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Mondúber

Los mil caminos a la atalaya de la Safor

Cientos de personas suben cada fin de semana al Mondúber, un punto que ofrece las mejores vistas de la comarca y que abre rutas naturales etnológicas y arqueológicas

Los mil caminos a la atalaya de la Safor

La altura máxima de la comarca de la Safor se sitúa en el monte del mismo nombre, en el término municipal de Villalonga, muy próximo al de la Vall de Gallinera. Pero es la segunda cima de esta comarca la que, por muchas razones, presenta el mayor atractivo. En primer lugar por su fácil acceso. En segundo porque constituye una auténtica atalaya en el centro de la Safor con vistas impagables a los cuatro puntos cardinales. Y el tercero porque son muchas las rutas que pueden seguirse para alcanzar ese punto, elevado a 841 metros sobre el nivel de un mar que, mirando a levante, queda a los pies del observador.

Al Mondúber se puede subir desde cualquiera de los municipios que comparten territorio con el macizo montañoso que corona. Desde Gandia, Xeresa, Xeraco, Tavernes, Benifairó, Simat y Barx las sendas ascienden, en distintos grados de dificultad, hasta la base de las antenas que afean el punto más alto de la pirámide. Lo más sencillo, y lo que hacen la mayoría de paseantes, es subir desde la Drova, en el término de Barx, o desde el centro de interpretación Parpalló-Borrell, en el término de Gandia. En ambos casos se recorre la cara sur, de manera que hay que ir preparados para protegerse del sol en los meses en que el calor aprieta, pero tiene la ventaja de ser el camino más corto y el que eligen grupos y familias con niños.

Desde los otros municipios las decenas de rutas que se pueden seguir son mucho más largas y el desnivel acumulado se dispara. Exceptuando Barx, salir desde cualquiera de los pueblos citados obliga a varias horas de ruta, pero en todos los casos los caminantes van a encontrarse con sendas bien conservadas, fuentes y espacios donde descansar que ofrecen panoramas

que alimentan: Al norte, la Serra de Corbera, con les Agulles en primer plano. Al este la costa, desde Valencia hasta el Montgó, con el marjal de la Safor. Al sur se dibujan las sierras montañosas que recorren el territorio en sentido este-oeste y cuyas alturas impiden ver los valles donde se asientan los pueblos. Al oeste, todo el interior valenciano y las primeras estribaciones que desembocan en la inmensa llanura de la Mancha castellana.

Los forestales que vigilan en todas direcciones de esa vasta extensión para detectar incendios se encuentran con los caminantes que, casi todos los días, acuden allí, y son muchos más los fines de semana.

Desde hace un año el tráfico pedestre se ha incrementado gracias a la apertura al público de la Cova del Parpalló, situada muy cerca del punto de donde parten la mayoría de visitantes. La cavidad, un santuario en el que vivieron hombres primitivos durante miles de años, puede visitarse previa inscripción, y es otro aliciente más para anotar esta ruta en la agenda.

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