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Retiro forzoso

Jubilados a la fuerza, médicos hasta el final

Decenas de doctores de más de 65 años luchan para que Sanidad les permita continuar trabajando tras la orden y el decreto del anterior Consell que se lo impedía

Jubilados a la fuerza, médicos hasta el final

Miguel Ángel García, Alonso González, Antonio Salvador y Daniel López-Quiles se levantaron una mañana y de repente nadie les llamaba «doctor», después de más de 40 años trabajando en la sanidad pública valenciana. Habían cumplido 65 años y una orden emitida por el anterior Consell en 2013 les obligaba a jubilarse forzosamente. No cuadraban las cuentas y era necesario aligerar la plantilla, les decían, impidiendo que quien quisiera alargar su vida laboral, como hacen muchos médicos, pudiera hacerlo. Tras meses de periplo judicial, ahora el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunitat Valenciana ha dado la razón a estos profesionales que se sienten más vivos, fuertes y útiles que nunca.

«Nos jubilaron de una manera vejatoria. Mandaron una carta carente de toda sensibilidad, humillante, después de haber entregado más de 40 años de nuestra vida a la sanidad pública valenciana», explica Alonso González, exjefe de Neurología del Hospital Peset de Valencia. «Es increíble que un conseller con un apellido como Llombart haya sido capaz de hacer algo así», añade.

Esa misiva les llegó en el marco de «unos recortes sin precedentes» en la sanidad pública, según explican. «Pretendían ahorrar jubilándonos, pero es una falacia. No somos tantos los que queremos continuar trabajando. Además, con nuestra experiencia suplimos pruebas costosas y horas de trabajo dedicado al diagnóstico que un médico novel necesita de más respecto a nosotros», argumentan estos cuatro afectados.

Su lucha, y la de unos 140 compañeros más, comenzó en junio de 2013, cuando el Consell aprobó la orden que obligaba a los médicos de 65 años a retirarse. Tras ser recurrida y tumbada por el Tribunal Supremo (TS), el gobierno valenciano de Fabra contraatacó con un decreto en agosto de 2014, norma que ha anulado esta misma semana el TSJ. «La pelota ahora está en el tejado de la conselleria», indica García, presidente de la Asociación de Médicos Jubilados Forzosos de la Comunitat Valenciana. Y es que debe ser Sanidad la que decida ahora si recurrir la sentencia del máximo tribunal valenciano o cumplirla.

«Acatarla sería lo normal, ya que ellos mismos impulsaron una derogación para no aplicar la norma del Consell anterior», añade este médico de familia. «Sería contradictorio que recurrieran, porque sería como hacerlo contra ellos mismos», tercia González.

Cinco veces agraviados

Aunque muchos trabajadores tienen un calendario en el que van tachando los días que les queda para su jubilación, no a todos les pasa lo mismo. Y como ejemplo, estos cuatro doctores, que se han sentido agraviados hasta en cinco vertientes diferentes por verse privados de su derecho a trabajar.

«Hemos sufrido un daño moral, ya que, después de 40 años, se nos ha eliminado sin ningún miramiento», reseña Antonio Salvador, exjefe del servicio de Cardiología del Hospital Peset. «Nos han desahuciado profesionalmente», añade García. «En segundo lugar, nos han agraviado psicológicamente. Algunos de nosotros han sufrido depresión al verse desprovistos de una motivación para vivir como era la de ejercer la medicina», continúa Salvador. «También hemos sufrido perjuicio familiar, ya que la jubilación forzosa ha repercutido en las relaciones matrimoniales y filiales», relata el cardiólogo.

«Por otro lado, hemos resultado perjudicados económicamente, ya que cobramos bastante menos que cuando trabajábamos. Y por último, se nos ha agraviado profesionalmente, obviamente. Hemos visto truncados nuestros proyectos, que muchos han tenido que dejar a mitad. Si algún día volvemos, tendremos dificultades de adaptación», lamenta el doctor Salvador.

En este sentido, el especialista en rodillas y caderas de La Fe, el doctor Daniel López-Quiles, argumentó que en su caso se ha sentido «ofendido» en varias ocasiones durante todo el proceso. «Me dejaron pedir el prolongamiento de la actividad laboral, para la cual tuve que pasar un reconocimiento médico. Se elaboró el informe correspondiente del jefe de servicio donde se explicaba cuáles eran mis funciones, pasé otro reconocimiento médico para demostrar que estoy en posesión de todas mis facultades, y después de cuatro meses de trámite, me jubilaron sin más», relata el traumatólogo.

«Tenemos prisa por volver»

Se da la circunstancia que hay médicos a los que la orden de 2013 no les afectó y continúan trabajando, médicos más mayores que estos cuatro testimonios. García, López-Quiles, Salvador y González quieren agotar todos los cartuchos de que disponen. Los tribunales ya les han dado la razón, pero no terminan de verse de nuevo con la bata blanca. «El tiempo juega en nuestra contra. Tenemos prisa por volver. Cada día que pasa es un día que estamos perdiendo habilidades», reconoce López-Quiles, quien argumenta a su favor que, entre las ventajas de mantener a los profesionales mayores de 65 años en plantilla se encuentra el de la «superespecialización». «Por ejemplo, de entre más de 30 profesionales, solo tres nos dedicábamos a la cirugía de recambio protésica. Toda esa gente que se operó de rodillas y caderas en los años 70, 80 y 90 tienen que cambiarse la prótesis, es una de las operaciones con más demanda y que más abulta las listas de esperas valencianas», recalca.

«El médico que operó al rey Juan Carlos de cadera es un español que trabaja en la clínica Mayo de Estados Unidos, el doctor Cabanela. Tenía 72 años cuando le intervino y es el número 1 en cirugía de recambio. Ahora tiene 74 y continúa operando. Si él lo hace, ¿por qué nosotros no podemos?», se preguntan estos médicos, entre la esperanza y la indignación.

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