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Avance científico

L´Oceanogràfic lidera la salvación de las tortugas

Sus especialistas demuestran que los ejemplares atrapados en las redes sufren el síndrome descompresivo y las curan en la única cámara hiperbárica del mundo

L´Oceanogràfic lidera la salvación de las tortugas

El conocimiento de las tortugas marinas y los métodos para mejorar su conservación han dado un paso de gigante en l´Oceanogràfic de Valencia. Su equipo de investigación, capitaneado por el veterinario Daniel García, ha conseguido demostrar que muchas de las tortugas que caen en las redes y son arrojadas al mar pensando que se las pone a salvo, acaban muriendo horas después por la enfermedad del buceador, es decir, por el síndrome descompresivo. Su rescate y tratamiento en una cámara hiperbárica permitirá, pues, acabar con esa mortandad. Es más, es posible ajustar la legislación de pesca para minimizar el problema, cosa que ya se ha puesto en marcha en Estados Unidos basándose precisamente en este importante descubrimiento valenciano.

Oír hablar a Daniel García demuestra, desde luego, la intensidad que el equipo de l´Oceanogràfic ha puesto en esta materia. «Vimos que las tortugas marinas que nos traían los pescadores, aunque se vieran muy activas, a las pocas horas se ponían mal y morían», relata este veterinario mientras recorremos el «Arca», un recinto dedicado a la cura e investigación de especies marinas antes de devolverlas al mar.

En principio, no había una explicación lógica para ello, pero sus trabajos permitieron comprobar que estas tortugas habían acumulado mucho gas en su organismo, tenían burbujas en la sangre, es decir, sufrían la misma enfermedad que los buceadores cuando sobrepasan los niveles aconsejados de inmersión.

Entonces empezaron a hacer un seguimiento „explica García„ y contactaron con un especialista de la Universidad de las Palmas, Antonio Jesús Fernández, que había estudiado esta enfermedad en los cetáceos. Y este experto corroboró sus averiguaciones. Había «embolismo gaseoso», así que el siguiente paso era meterlas en una cámara hiperbárica, como a los buceadores, para ver si les desaparecía. Esa sería la prueba definitiva.

Única cámara del mundo

Como no tenían esa cámara, utilizaron unas vías alternativas para continuar en la investigación y finalmente, ya con datos muy avanzados, construyeron su propio aparato, el único que existe en el mundo, comprobando efectivamente que los ejemplares afectados recuperaban la salud de manera casi inmediata.

Confirmado el descubrimiento, García y su equipo publicaron sus investigaciones en una revista científica y poco después recibieron una llamada de la National Oceanic and Atmóspheric Administration (NOAA). Querían poner su trabajo encima de la mesa para tenerlo en cuenta en la revisión de la normativa que aplica Estados Unidos a la pesca. «Sabiendo que existe este problema, se puede regular el tiempo de operación de los arrastreros y la profundidad a la que trabajan para evitar que las tortugas sufran esta enfermedad», explicó García. «En Estados Unidos, si haces un daño al medio ambiente, tienes que poner medidas para mitigarlo», relata este experto, que recuerda, no sin cierta envidia, que «allí también utilizan los denominados TED, unos dispositivos con forma cónica que expulsan a las tortugas y a otras especies de las redes de arrastre».

En España, aún no existe esta conciencia en material legislativa o de costumbres, pero los expertos de l´Oceanogràfic creen que se pueden hacer muchas cosas para salvar a las tortugas que caen en las redes.

«En vez de tirarlas al mar, cosa que hacen porque están convencidos de que van a sobrevivir, le pedimos a los pescadores que nos las traigan a nosotros, las que estén muy activas y las que estén casi muertas, porque así las podremos salvar o avanzar en las investigaciones», explica García.

Ellos mismos, con el apoyo de la Conselleria de Agricultura y Pesca, ya han colocado contenedores en casi todos los puertos de la Comunitat Valenciana (apenas faltan diez) para que los pescadores depositen allí las tortugas y les avisen. De esa forma ellos las pueden meter en la cámara hiperbárica y salvarles la vida.

Investigar las causas

Ahora, los investigadores valencianos trabajan en las causas exactas por las que se produce la descompresión de las tortugas, que siempre está relacionada con el tiempo de inmersión, la profundidad y la temperatura del agua.

Hay un hecho que podría estar relacionado con este problema, que es el calentamiento progresivo del agua, el desplazamiento de la comida a mayores profundidades y la necesidad de bajar hasta allí para alimentarse, pero García no cree que esto tenga gran influencia. Más bien cree que el estrés que les produce la lucha con las redes, unido a un prolongado tiempo de inmersión y la súbita salida del agua, son el origen del problema.

Por eso, Daniel García insiste en la necesidad de que las pesquerías, que ya han sido los grandes colaboradores de su programa de investigación, sigan rescatando a las tortugas marinas y llevándoselas a ellos, bien directamente o bien a través de los contenedores.

Estadísticamente, las tortugas marinas caen poco en las redes de los pescadores españoles, entre otras cosas porque cada vez hay menos. Pero si, como se dice, cada barco captura uno de estos reptiles al año, sólo en Valencia podrían salvarse más de trescientos ejemplares en ese periodo de tiempo, una cantidad nada desdeñable desde el punto de vista de su recuperación.

En Valencia, todos los ejemplares que se capturan, o casi todos, pertenecen a la especie «Caretta, caretta», que es la comúnmente llamada «tortuga boba». Su presencia alcanza a prácticamente todo el mundo y figura en la lista roja de especies amenazadas de extinción de la Internacional Union for Conservation of Nature (IUCN).

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