Pederasta
Condenado a 52 años de cárcel por todo tipo de agresiones sexuales a su hijastra desde los 6 a los 13 años
El depredador sexual grababa a la niña y amenazaba con publicar las imágenes si rompía el silencio
La acusación particular destaca que se trata de "la condena penal más alta" impuesta hasta el momento en la Comunitat Valenciana en una causa de agresión sexual a menor de 16 años

Imangen recierte de la Audiencia Provincial de Valencia / EFE

La infancia de una niña de un municipio de la comarca de Camp de Túria, que este diario no revela para proteger el anonimato de la víctima, quedó marcada de por vida cuando apenas tenía seis años. Su corta edad y su situación de indefensión y vulnerabilidad no impidieron que el marido de su madre, con el que convivía en el domicilio familiar, le agrediera sexualmente durante siete años. Unos abusos que empezaron con besos y tocamientos mientras ella dormía y que, con el paso del tiempo, derivaron en violaciones que el pederasta grababa en vídeo y que almacenaba en una nube en Internet. Estas imágenes las empleaba para extorsionar a la niña, a la que amenazaba con publicarlas en Internet si rompía su silencio y se lo contaba a alguien.
Durante el juicio celebrado este lunes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Valencia, el acusado de cinco delitos de agresión sexual, uno de ellos continuado, y otro de posesión de pornografía infantil para uso propio ha reconocido todos los hechos que cometió entre 2017 y 2023, desde que la menor tenía seis años hasta que cumplió los trece, y ha aceptado una pena de 52 años de prisión, nueve menos de los que solicitaba inicialmente en Ministerio Fiscal. Se trata de "la condena penal más alta" impuesta hasta la fecha en la Comunitat Valenciana por una causa de agresión sexual a menor de 16 años, tal y como ha remarcado la acusación particular, ejercida por la letrada Rosa Torrijos.
La obligaba a posar desnuda
La sentencia, definitiva y leída in voce tras el acuerdo de conformidad alcanzado entre las partes, condena a Ricardo V.M, de 53 años de edad, a once años de cárcel por el delito de agresión sexual continuado por, entre finales de 2017 y principios de 2018, subir a la habitación de la niña aprovechando que su mujer, y madre de la menor, dormía para meterle mano.
Según ha admitido ante la Sala, durante ese entraba en el cuarto de la menor para darle besos y tocarle todas las partes del cuerpo mientras la niña dormía. Los abusos fueron incrementando de intensidad a medida que pasaba el tiempo, llegando a obligarle a practicarle sexo oral. Además, con distintas cámaras colocadas estratégicamente en distintos puntos de la habitación, grababa a la niña mientras la desnudaba y le obligaba a hacer poses sexuales.
A medida que avanzaba el tiempo la niña comenzó a ser consciente de la gravedad de los hechos de los que estaba siendo víctima. Así, empezó a negarse a que su padrastro le tocara. Sin embargo, este le obligaba a hacer lo que le pidiera bajo la amenaza de publicar en Internet todas las fotos y vídeos que tenía grabadas de ella, en las que aparecía desnuda. También la extorsionaba con hacerlo si contaba lo que le hacía.
Le decía "vamos a jugar"
A partir de 2021, cuando la niña cumplió los diez años de edad, el ahora condenado empezó a obligar a la menor a mantener relaciones sexuales, llegando a consumar cuatro de ellas con acceso carnal. De ahí que el Tribunal le haya condenado ahora a diez años de cárcel por cada una de ellas. La primera se produjo cuando el padrastro pidió a la niña que fuera a su habitación para "hacer algo que nos va a gustar mucho a los dos". El violador, que instaló cámaras para grabar la violación, desnudó a la niña y la penetró.
Dos años más tarde, en enero de 2023, aprovechando que la madre se había ido de comida y que sus dos hermanos pequeños, de dos y seis años se durmieron la siesta, el pederasta llevó a la niña nuevamente a la habitación y le dijo "vamos a jugar". La menor, que ya empezaba a ser consciente de la gravedad de lo que le estaba pasado, se negó, pero su padrastro le dijo que si no lo hacía publicaría todo el material pornográfico que le había grabado. Así, amedrentada, la niña finalmente accedió, mientras el depravado capturaba en vídeo la violación.
En enero de 2023, fue a recogerla al instituto y, aprovechando que la madre no estaba y que sus hermanos estaban dormidos, la volvió a violar con la misma mecánica, tomándole fotos con posturas sexuales cuando terminó el sexo. La última agresión se produjo a principios de febrero de ese mismo año en idénticas circunstancias.
Más de 5.900 fotos y vídeos
Según ha admitido el pederasta, para capturar las relaciones sexuales no consentidas ponía varías cámaras para obtener distintos puntos de vista de la violación. En total, el condenado disponía de un archivo en una nube virtual con más de 5.900 fotos y vídeos sexuales en los que aparece mayoritariamente la menor. En muchos de ellos aparece el condenado violando a la niña. Por este delito el hombre ha sido condenado a un año de prisión.
La madre de la niña, que hasta entonces no sabía nada de lo que estaba pasando, denunció a su marido después de que este mordiera a su hija en el brazo izquierdo al negarse a mantener relaciones sexuales. Un día después de ser arrestado, el juez acordaba su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza hasta la celebración del juicio. Ahora, el hombre ha sido condenado a 52 años de cárcel por cinco delitos de agresión sexual a menor de 16 años, uno de ellos de manera continuada, y otro delito de posesión de pornografía infantil para uso propio. Además, deberá indemnizar a su víctima con 50.000 euros por los daños psicológicos y morales ocasionados, un importe que deberá indemnizar en un plazo máximo de 30 días y que el acusado, con una tranquilidad abrumadora durante todo el juicio, se ha comprometido a abonar "en los próximos días", una vez complete la venta de una casa.
Retirada la custodia de sus hijos
El pederasta confeso, además, no podrá comunicarse ni aproximarse a menos de 1.000 metros de la menor por un plazo de 39 años y se le ha retirado la patria potestad de sus dos hijos, menores de edad, durante otros 20 años. Ese mismo periodo es el que ha sido inhabilitado para el ejercicio de cualquier profesión u oficio, remunerado o no, que conlleve contacto regular y directo con menores de edad, y el tiempo que permanecerá en libertad vigilada, medida a cumplir con posterioridad a la pena privativa de libertad, que en ningún caso superará los 20 años de cárcel.

Vista general de la Ciudad de la Justicia de València. / Patricia Salvador/Efe
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