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Empresas que funcionan

Sivaris, un arroz gourmet para los cinco continentes

La firma valenciana, que vende en 25 países, fue fundada en 2006 tras generaciones dedicadas a producir este cereal

Miguel Minguet forma parte de una saga de arroceros.

Miguel Minguet no puede precisar con exactitud cuándo su familia empezó a cultivar el arroz en la Albufera. Afirma con rotundidad que sus tatarabuelos por parte de padre y de madre ya se dedicaban a producir este cereal. Por tanto, su historia se remonta «al siglo XIX, como mínimo». Seguramente caben en la palma de la mano las empresas familiares con una trayectoria que atraviesa tres siglos. Aunque, todo hay que decirlo, Mediterranean Quality Rice apenas tiene nueve años de vida. Ese contraste entre longevidad y juventud es uno de los factores diferenciales de la firma productora y comercializadora de los arroces Sivaris.

La dilatada historia de los arroceros Minguet en el Horno de Alcedo, Castellar y Pinedo apenas sufre cambios de puertas afuera durante décadas. Son agricultores. Si más. «La agricultura vive en crisis desde hace demasiado tiempo. Las estructuras del mercado se apoyan en la gran distribución, que presiona a la industria transformadora y esta, a su vez, al agricultor, que trabaja sin apenas márgenes», asegura Miguel Minguet, quien añade que «los agricultores que ahora funcionan son los que han ampliado su negocio al absorber otros eslabones de la cadena de valor; al final, de un producto ganan dinero todos menos el agricultor y si este no espabila se hunde». Dicho de otro modo, el futuro está en «no dedicarse solo a la producción».

El padre de Minguet abrió tímidamente ese camino en los años noventa del siglo pasado cuando empezó a comercializar «a pequeña escala» los arroces que cultivaba en sus parcelas. «Nos dimos cuenta de que ese era el camino, sobre todo con un arroz, como el nuestro, de gran calidad», recuerda el empresario. Fue en 2006 «cuando decidimos tomárnoslo en serio y dejar de ser amateurs». La familia opta en primer lugar por detectar «nuestro mercado objetivo y decidimos que debía ser un cliente gourmet, dispuesto a pagar más por un producto de calidad». Además, «nos dimos cuenta de que en España no había suficiente mercado gourmet y, por ello, nacimos con una clara vocación exportadora». El siguiente paso fue contratar al diseñador Pepe Gimeno para componer un envoltorio que estuviera acorde con la naturaleza del producto.

El arroz, claro, es el factor esencial en Sivaris y también «el que nos diferencia», según apunta quien también es vicepresidente tercero de AVA-Asaja. «Trabajamos quince variedades que empaquetamos de forma monovarietal», según un concepto «que nadie había desarrollado hasta ahora en el sector, el de bodega, es decir, desde la producción a la venta directa». El resultado, según Miguel Minguet, está siendo sobresaliente, principalmente porque «nos hemos especializado en las variedades más rentables, alguna de las cuales, incluso, son únicas en España». Es el caso de las pigmentadas, en rojo o negro, cuyos granos han sufrido mutaciones genéticas y ahora son perfectamente naturales.

El empresario apunta a este respecto que a Sivaris le interesan las variedades «más rentables de cara al mercado y no las que dan más volumen, porque los kilos se pagan mejor». La firma dispone de 250 hectáreas de cultivo en l´Albufera y la Marjal de Pego, donde trabajan entre 10 y 30 empleados, dependiendo de las labores que correspondan a cada parte del año. De ahí surgen 1,5 millones de kilos anuales que en estos momentos degustan consumidores de los cinco continentes. El 50 % de los 600.000 euros que factura la empresa procede del exterior, concretamente, de 25 países: Desde la Unión Europea a Rusia y Estados Unidos, pasando por los Emiratos Árabes Unidos, Canadá, Hong Kong, Angola, Kazajistán, Ucrania, Australia y Nueva Zelanda. A todos ellos hay que sumar el reciente acuerdo firmado en Polonia.

La parte agrícola de la empresa se complementa con la de distribución, donde trabajan otras diez personas. Esas instalaciones se encuentran ahora mismo en Horno de Alcedo, pero, «como se han quedado pequeñas, nos estamos trasladando a Sollana, más cerca de los campos de cultivo». Que siguen creciendo todos los años, porque la empresa compra todos los ejercicios más terrenos o los alquila a quienes han abandonado la actividad agraria. Con esta trayectoria, es normal que Minguet se muestre satisfecho. Además, acertó de pleno: la empresa se abrió al exterior justo antes del inicio de la crisis. «La demanda interna se derrumbó de inmediato, pero no la externa, que es hacia donde nosotros nos enfocamos», apunta el también dirigente de AVA, quien admite que en todos estos años la empresa ha crecido por encima de los dos dígitos. Todo ello, sumando grano a grano...de arroz.

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