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Opinión

Perspectivas halagüeñas

Las perspectivas para el año que acaba de comenzar son halagüeñas y se apoyan en la clara mejora de la actividad mundial

Las perspectivas para el año que acaba de comenzar son halagüeñas y se apoyan en la clara mejora de la actividad mundial. Además, los indicadores de confianza de los empresarios señalan que el ciclo expansivo seguirá intacto en los próximos trimestres y con menor dispersión entre las economías.

Este mayor dinamismo económico reafirma nuestra postura de recomendar una sobreponderación a la renta variable en las carteras. A pesar de las notables ganancias a lo largo de 2017, esperamos retornos positivos también este año, dado que el crecimiento global sincronizado deberá continuar traspasándose a las cuentas de las empresas. Confiamos, por tanto, en que las ganancias en las bolsas vengan por la mejora de los ingresos de las empresas. En términos regionales favorecemos la exposición a las bolsas europeas y también a las de los países emergentes.

Además, pensamos que será especialmente relevante una correcta diversificación sectorial este año, dado que el ya avanzado ciclo bursátil presentará mayores divergencias, lo que en un contexto de gestión activa ofrecerá oportunidades para la generación de rentabilidades. Nuestra preferencia es para sectores cíclicos como el financiero o el industrial. Pero buscamos un equilibrio, posicionándonos en ciertos tipos de negocios más defensivos, como salud. También hay oportunidades en el energético, debido a que las valoraciones de las compañías integradas no reflejan los niveles actuales del precio del crudo.

De cara a 2018, los riesgos a este escenario provienen de posibles decepciones en el crecimiento de Estados Unidos y/o en China, pero especialmente relevante es el riesgo derivado del actual ciclo financiero, que se encuentra en un momento ya maduro y que presenta valoraciones elevadas en algunos activos, en particular la renta fija soberana.

La inflación será por ello uno de los indicadores a monitorizar con mayor atención. Un repunte más acelerado de lo previsto derivaría en una política monetaria menos expansiva. Las autoridades monetarias retirarían liquidez de los mercados en mayor proporción de lo esperado y el posible tensionamiento de las condiciones financieras reduciría el crecimiento previsto.

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