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Crecimiento urbanístico

La "burbuja" de los setenta fue peor

Durante el desarrollismo franquista y en los 80 se edificaron hasta cuatro veces más viviendas en toda la Ribera que a lo largo del período especulativo de los PAI

La "burbuja" de los setenta fue peor

­La aprobación de PAIs por parte de los ayuntamientos como quien hacía churros, las tramposas facilidades de financiación por parte de las entidades bancarias, la compra de terrenos a precios desorbitados, el posterior estallido de la burbuja inmobiliaria y los devastadores efectos que este «crack» sin precedentes todavía hoy sigue provocando sobre la economía española han generado en el imaginario colectivo la creencia de que la década pasada, conocida como la del «boom» de la construcción, fue poco más que una orgía de ladrillo y hormigón que arrasó con el territorio de la comarca del Xúquer.

Lo bien cierto es que aunque se construyó, y mucho, fueron más las casas proyectadas en los famosos programas urbanísticos (unas 60.000, aproximadamente) que las que realmente llegaron a ejecutarse. Con las estadísticas oficiales sobre la mesa, hubo otros períodos anteriores durante el siglo XX en la Ribera en los que se levantaron muchísimas más viviendas y se ocuparon más tierras que en otros momentos fueron espacios naturales o se destinaron al uso agrícola.

De hecho, y aunque parezca paradójico, el período 2001-2011 es en el que menos edificaciones se erigieron en la comarca en comparación con las cinco décadas previas, a tenor de los datos del Censo de Población y Viviendas del Instituto Nacional de estadística (INE). Durante estos años se construyeron 15.861 residenciales, cifra muy inferior a los 40.327 de los años 70, cuando la Ribera experimentó su verdadero gran boom del ladrillo. Incluso en la España gris de los 50, con el país tratando de recuperarse de la posguerra bajo la dictadura franquista, se llegaron a impulsar más casas, concretamente 18.554.

Fue precisamente a partir de ese momento cuando el sector de la construcción inicia una tendencia ascendente que tiene en los 60 también uno de sus períodos de mayor actividad con 32.006 nuevos inmuebles.

También en los 80 se superaron con creces los registros de la pasada década al cifrarse en 21.994 los inmuebles de nueva construcción y desde 1991 a 2001 fueron 20.700 los que cataloga el INE.

Compras frente a especulación

El importante crecimiento poblacional experimentado durante las décadas del desarrollismo franquista, la entrada de divisas de los emigrantes ribereños en el extranjero y el afloramiento del sector turístico en Cullera son los principales factores que explican que en aquellos momentos se llegaran a construir tantas casas.

Y se edificaban porque, efectivamente, se vendían. Pese a que las facilidades hipotecarias no eran tan tentadoras como las de la primera década del siglo XXI, los precios de las viviendas eran más asequibles para las economías familiares de entonces.

Por otra parte, el desarrollo industrial de municipios como Alzira y la llegada de la factoría Ford a Almussafes, con el consiguiente aumento del número de forasteros procedentes de otras regiones españolas, constituirían puntos clave para comprender el porqué la economía real aumentó la demanda de hogares.

Contrariamente, la expansión del sector de la construcción desde la aprobación de la ley del suelo por parte del Gobierno de José María Aznar se basó en la especulación, lo que dio pie a la compra de terrenos a precios irreales para revenderlos por cantidades todavía más altas, lo que acabó encareciendo el precio de las viviendas, fenómeno apoyado en la facilidad de concesión de créditos hipotecarios y los bajos intereses que se ofertaban.

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