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El reportaje

SPB: la droguería de Mercadona que empezó a perfumar el amoniaco

Suavizantes y Plastificantes Bituminosos es una de las empresas que alimenta las marcas propias de la cadena de Roig Bosque Verde y Deliplus. De la mano de Mercadona, SPB pasó de pyme química a una empresa con 469 empleados, cuatro plantas en Cheste y Sevilla y unas ventas de 116 millones. Miguel Burdeos fabrica 114 referencias para las gamas de limpieza de hogar y cuidado personal

Todas las grandes historias tienen un punto de inflexión. La de Miguel Burdeos, unos de los más importantes proveedores valencianos de Mercadona con la firma SPB, puede ubicarse en un viaje a Francia, en los primeros años 80. «En vacaciones iba allí y veía productos más desarrollados en sus cadenas de bricolaje, hipermercados. Me volvía cargado de productos, envases, tapones, etiquetas? Iba buscando novedades». De uno de aquellos viajes surgió la idea de formular un amoniaco perfumado. El químico se metió en el laboratorio. El producto le abrió las puertas de las incipientes cadenas de la «nueva distribución». «Hacíamos innovaciones sencillas, pero que no estaban en el mercado». Con ellas entraron en el circuito de los grandes clientes. Con ese producto conocieron a Mercadona.

Tres décadas después, SPB es interproveedor de la cadena de Juan Roig. Casi el 100% de su producción se destina a las tiendas de Mercadona, concretamente, a las populares marcas propias de productos de limpieza Bosque Verde y de cuidado personal Deliplus. La firma factura 116 millones; invierte cerca de diez millones anuales en mejoras e innovación; tiene cuatro plantas de producción; maneja 114 referencias de droguería y cuidado personal y produce 170 millones de unidades de estos productos, con sus 469 empleados.

¿Cómo se llega a manejar esas magnitudes? «Siempre me he adaptado bien a los cambios. De los productos con los que empezamos hasta ahora no se parecen en nada. Lo hemos hecho con mucho esfuerzo, siempre con la ilusión por innovar, de no ser conformista. Cada planta tiene su laboratorio de control de calidad», explica Burdeos.

Suavizantes y Plastificantes Bituminosos SL arranca en 1979 centrada en el sector químico. En aquella época, en el que las droguerías todavía suministraban a granel, un cambio legislativo impide seguir manipulando producto en los bajos de las droguerías. Burdeos, que se había licenciado en Químicas en la UV y estuvo dos o tres años en una empresa de químicos de su padre que no superó la crisis del petróleo, ve una oportunidad de negocio. Comenzaron envasando genéricos.

La firma comenzó a producir productos para el sector de las pinturas, como el símil aguarrás. Con la aparición de los supermercados y sus secciones de droguería, sin embargo, la firma comienza a orientarse hacia los productos de limpieza: «Hacíamos innovaciones sencillas pero que no estaban en el mercado. Entrar en las grandes cadenas (El Corte Inglés, Mercadona, Pryca) siendo una pyme era muy importante».

El jefe hacía de todo: «Al principio trabajábamos en València. Luego ampliamos a la provincia, a Castelló. Hacía de comercial, hasta de transportista. Repartía si hacía falta», recuerda.

Hacia el año 1983, aproximadamente, llega el gran momento. En una de las ferias de droguería a las que acudía, el jefe de compras de Mercadona se interesó por su producto. «Fui a las oficinas y nos dio de alta como proveedor».

Desde entonces, el crecimiento ha ido de la mano, conquistando la limpieza de cada estancia de la casa de los españoles. «Hemos crecido juntos. Estarían en unas 150 tiendas cuando empezamos. Cuando decían que querían llegar a las 300, pensabas: ´Qué barbaridad´. Pero lo han ido cumpliendo todo».

Burdeos conoce la competitividad que exige servir a una cadena de casi 1.700 tiendas. Tras ir ampliando productos, a finales de los 90 es cuando SPB se incorpora al nuevo modelo de interproveedor que Roig empieza a definir. Burdeos reconoce la sorpresa inicial ante los proyectos de marcas propias (Bosque Verde para droguería y Deliplus para perfumería): «A mí me sorprendía mucho lo de unificar los productos bajo una marca. La visión ha sido un éxito», alaba.

El salto con las lejías

SPB comenzó a etiquetar sus productos como Bosque Verde. Y como tenía productos tipo quitaesmaltes, comenzaron a alimentar también a Deliplus. Hacia 2002, SPB da un nuevo salto, al convertirse también en proveedor de lejías en sustitución de Lejías Alfonso. «Empecé a hacer lejías. Era una categoría de mucho volumen y rotación», señala Burdeos. No en balde, hoy supone el 20% de su producción en unidades.

Desde ese crecimiento en carga de trabajo, la empresa ha ido expandiéndose. SPB cuenta contres plantas de producción en Cheste. En la primera, la más antigua, no tenían espacio para ampliar, así que abrieron otra en 2003 cuando asumieron la fabricación de lejías. En otra planta realizan los envases, además de un laboratorio de investigación y desarrollo. En 2007, SPB dio el salto a Sevilla con una planta de 21.000 metros para abastecer la zona sur del país. Una inversión estratégica, pared con pared con un centro logístico de Mercadona para ahorrar costes de transporte.

Burdeos compagina la dirección de la empresa con cargos como la presidencia de la patronal del sector químico valenciano Quimacova o la cátedra de cultura empresarial de la UPV. La empresa tiene la sucesión garantizada con dos hijas de Burdeos ya incorporadas a la dirección tras formarse en ADE y Farmacia y curtirse en empresas de Francia y EE UU.

Burdeos afronta el futuro con ambición. «Queremos seguir cumpliendo con un modelo que es muy exigente. No solo hay que ir innovando, lo que ya tienes hay que mejorarlo. Hay productos en los que tenemos cuotas muy importantes de mercado. Pero confiarse es el principio del fracaso», dice a modo de divisa empresarial. «El día a día es muy importante. Las exigencias del consumidor, el jefe, son muy grandes. Los materiales de las casas, las cocinas, cambian».

En plena nueva revolución 4.0, SPB ya ha montado una oficina de transformación digital en la que participan todos los departamentos. «No es una moda: hay que incorporar toda la tecnología de la industria 4.0. Es la cuarta revolución. Hay que asimilar los cambios».

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