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Batalla laboral

Pioneras del teletrabajo que derriban estereotipos

Tres técnicas lingüísticas de la Generalitat impulsaron en 2007 el programa piloto para trabajar desde casa

Pioneras del teletrabajo que derriban estereotipos

­Es su victoria y la están saboreando. No es para menos. Con su empeño han conseguido la aprobación de un decreto que beneficiará „se espera„ a miles de empleados públicos de la Comunitat Valenciana. Alícia Marqués, Susanna Bosch e Imma Navarro se enfrentaron en 2007 a la administración para exigirle lo que ellas consideraban de derecho: el teletrabajo, o lo que es lo mismo, poder desempeñar su empleo desde casa. Tres técnicas lingüísticas frente al gigante de la Generalitat. Hoy, su lucha se ha convertido en una realidad publicada el pasado jueves en el Diari Oficial de la Comunitat Valenciana.

«Han pasado casi diez años y hemos tenido que salvar muchos escollos, pero esto es como una carrera de fondo, lo estamos logrando», explica a Levante-EMV Navarro. Junto a su compañera Marqués, se reúnen en una cafetería de Valencia para celebrar su victoria y recordar el camino, a veces con espinas, que las ha llevado hasta donde hoy se encuentran. «Estamos más que contentas», señalan con una sonrisa radiante.

Llevan más de 20 años al servicio de la administración valenciana. En 2007, estando en el departamento del Diari Oficial de la Comunitat Valenciana (DOCV), presentaron un escrito a la Dirección de Modernización para que la Generalitat iniciara un proyecto piloto de teletrabajo. Al año siguiente insistieron, y así sucesivamente hasta que en enero de 2011 por fin arrancó el programa. «Empezamos tres mujeres, pero llegamos a ser 15, de los cuales seis eran hombres», recalcan.

¿Qué es el teletrabajo y por qué lo solicitaron? «Hay multitud de empleos de carácter técnico que con un ordenador desde casa se pueden hacer», responden. Trabajan el mismo número de horas que el resto de empleados, pero producen más (la metodología es por objetivos, por tareas que se deben cumplir en un plazo determinado de tiempo sin excusas), según demuestran los informes que durante los tres años que duró el proyecto se realizaron. La única diferencia es que de los cinco días laborables, tres los hacen desde casa. «Tampoco es bueno perder todo el contacto con la oficina y hay tareas que se tienen que hacer de forma presencial», detalla Marqués.

Las cargas familiares fueron las que les llevaron a pedir este cambio. «Las tres vivimos fuera de Valencia. Se pierde como una hora y media cada día yendo y viniendo. Hora y media que con el teletrabajo, se puede emplear en hacer otras cosas», apuntan. Alícia, de Sueca, Susanna, de Alginet, e Imma, de Riba-roja de Túria, gestaron la idea del teletrabajo durante las pausas del café, mientras comentaban el tiempo que tardaban en llegar -primero a la a la Conselleria de Industria y después a la de Educación-, y las consecuencias físicas de tanta carretera. «Las tres teníamos también niños pequeños en aquel momento», añaden.

Lucha contra prejuicios

«Esto no es estar en casa con el pijama puesto y delante del ordenador. El teletrabajo va de producir más, estar más motivado, poder conciliar, llevar a tus hijos al colegio o simplemente ver cómo desayunan, acudir a tutorías o ir al médico sin tener que pedir el día libre entero: También puedes estudiar, hacer deporte, mil cosas,... », describen las trabajadoras. «Es algo tan básico como tener trabajadores felices y productivos», añaden las funcionarias.

Las pioneras valencianas del teletrabajo hacen hincapié en la cuestión de género. «Aunque al principio éramos solo mujeres, después se sumaron también hombres. La conciliación es cosa de todos. Incluso si no se tiene hijos se debería poder tener las mismas opciones», relatan. De hecho, sostienen, puede y debe ser una herramienta transversal para erradicar desigualdades por razón de sexo en el plano laboral. «A largo plazo, el teletrabajo supondrá una revolución no solo laboral, sino social y económica. Todo un cambio ideológico», apunta Navarro.

En su periplo hasta conseguir el decreto estas mujeres han tenido que escuchar de todo. Frases como «¿ahora ya tienes la casa limpita?» destilaban no solo prejuicios acerca de esta modalidad de trabajo sino un machismo evidente que trataban de combatir explicando una y mil veces los beneficios del teleempleo. «A medida que iba pasando el tiempo, íbamos demostrando su eficacia con resultados, callando a mucha gente», señala Navarro. Al proceso ayudó la incorporación progresiva de hombres al programa. «También residen fuera, les cuesta casi una hora por trayecto. Quien no tiene hijos, tiene padres mayores que necesitan atención», cuenta Marqués.

El programa piloto contó el primer año con ellas tres y poco a poco fue creciendo. En enero de 2014 el gobierno de Alberto Fabra consideró que se debía regularizar mediante decreto, que llega ahora. «Parece que este gobierno es más sensible a la calidad de vida de los trabajadores, pero no queremos que se quede en papel mojado», explica Navarro. Se refiere al epígrafe del decreto que subyuga la implantación del teletrabajo a la disponibilidad económica. Según el texto aprobado por el Consell, debe ser la administración quien proporcione el equipo técnico.

«Nosotras nos compramos nuestros propios equipos y nos adecuamos una sala en nuestras casas para trabajar en condiciones. Si hubiéramos tenido que esperar a que nos compraran ordenadores quizá no se hubiera puesto en marcha nunca. Es una inversión que no nos molestó hacer y que hemos amortizado con creces», argumentan. Ese es un tema que les preocupa. «Si tienen que comprar ordenadores y programario para todos, a saber cuántos trabajadores se pueden adherir y cuándo empezará a llevarse adelante», subrayan.

Bajo su punto de vista, es un decreto «mejorable», pero es un primer paso muy importante. «La C. Valenciana no es tan innovadora ni pionera. Comunidades como Extremadura, Galicia, Islas Baleares, La Rioja, Castilla La Mancha, Castilla- León y el País Vasco ya tienen el teletrabajo instaurado. En el caso vasco arrancaron el primer año con 300 funcionarios», explica Marqués. «A mi entender, llegamos tarde», lamenta Marqués.

Estas mujeres volverán a pedir el teletrabajo. No saben si se lo concederán, porque ahora prima más el factor de la discapacidad, pero solo por el hecho de que otros sí puedan, ya les ha valido la pena el esfuerzo, sentencian.

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