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Administración

La gran jubilación

Más de 15.000 funcionarios locales y autonómicos se retiran esta legislatura - Su entrada masiva en 1979 a ayuntamientos y diputaciones explica que del 10 al 15 % de sus plantillas llegue ahora a los 65 años

La gran jubilación

1. «Benifuncionariet» envejece. Si juntamos a todos los funcionarios locales, provinciales, autonómicos, universitarios y estatales que trabajan en la Comunitat Valenciana y los empadronamos en un pueblo ficticio „una especie de Benifuncionariet„, su población alcanza las 224.252 personas. Sería la cuarta ciudad más numerosa de todo el territorio valenciano, pisándole los talones a Elx y muy por delante de Castelló. Sin embargo, arrastraría un lastre propio de los pueblos diminutos y en vías de extinción: abundan los mayores y apenas hay reemplazo poblacional. «Si continuamos a este ritmo, en sólo diez años la Generalitat no será viable. Ninguna empresa podría aguantar así», resume una fuente oficial de la Administración autonómica. Benifuncionariet llenaría sus residencias y entraría en coma laboral.

No sólo en el Consell, sino en el cuerpo administrativo de las instituciones públicas valencianas „diputaciones, ayuntamientos y Generalitat„ se inicia esta legislatura un proceso de cambio de guardia laboral. Una jubilación en masa. Es la consecuencia natural y biológica de un hecho muy simple: a partir de 1979, con la formación de los primeros ayuntamientos democráticos y, por consiguiente, de las primeras diputaciones elegidas por el pueblo, desembarcaron en consistorios e instituciones provinciales una legión de jóvenes. Han pasado 36 años de aquella fecha. A quien entró con 25 años en ese momento hoy tiene 61. Y esta legislatura alcanza su jubilación. Aunque con un ligero retraso, la Generalitat „refundada en 1982 y con primeras elecciones en 1983„ ya está sufriendo este problema de plantillas envejecidas. La gran jubilación pública ya ha empezado y el efecto bola de nieve la va a multiplicar.

Según los datos recabados por Levante-EMV de cada administración, en la actual legislatura se producirán más de 15.000 jubilaciones de empleados de la Generalitat, los ayuntamientos y las tres diputaciones provinciales. El panorama será incluso peor en el siguiente mandato. Porque el 48 % del personal del Ayuntamiento de Valencia tiene más de 50 años; el 40 % de los trabajadores de la Administración de la Generalitat supera los 53 años; y el 55 % de la Diputación de Castelló rebasa los 50 años.

2. La «segunda Transición». Es imposible averiguar la situación general en los ayuntamientos. La Federación Valenciana de Municipios y Provincias no dispone de datos. Que sus plantillas son envejecidas lo sabe cualquier responsable político. Tomemos el Ayuntamiento de Valencia, el mayor de todos. Dispone de 4.710 empleados a fecha de hoy. El 48% del total „2.254„ tiene más de 50 años. Y el personal que está previsto que se jubile durante el actual mandato político (2015-2019) alcanza los 525 trabajadores. Supone el 11,2 % de la plantilla total. Al final serán más, porque las jubilaciones anticipadas se están extendiendo con mucha frecuencia, según aclaran fuentes municipales. A falta de cifras por cada población, si el parámetro del Ayuntamiento de Valencia se reproduce en cada uno de los consistorios valencianos (donde trabajan 53.525 empleados públicos), las jubilaciones de aquí a 2019 rozarán las 6.000. Está al caer „presupuesto mediante„ la segunda Transición en la plantilla de los ayuntamientos.

3. «Patanegras» en retirada. La Generalitat Valenciana cuenta con 127.824 trabajadores. Su Administración General „la auténtica maquinaria de la Generalitat, la que se distribuye por todas las conselleries (sanitarios y docentes al margen)„ suma 15.986 funcionarios. De ellos, 1.238 empleados se jubilan entre 2015 y 2018. Es el 7,7 % de la plantilla sin contar las de 2019. Para la siguiente legislatura, la previsión es que las bajas por jubilación crezcan de forma exponencial. No es sólo una cuestión de bulto, numérica. En algunos servicios muy especializados se perderá la experiencia de altos funcionarios de los que están toda la vida y saben mucho más que el conseller de turno. Los que sostienen departamentos. Hay 2.723 altos funcionarios de grupo A y B en la Administración de las conselleries que superan los 53 años.

Más allá de las fronteras de la Administración General, la Generalitat maneja una bolsa importante de próximas jubilaciones en la Conselleria de Sanidad. Hay 6.224 trabajadores suyos que en los próximos cuatro años cumplen los 65, más aquellos que se acojan a la jubilación voluntaria. Constituye el 12,1 % de la actual plantilla. Como advierte el sindicato CSI·F, «más del 50 % de los médicos de algunas especialidades, como cirugía ortopédica, radiodiagnóstico y traumatología, supera los 55 años».

En Educación el problema es menor. Entre 2015 y 2019 habrá 885 empleados que cumplan los 65 y otros 5.718 que llegarán a los 60, una edad a partir de la cual es frecuente la jubilación. Ocho de cada diez trabajadores del sector educativo se retiran antes de los 65. En Justicia, según el CSI·F, el 60 % de la plantilla procede de las oleadas de empleo público de 1989 y 1991. Ya pintan canas.

4. Se alza la prohibición. Hay un aspecto imposible de obviar: la sequía contratista del último lustro. Con las medidas de austeridad impuestas por el Gobierno central, la tasa de reposición de los funcionarios que causaban baja fue de cero en 2010 y 2011. Entre 2012 y 2015, sólo se permitía suplir al 10 %. Es decir: de cada diez que se jubilaban, se permitía contratar a uno. A partir de 2016, Hacienda ha levantado la mano y la tasa de reposición permitida por ley será del 50 % en la Administración General. La reciente sequía y el envejecimiento acentuado dará lugar a una nueva era de contrataciones públicas a todos los niveles en los próximos años. CSI·F reclama «ofertas masivas en los próximos años para atenuar el envejecimiento de las plantillas y las carencias en la atención en los servicios públicos».

5. Los estratos de cada era. Aparte del efecto 79 de puesta en marcha general, en las diputaciones también se ve otro tic: el de los estratos laborales. Como las capas de un yacimiento arqueológico. «Están los funcionarios de Tarancón, los de Giner, los de Rus», resume un alto cargo del Palau de la Batlia. En la Diputación de Valencia, esta legislatura se jubilan 166 empleados de su administración „el 13,3 % del total„ más 104 empleados de la empresa pública Imelsa. Desde 11 oficiales de recaudación a un asistente taurino. De todo. La corporación ya trabaja en aprovechar esa reducción natural para adelgazar su plantilla, recolocar a empleados e ir transfiriendo competencias exentas de personal a la Generalitat o los ayuntamientos. La jubilación en las diputaciones de Alicante y Castelló rondará el 7 % en esta legislatura. Ahí el nivel baja. Hay estratos superiores que equilibran la balanza.

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