol azul oscuro que una de las hijas le había conseguido mientras aparecía su Astra -algo que aún no ha ocurrido- y en el que parece que fue trasladado Enrique tras sufrir la agresión, dados los vestigios encontrados.

Ese coche, tal como ha adelantado en exclusiva Levante-EMV, fue encontrado, perfectamente estacionado y cerrado con llave, en un aparcamiento de Bocairent, el domingo por la noche. Fue el lunes cuando especialistas en Criminalística encontraron manchas de sangre tanto dentro del maletero, como en el exterior del coche. Todos los restos hemorrágicos -son salpicaduras en proyección- están siendo procesados en busca de ADN, tanto de la víctima como del supuesto autor.

La Guardia Civil busca a un empresario de Bocairent de 77 años desaparecido casi una semana

Agustí Perales Iborra

Las gafas y el móvil estaban en la casa

El vehículo fue analizado en el cuartel de la Guardia Civil de Xàtiva, adonde fue trasladado tras haber sido localizado en Bocairent, mientras que el hotel rural, montado hace una década en la masía San Isidro de la que heredó el nombre y hoy en venta, fue inspeccionado a lo largo del martes por agentes de Criminalística de la Comandancia de València.

Por lo que respecta al domicilio, en este caso el hotel rural, los restos de sangre estaban en una pared y en un sofá, en el salón, y todo apunta a que se trataría de sangre del empresario. Además, los agentes encontraron en la casa las gafas de Enrique, de las que no se separaba jamás, y su teléfono móvil, apagado y sin batería, lo que dificulta su búsqueda, ya que no hay manera de geolocalizarlo.

DOCUMENTO. Así contó Levante-EMV en 2006 la detención de Antonio C. B., tras entrgarse y confesar que había matado al dueño del pub de Muro.

DOCUMENTO. Así contó Levante-EMV en 2006 la detención de Antonio C. B., tras entrgarse y confesar que había matado al dueño del pub de Muro.

La última persona que tuvo contacto con Enrique fue una de sus hijas, quien habló con él por teléfono el martes, 27 de mayo. La conversación transcurrió con normalidad. Dos días después, el Volkswagen Golf fue visto conduciendo de manera errática y temeraria por Banyeres, a solo unos kilómetros del hotel. La Policía Local de ese municipio trató en vano de darle el alto, por lo que no se pudo comprobar quién conducía, pero la Guardia Civil cree, con bastante firmeza, que ya no era el hotelero, sino su agresor. De hecho, tras el hallazgo de la sangre en el maletero, todo hace pensar que en ese momento, cuando se produjo el incidente con la policía local, el sospechoso llevaba a su exjefe en el maletero rumbo a un lugar aún no determinado.

Sin embargo, la alerta no saltó hasta el sábado por la tarde, cuando la hija se presentó en el hotel porque su padre no respondía a las llamadas y no daba señales de vida. Al llegar y ver que el coche no estaba, empezaron a preocuparse seriamente y acabaron llamando a la Policía Local, que tuvo que acceder rompiendo la puerta. Fue entonces cuanto vieron los efectos personales de Enrique, sobre todo las gafas y el móvil, de los que jamás se separaba, y poco después las manchas de sangre, y llamaron a la Guardia Civil temiéndose lo peor.

València,Bocairent. CTR VLC Hotel rural San Isidro de Enrique García Penalba empresario de 77 años de edad desaparecido hace una semana

Exterior del Hotel rural San Isidro de Enrique G. P., el empresario de 77 años de edad desaparecido hace una semana en Bocairent. / Agustín Perales Iborra

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