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Carta Magna republicana

La gemela olvidada de la Constitución tricolor

Moncada descubre en la vieja fábrica de seda de Garín, actual Museu de la Seda de la localidad de l´Horta, una de las dos réplicas conocidas de la Carta Magna de 1931

La gemela olvidada de la Constitución tricolor

­Esta es una historia de libros prohibidos, giros inesperados y derechos reivindicados. Arranca en 1931 en la Puerta del Sol, con miles de personas celebrando la llegada de la II República, y termina casi 85 años después, a 360 kilómetros, en Moncada. Para situar el origen del camino del libro que hoy luce el municipio de l'Horta hay que remontarse a 1932.

Por aquellos días, el Gobierno de la República encargó realizar copias en facsímil del lujoso original de la Carta Magna de 1931 como regalo a las diputaciones. El Gobierno estaba orgulloso de su obra. Le situaba en la vanguardia europea de derechos civiles, concediendo el voto a las mujeres, legalizando el divorcio, separando el Estado de la Iglesia: «España ha dejado de ser católica», había proclamado Azaña.

Una de esas «gemelas» de la Constitución, misteriosamente, terminó «enterrada» en un húmedo cuarto de la Fábrica de Seda Garín, en Moncada. Hace poco, el libro volvía a ver la luz cuando la responsable del nuevo Museu de la Seda, que es en lo que se ha reconvertido la fábrica, lo descubría mientras catalogaba el inmenso archivo de telas, bocetos y libros antiguos. Ahí terminan las certezas: un punto inicial, Madrid, y un punto final, en Moncada. ¿Qué pasó en ese viaje de 85 años?

La primera página, arrancada

«Es difícil saberlo», apunta la conservadora Arabella León, que reconoce que sólo tiene «hipótesis». Tras las pesquisas realizadas, ha llegado a la conclusión de que Mariano Marín Garín, bisabuelo de la actual gerente y al frente de la fábrica en aquellos años, tuvo ciertos vínculos con la República. La memoria familiar lo sitúa entre los asistentes a la explosión de júbilo en Madrid en abril del 31, tras las elecciones que desembocaron en la República.

Se sabe también que la fábrica proveyó de uniformes y paracaídas al Ejército. La última pista es definitiva: toda la tela del libro, las guardas, contraportadas, las páginas que separan la ley de las imágenes conmemorativas, es de Garín. Incluso han localizado en la fábrica el dibujo del diseño de la guarda.

Por algún motivo, probablemente sentimental, Mariano decidió conservar en la fábrica una de las réplicas de la Constitución, ese «libro prohibido» que en plena posguerra podía poner en serios problemas a quien la custodiara. Un detalle: la primera página de la edición fue arrancada. Tal vez fue un regalo del Gobierno al artesano encargado de las reproducciones conmemorativas; tal vez contenía la dedicatoria de alguna personalidad destacada, allá por 1937, cuando la capital de la República se instaló en Valencia.

De un modo u otro, la edición terminó sepultada en la fábrica, hasta su exhumación en 2014. «Me volví loca. No esperaba encontrar esto», reconoce León. Tras múltiples consultas, incluido el Congreso, hoy solo tiene constancia de la existencia del original protegido en la Cámara baja, una copia de un particular en Valladolid y esta. ¿Y el resto? O destruidos o víctimas del expolio de la posguerra. Su precio puede alcanzar hoy miles de euros.

La restauradora Miriam Rodríguez se ha encargado de reparar la obra. Sus problemas más urgentes eran la gran deformación del cuerpo central por efecto de la humedad, con hongos; los metales ennegrecidos, especialmente el broche de cierre con el detalle del león del Congreso; la degradación de la piel; la rotura del registro con los colores de la bandera tricolor y esa primera página arrancada, que fue reconstruido a partir del original del Congreso.

Símbolo de lucha feminista

El descubrimiento emocionó al Ayuntamiento de Moncada, por su «valor patrimonial e histórico», apunta la alcaldesa Amparo Orts. De hecho, Orts convirtió la presentación de esta obra, esta semana, en un acto feminista. En recuerdo de la diputada Clara Campoamor, y también en homenaje a tres mujeres de Moncada que ejercieron el derecho a voto en 1934. «Los ciudadanos de uno y de otro sexo, mayores de 23 años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes», consagra el artículo 36. Esta «gemela olvidada» de la Constitución del 31 será custodiada por el ayuntamiento. En breve será expuesta en una vitrina, para su adecuada conservación, en un lugar de honor de la casa consistorial.

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