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Perfil | Juan Luis Gómez-Trénor

El galán solitario de Coca-Cola

Socio de referencia de Coca-Cola Iberian Partners. Soltero y sin descendencia, 88 años. El empresario se hizo de oro con la «chispa de la vida»

Juan Luis Gómez-Trénor Fos telefonea directamente al periodista. «No me gusta ser descortés. Si alguien lo solicita debe ser atendido; es por educación», explica como respuesta a una petición de encuentro informativo realizada a su oficina a través del correo electrónico. Siempre amarrado a su inseparable bastón de madera nadie diría que con ochenta y ocho primaveras es un pasajero más asiduo al AVE Madrid-Valencia que muchos de los ejecutivos que invaden los vagones de clase preferente con sus tabletas Ipad en la mano. «Viajo mucho, lo mejor es que hable usted con esta persona, es alguien importante en la compañía», orienta al plumilla de cara al reportaje tras facilitar un nombre y un número de teléfono. Educado, con casi 1,90 metros de altura, posee un aire anglosajón quizás heredado del gen irlandés de su antepasado Thomas Trenor Keating, el industrial procedente de Limerick que se instaló en Valencia a principios de siglo XIX, fundó un banco y se hizo rico importado guano para abonar los campos valencianos.

Del mismo modo, Juan Luis Gómez-Trénor ha centrado su vida en la gestión de sus negocios. Desde que a mediados de los años cincuenta del siglo pasado se hizo con la exclusiva del embotellamiento y distribución de los refrescos de Coca-Cola su imperio patrimonial no ha dejado de crecer. Ha acumulado en solitario la segunda mayor fortuna valenciana, sólo superada por la del presidente de Mercadona, Juan Roig, y su familia.

La revista Forbes cifra su riqueza en más de 1.000 millones de euros. El próximo número esa cifra podría dispararse. Gómez-Trénor posee a través de la mercantil Empresas Comerciales e Industriales Valencianas el 23,9 % de Coca-Cola Iberian Partners, lo que le otorga de forma indirecta una participación del 8,1 % en Coca-Cola European Partners, el gigante europeo. En ámbitos financieros se ha valorado en 20.000 millones esta nueva compañía. De ser así, el paquete de Gómez-Trénor tendría un valor de 1.620 millones de euros en el mercado. A esta cifra habría que sumar los muchos otros negocios del empresario en el sector agroalimentario o la inversiones financieras. Juan Luis Gómez-Trénor se ha erigido en accionista de relevancia en Ebro Foods (7 %). La mayor parte de sus empresas están domiciliadas en la conocida como Casa Sagnier, un palacete modernista ubicado en la calle de la paz que fue proyectado en 1905 por el arquitecto Francesc Mora, amigo personal y admirador de Antonio Gaudí.

Aunque se le atribuyen algunos romances sonados en su juventud (como una aventura con la actriz Ava Gardner en una de sus visitas a España) Gómez-Trénor está soltero y no tiene hijos. El empresario ha confiado una parte importante de la gestión de sus negocios su sobrino Javier Gómez-Trénor Vergés, que aparece como verdadero «hereu» de conglomerado industrial y financiero. La ausencia de descendencia directa es un asunto que seguro que ya se ha tratado y resuelto. Discreto como pocos, una parte de dinero de Gómez-Trénor está depositada en actividades sociales sin ánimo de lucro. A su manera, en el deseo de dejar un legado a la sociedad, sigue la estela de otro empresario al que admira. «Si tuviéramos diez o doce Juan Roig en las empresas cambiábamos España», señala con énfasis. Como el dueño de Mercadona, Gómez-Trénor afirma sentirse «muy valenciano» y defiende el papel que los emprendedores locales han jugado en el desarrollo económico del país.

En la zona de grises de su biografía está el respaldo activo que su familia dio a la dictadura de Francisco Franco. Sus hermanos mayores participaron en el golpe de 1936 batallando en el banco nacional o apoyaron al fascismo durante la II Guerra Mundial alistándose en División Azul (a uno de ellos, Francisco, la Guerra Civil le costó la vida a los mandos de un caza italiano). Su primo Juan Antonio Gómez-Trénor fue alcalde de Valencia y procurador en Cortes en la década de los cuarenta del siglo pasado. Destacado falangista, fue máximo dirigente de Sindicato Nacional del Arroz gracias al poder de la familia como latifundistas. Si fue esa cercanía al régimen la que facilitó que cayese en sus manos la preciada licencia de Coca-Cola es un secreto que hasta ahora no ha sido desvelado, com la fórmula de «la chispa de la vida».

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