Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Divalterra

Los cuidados invisibles del monte

Los trabajos de prevención más importantes se realizan durante el invierno para liberar de dificultades a los equipos de extinción de incendios en verano

Los cuidados invisibles del monte

Un vehículo todoterreno espera a los cinco miembros de la brigada de prevención de incendios de Serra A cargado con todo tipo de herramientas con las que emprender las tareas del día. Cuando se disponen a empezar la jornada, los planes cambian. La radio lanza un mensaje de la central: «Alerta 3 en el interior y 2 en la costa. Un saludo». Los forestales descodifican el mensaje: «Prohibido realizar tareas de silvicultura. Regresen a su puesto y avisen si ven algún humo sospechoso». Esa es su misión. De inmediato, los cinco brigadistas se transforman en centinelas y vuelven a su almenara, desde la que vigilarán los brazos de la montaña en busca de algún indicio de fuego.

Esta es la rutina que siguen cada día los miembros de las brigadas forestales de la Diputación de Valencia, integradas hoy en la empresa pública Divalterra, donde trabajan durante todo el año 112 brigadas con un capataz, un conductor y tres especialistas. Están distribuidos por toda la provincia, concentrándose especialmente en las zonas de mayor masa forestal.

Su trabajo de prevención consiste en limpiar el monte de ramas, troncos y hojas secas para eliminar el combustible de posibles incendios. Son tareas que no están exentas de riesgos provocados por quienes arrojan basura en el monte sin pensar en las consecuencias. Una chispa traicionera de las máquinas en contacto con un vidrio o un spray escondidos en la maleza puede ser el origen de un fuego o provocar un accidente dañando seriamente al trabajador del monte.

La mayor parte del año, los cuidadores del monte se dedican a limpiar los caminos, desbrozando los arbustos que dificulten el acceso de los servicios de emergencia. Realizando ese trabajo de silvicultura, en el año 2012 llegaron a tratar 1.156 hectáreas de terreno forestal de toda la provincia.

El trabajo se planifica estratégicamente. «La gente sólo se acuerda de los incendios en verano», comenta Jose Vicente Tamarit, quien destaca que las brigadas de la comarca del Rincón de Ademuz tienen que trabajar en invierno soportando temperaturas inferiores a 10 grados bajo cero con el fin de que cuando llegue el calor del verano no le acompañen los incendios.

«Es un trabajo muy vocacional», explica David, capataz de la brigada de Serra A, a quien sus amigos le advertían hace 19 años, cuando empezó a trabajar como brigadista, que su empleo le obligaría a tener ocupados muchos fines de semana. «Ahora hay muchísima gente que quiere entrar a trabajar aquí», puntualiza José Vicente Tamarit, coordinador de las brigadas de la zona.

No obstante, aún hay oportunidades para ser brigadista, a pesar de la crisis económica. Joan, de 32 años, empezó hace 2 como miembro de las Brigadas Forestales de Divalterra. En este tiempo aprendió de la mano de sus compañeros más veteranos, quienes le enseñaban los secretos del monte y las recomendaciones para desempeñar su trabajo. Juan Carlos, uno de los especialistas de la brigada, explica la importancia del equipo y de ayudar al compañero. «Nunca trabajamos por separado. Siempre tenemos que estar a la vista del compañero», comenta, enfatizando que para ser brigadista hay que ser cooperativo y solidario con los compañeros, ya que en muchas ocasiones esto es crucial para sobrevivir al trabajo del monte. «Una vez tuvimos que destituir a una persona porque no sabía trabajar en equipo», comenta el capataz.

Después del incendio

Las brigadas tienen también una labor en los incendios. No luchan directamente contra el fuego, pero retrasan su avance creando un perímetro de seguridad en el que cavan zanjas y apartan toda la vegetación que pudieran usar las llamas para expandirse. Son la retaguardia que da seguridad a los equipos de extinción.

Además, aunque los equipos de extinción hayan apagado el fuego, el incendio no termina ahí. El trabajo lo continúan las brigadas de prevención, que deben rastrear la zona quemada removiendo la tierra para evitar que las brasas puedan rebrotar. Una tarea físicamente muy dura y menos visible, pero necesaria para comenzar la recuperación del terreno quemado.

Compartir el artículo

stats