Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Oleada de asesinatos

Ferrándiz siempre quería más

El criminólogo Vicente Garrido señala que el asesino «desarrolló una vida basada en la necesidad de matar»

Ferrándiz siempre quería más

En 1996 la sociedad valenciana no había acabado todavía de despertar de la pesadilla del triple crimen de las niñas de Alcàsser, cuando tuvo que enfrentarse de nuevo a una oleada de crímenes salvajes. Ese año fueron hallados los cadáveres de tres mujeres jóvenes en un paraje de Vila-real. El año anterior una profesora de inglés de Benicàssim, Sonia Rubio, era hallada asesinada tras una larga búsqueda en la que se volcó la ciudadanía. Y todavía faltaba un quinto asesinato que tendría lugar en febrero de 1997.

¿Había conexión entre todos estos crímenes? Tras varios años de investigación se logró resolver el rompecabezas y se le puso nombre y apellidos al único asesino en serie que ha sufrido la Comunitat Valenciana: Joaquín Ferrándiz Ventura. Si los asesinos de Alcàsser, Antonio Anglés y Miguel Ricart, eran «psicópatas marginales», en palabras del criminólogo Vicente Garrido, en el caso de Ferrándiz lo investigadores se toparon con el trabajador de una compañía de seguros amable, «culto e integrado».

Antes de estos cinco crímenes ya había pasado por prisión puesto que en 1989 había violado a una joven en Benicàssim. Ferrándiz golpeó con su coche la moto que conducía su víctima y se prestó a socorrerla. Sin embargo, tras sacar una navaja la agredió sexualmente y la abandonó en las proximidades del hospital. Le ató las manos y le metió un trapo en la boca para que no gritara. Estuvo entre rejas hasta abril de 1995, cuando salió a la calle disfrutando de la libertad condicional .Tardó poco en volver a actuar.

Su primer asesinato

En la madrugada del 2 de julio Ferrándiz pasó con su coche junto a Sonia, que volvía a casa andando tras una noche de fiesta. Éste la invitó a subir al coche, ofreciéndose a llevarla. Tras ganarse su confianza, la llevó hasta una zona apartada y tras sacar una navaja y golpearla le quitó la camiseta para romperla y usarla así para atarle las manos.

Además le quitó las bragas y se las metió en la boca y la fijó rodeándole la cabeza con una cinta adhesiva. Condujo hasta una zona de campo de Orpesa, la sacó del coche y le hizo caminar por una senda maniatada hasta un lugar alejado en el que la estranguló. Posteriormente ocultó el cadáver con basura y ramas. Meses después, en noviembre, el cuerpo fue encontrado y cancelado el operativo de búsqueda.

En enero de 1996 fueron hallados entre matorrales en el camino de Vora Riu de Vila-real dos cuerpos más. El 27 de enero un hombre que buscaba espárragos se topó con el cadáver de Natalia Archelós, y cuatro días después unos jóvenes que se acercaron a la zona a curiosear localizaron el de Mercedes Vélez.

La terrible sorpresa no quedaría ahí porque dos días después los servicios de limpieza que trabajaban en la zona hallaron el de Francisca Sala. Las tres eran prostitutas a las que Ferrándiz había solicitado sus servicios. Según las investigaciones, todas habían sido asesinadas una vez se habían desnudado, y fueron inmovilizadas con sus propia ropa y estranguladas.

Las fuerzas de seguridad detuvieron en 1997 a un camionero jienense llamado Claudio como presunto autor de estas tres muertes. Tras pasar varios meses en prisión la confesión de Ferrándiz dejó claro que el hombre era inocente.

Un mes después apareció el cuerpo de Amelia Sandra García, conocida de Ferrándiz con el que había acabado intimando en una noche de fiesta. Tras mantener relaciones sexuales, Ferrándiz le golpeó en la cabeza con una piedra y la estranguló tras maniatarla.

En ese momento no se relacionaban las cinco muertes y fue Ferrándiz quien se delató un año después al intentar sin éxito raptar a dos chicas en febrero y julio de 1998. La UCO, que sospechaba de él y le estaba siguiendo de cerca, le detuvo.

Tras un registro de su vivienda encontraron la misma cinta adhesiva que había empleado en la muerte de Sonia Rubio. Admitió no sólo haberla asesinado, si no ser el autor de las otras cuatro muertes, circunstancia que fue confirmada con la gran cantidad de detalles que relató a los agentes.

Compartir el artículo

stats