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Entrevista | Consejero delegado del Grupo Dulcesol

"Si hay estabilidad política, los próximos años serán buenos para la economía valenciana"

"Si hay estabilidad política, los próximos años serán buenos para la economía valenciana"

Rafael Juan (Villalonga, 1959) es el consejero delegado y copropietario junto a sus dos hermanos de Dulcesol, la empresa familiar especializada en la fabricación de panadería y bollería industrial. Los orígenes de la firma se remontan a los años cincuenta del pasado siglo, concretamente a una panadería en Villalonga que regentaba su abuelo. En aquel momento, su padre se asocia a dos horneros y montan una panificadora de la que nació en los sesenta Dulcesol, después de abandonar el pan y entrar en la bollería industrial. Tras acabar la carrera de Químicas, Rafael Juan entra en la empresa en 1984, un año después de la muerte de su padre. Desde entonces ha liderado la expansión de la compañía. Es presidente de la Asociación de Empresarios de La Safor y acaba de entrar en el comité ejecutivo de la patronal provincial CEV.

Dulcesol lleva tres años con crecimientos continuados de la facturación. ¿Cómo es posible en medio de esta crisis y fabricando productos que en principio no son de primera necesidad como la pastelería y la bollería industrial?

Nuestra empresa es un poco anticíclica. Aunque nuestro producto no es aparentemente de primera necesidad, fabricamos productos de mucha rotación, como las madalenas, cruasanes o pan de molde, con una relación calidad-precio muy ajustada y, por tanto, muy accesible para todo tipo de bolsillos. Además, la crisis ha favorecido el consumo en el hogar y también el de nuestros productos. Tampoco hay que olvidar que una parte importante de nuestro portafolio son marcas de la distribución, que han crecido en los últimos años de una forma significativa.

La plantilla ha crecido un 11 % en el último año. ¿Qué previsiones tiene para este año?

De momento, continuamos creciendo. Este año, probablemente, lo cerremos con una plantilla cercana a las 1.900 personas, casi un 5 % más respecto a las 1.809 que teníamos al cierre de 2014.

La apertura de una fábrica en Argelia es una de las grandes apuestas por la internacionalización del Grupo Dulcesol, que ya vende en el exterior el 13 % de sus ventas globales. ¿Qué proyectos tiene en marcha para el futuro?

Ahora mismo estamos terminando de poner en marcha una línea de bollería frita [del estilo donuts], pero vamos a ampliar la gama de productos con nuevos lanzamientos. Acabamos de lanzar cremas untables de cacao, que es otra novedad. Estamos ampliando muchas referencias en la línea de alimentación infantil. Fábrica en otro país no tenemos en perspectiva ninguna, después de abrir en Argelia. Ahora bien, sí estamos explorando otros países con el ánimo de seguir internacionalizando la compañía mediante estructuras comerciales, tipo plataforma logística, o bien mediante alguna fábrica.

El otro mantra de la competitividad es la innovación. ¿Qué relevancia tiene en Dulcesol?

Nosotros llevamos toda la vida innovando, sacando productos de la pastelería artesanal y elaborándolos de forma industrial con una productividad elevada. En esa línea, continuamos buscando nuevos desarrollos.

Dulcesol es uno de los pocos interproveedores de Mercadona que se han independizado de la cadena de distribución. ¿Por qué lo hicieron? ¿Están arrepentidos? ¿Piensan volver?

Que volvamos o no depende de Mercadona. Salimos de común acuerdo porque Mercadona consideró que no nos adaptábamos a su estrategia de interproveedor y nosotros decidimos seguir nuestro camino por separado, buscando otros clientes. Mercadona necesita cada vez más exclusividad de los proveedores y a nosotros no nos venía bien abandonar otros proyectos que teníamos en marcha.

¿Por qué la industria agroalimentaria, que ha resistido tan bien esta crisis, tiene uno de sus epicentros en la Comunitat Valenciana?

La Comunitat Valenciana tiene una tradición de producción agroalimentaria histórica. En La Safor siempre ha habido fábricas de zumos, de chocolate, de bollería. Otros sectores, como el textil o el juguete, se han ido deslocalizando y perdiendo pujanza en la zona, mientras que el agroalimentario ha hecho todo lo contrario, tal vez de la mano de la distribución, que ha tenido un gran empuje en la autonomía, lo que le ha hecho crecer a muchas empresas y ha creado tejido.

¿Por qué no hay una feria alimentaria en Valencia visto el tirón de ese sector?

Se ha hecho algún intento, pero es un sector que no da para muchas ferias y en España tenemos la feria por excelencia del sector y referente a nivel mundial que es la Alimentaria de Barcelona, con más de 30 años de historia. Es muy difícil competir con ella.

Bajada del paro y alza del consumo van de la mano. ¿Cómo ve la situación de ambos factores en la Comunitat Valenciana?

El paro ha disminuido en los últimos meses de forma significativa y el PIB está creciendo por encima de la media nacional. Creo que estamos en una situación de pistoletazo de salida de la crisis y bien posicionados por nuestra competitividad, por el tejido industrial y el potencial turístico.

¿Cómo ve el futuro de la economía valenciana?

El futuro siempre es incierto, pero estamos en un momento de crecimiento significativo. Si hay estabilidad política que dé confianza a los mercados y a los consumidores, los próximos años serán buenos y podremos ver cómo las cifras del paro continúan descendiendo.

¿Cómo valora el resultado de las elecciones autonómicas?

Era un resultado bastante previsible, como ya se intuyó en las elecciones europeas. Ya se veía que había nuevos partidos que ganaban terreno y esto se ha materializado en las pasadas elecciones.

¿Ve peligros en la conformación de un gobierno multipartido?

No. Siempre y cuando sean gobiernos estables, que piensen en el largo plazo y que den estabilidad a la economía, no veo que vaya a haber riesgos. Sí es cierto que tenemos un problema de déficit público importante y hay que ser cautos para que no se incremente.

¿Cuáles cree que deben ser las prioridades económicas del nuevo Consell?

Creo que la Comunitat Valenciana tiene un déficit fiscal derivado de un mal reparto de la financiación autonómica y hay que conseguir que esto se corrija. No tener ese déficit nos permitiría recuperar la inversión pública, lo que ayudaría a darle un impulso a la economía.

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