Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Nueva generación

Los jóvenes piden paso

Roca Rey lidera un grupo de toreros nuevos que están llamados a coger el relevo

Los jóvenes piden paso

A medida que la temporada encara el tramo final, algunas de las cuestiones que se apuntaron al comienzo como meras tendencias se consolidan. Una de la más claras es la irrupción de una nueva generación de toreros jóvenes que marcarán el futuro de la fiesta en los próximos años. La necesaria renovación del escalafón de matadores, que se presumía larga y dolorosa, se precipita por mor de los acontecimientos. El edificio de la tauromaquia necesita nuevos inquilinos que le den otro aire, a caballo entre el respeto a la tradición y la modernidad, que introduzca el arte de Cúchares definitivamente en el siglo XXI y le aleje del inmovilismo y esperpento que se impone desde los despachos.

El santo y seña de esta nueva hornada de coletudos es Andrés Roca Rey, torero revelación de la temporada de 2016. Con tres cuartas partes cumplidas, a falta de las ferias conmemorativas de cosechas y vendimias, el diestro peruano es el único de los nuevos valores que ha conseguido concitar con rotundidad el interés de los públicos taurinos. Nadie pone en duda su enorme valor y compromiso, que pagó con creces el pasado 18 de agosto al ser arrollado por un toro de Garcigrande en Málaga y cuyas secuelas le han impedido hacer el paseíllo en las Corridas Generales de Bilbao por partida doble. En principio ha anunciado su reaparición el próximo 1 de septiembre en Palencia. Sin querer, el matador limeño ha dejado sentir su ausencia en los carteles de la capital vizcaína. De repente, hemos entendido la importancia de lo que el peruano está consiguiendo en los ruedos. Qué difícil es borrar las huellas de lo eterno, el rastro de lo auténtico. Qué alto el listón cuando otros diestros jóvenes que han competido contigo de novilleros y que también han comparecido en el coso de Vista Alegre como matadores de toros de nuevo cuño han demostrado que su evolución discurre por caminos paralelos.

Como, por ejemplo, José Garrido, cuyo zarpazo ha sido reseñable ante el único Fuenteymbro potable de un infumable encierro, al que consiguió desorejar por partida doble y con el que se consagró como triunfador de la Feria de Bilbao. El viernes también demostró su gran momento ante un encastado Torrestrella, al que logró cortar una oreja, y con el que corrobora lo conseguido en plazas de la importancia de Valencia y Sevilla al principio de la presente temporada. Credenciales de uno que quiere y puede ser figura del toreo, que no se deja ganar la pelea. Javier Jiménez, torero en ciernes, que apuntó en Sevilla la calidad torera que atesora también con los torrestrella; la raza y la decisión en Pamplona de alguien que está convencido de lo que hace y que cree en sí mismo y, para remate, su zapatazo agosteño en Las Ventas donde cumplió el sueño de salir a hombros a base de clase y valor con un buena corrida de Antonio Bañuelos que transmitió mucho. Román, que se despejó el camino en Valencia durante la Feria de Julio al cortarle dos orejas a un gran toro de Luis Algarra, se ha reencontrado con la versión más personal y torera, con un punto más de naturalidad y profundidad que cuando hacía el paseíllo como novillero. El valenciano tiene claro lo que quiere hacer y a dónde quiere llegar. La oreja conseguida en Las Ventas confirma que también se ha subido al pelotón de los nuevos con oportunidades.

El año de Talavante

Entre las figuras consagradas destaca esta temporada Alejandro Talavante. Ni la irrupción de los nuevos ha podido silenciar el momento de extraordinaria lucidez por la que atraviesa el extremeño. Ausencia destacada en Bilbao, ha conseguido un poso de torero caro entre el clasicismo y la heterodoxia, la imaginación y el temple, que lo sitúan como nuevo referente de la tauromaquia emergente.

Otros de los que llegan, por la vía del sello personal y la pureza, son Curro Díaz y Diego Urdiales, respectivamente. El primero asombró a la plaza más importante del mundo un Domingo de Ramos, ratificó su momento indultando a un Victorino en Calasparra y paladeó el toreo en Azpeitia. Su paso por Bilbao no ha sido lo exitoso que se esperaba pero mantuvo el nivel ante un buen toro en su única comparecencia en la feria. El riojano, sin embargo, llevaba una temporada desafortunada en la que le costaba encontrar el golpe necesario para recuperar la fe en sí mismo. Otra vez ha sido Bilbao, como la temporada pasada, el sitio mágico donde desgranar altas dosis de ese toreo desnudo de artificios que tantos réditos le ha otorgado. Sin olvidarnos, obviamente, de Paco Ureña, referente absoluto de entrega y verdad, que está cuajando una temporada en la que es imposible torear con mejor disposición y encaje.

Compartir el artículo

stats