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Novelista universal cinematográfico

De las "Cañas y barro" a los cines japoneses

El investigador estadounidense David R. George Jr. ha estudiado la influencia del escritor valenciano en la cinematografía nipona durante años y prepara un libro

De las "Cañas y barro" a los cines japoneses

Conocidas son las historias de Vicente Blasco Ibáñez en escenarios costumbristas o entre Cañas y barro; esas que llegaron a las grandes pantallas de Hollywood y que también «inundaron» las televisiones de los hogares españoles allá por los años 70. Quizás se sabe menos de sus aventuras por Asia o de que la trama de algunos de sus relatos llegó, incluso, a ser protagonizada por geishas.

En el tercer número de la Revista de Estudios sobre Blasco Ibáñez, una de las investigaciones que se incluyen es la de David R. George Jr., titulada «Blasco Ibáñez en el cine japonés». En ella, este profesor del Departamento de Español del Bate College de Lewiston (Estados Unidos), explica la repercusión que tuvo en la prensa nipona el viaje de Blasco Ibáñez a Japón, así como las adaptaciones de algunas de sus obras de la mano de cineastas japoneses.

El escritor valenciano fue recibido «como una celebridad» en Yokohama, donde desembarcó el 24 de diciembre de 1923 y empezó una visita de diez días, explica David R. George Jr. La prensa local repasó su vida y obra, llegando a dedicarle páginas enteras. Muchos de sus títulos ya habían sido traducidos al japonés, como cuentos entre los que se incluye La vieja del cinema o la novela La maja desnuda. Y es que Vicente Blasco Ibáñez ya era uno de los autores europeos más traducidos y adaptados del momento.

Modernidad contra tradición

La película Osumi y su madre se basa en La vieja del cinema. El film respeta el argumento de Blasco Ibáñez con «una serie de cambios que la adecua al contexto japonés y a las preocupaciones estilísticas» del director Murata Minoru. Por ejemplo, la protagonista es Osumi y no Julieta; las mujeres que aparecen no son abuela y nieta, sino madre e hija; y no ocurre tras la guerra, sino que el contexto lo marca la modernidad que se enfrenta a tradición. Además, la joven protagonista, de origen humilde, en la versión cinematográfica japonesa se convierte en geisha para lograr la riqueza. De ¡Adiós, juventud!, el film del cineasta Sakata Shigenori y del productor Toa Kinema Koyo que adapta el relato de La maja desnuda, gustó el autobiografismo que destila y el tema del artista que persigue su ideal de belleza.

El investigador estadounidense explica que las obras de Blasco Ibáñez resultaban «especialmente atractivas y viables» en el contexto japonés de los años 20. Su condición «como novelista, viajero, cineasta y exiliado (...) conecta especialmente bien con las preocupaciones y aspiraciones de la sociedad nipona del momento», asegura el profesor en el texto. La ambientación típica española no pasa desapercibida para el público nipón, explica George. Pero, así como parece que de Blasco Ibáñez ha trascendido más su relato costumbrista, popular y cercano, los japoneses le valoran por su modernidad. El final del siglo XIX y las primeras décadas del XX forman un periodo definido por el cosmopolitismo, el descontento y la reacción, además de la reconstrucción, ya que Japón fue azotada por un terremoto que causó una gran devastación, lo que pudo apreciar el autor.

Además, George asegura que la literatura del valenciano encaja en el movimiento de «cine puro» que surge en el país asiático, y que pretende diferenciarse de la estética del teatro. También coincide con cambios en el cine japonés, como la pérdida de la figura del narrador que explicaba la película.

Reseñas en revistas

Durante los años 20 del siglo XX se tradujeron al japonés muchas de sus obras literarias, además de las adaptaciones al cine. Kasai Shizuo fue uno de los jóvenes hispanistas que se dedicó a ello y que contó cómo llegaba Blasco Ibáñez a Japón, a quien, además, le hizo de traductor durante su viaje.

«Me fascinan tanto la figura como la época en la que vivió y escribió Blasco Ibáñez, y soy un enamorado de Japón y la cultura japonesa», explica David R. George Jr. De ahí surgió esta investigación. Su afición por el escritor valenciano nace en 2003, tras realizar su tesis doctoral sobre los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós que le descubrieron la novela realista e histórica, además de la cultura popular de la Restauración.

El profesor explica a Levante-EMV que empezó a estudiar japonés en 2004 y leyó con especial atención los capítulos que Blasco Ibáñez dedica al país asiático en La vuelta al mundo de un novelista. «Descubrí la existencia de las películas japonesas en el otoño de 2012 mientras consultaba el archivo digital de Kawakita Film Institute». Buscaba revistas japonesas en las que aparecieran críticas de películas de Vicente Blasco Ibáñez, y encontró títulos desconocidos que no coincidían con las adaptaciones de Hollywood.

Desde 2009 ha escrito varios artículos sobre el novelista y su relación con el cine japonés, y en 2013 viajó a Japón para investigar en varios archivos. Ahora, prepara un libro. De las adaptaciones solo quedan algunas reseñas, carteles y fotogramas, pues las películas seguramente se perdieron en la II Guerra Mundial.

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