Desde los inicios del siglo XX viene produciéndose un proceso imparable de concentración de población en las ciudades. En 1900 solo un tercio de los españoles residían en núcleos urbanos. Las duras condiciones de vida rurales y la focalización de inversiones y ofertas de trabajo en las ciudades provocaron una fuerte migración hacia estas. Actualmente se estima que más del 80% de la población española vive en núcleos mayores de 10.000 habitantes.

Según la ONU, «el crecimiento de la población urbana seguirá alentado por dos factores: la persistente preferencia de la gente de mudarse de áreas rurales a otras urbanas y el crecimiento de la población durante los próximos 35 años». El informe cifra en un 54% la población urbana mundial actual, previendo que para 2050 llegará al 66% (unos 6.300 millones de personas), con mayores porcentajes en los países desarrollados.

Crecerá el número de ciudadanos y, con su aumento, los comportamientos, las actitudes y los modos de vida urbanos. El desarrollo de la población ciudadana será uno de los grandes vectores del cambio social actual. Se prevé una concentración progresiva en ciudades de más de un millón de habitantes, entre las que destacarán las llamadas «megaciudades», con más de diez millones de personas. En 1970 solo Tokio y Nueva York merecían esta denominación, pero en la actualidad hay 25 (14 de ellas en Asia) y alcanzarán las 37 en 2025, con una población conjunta de 630 millones.

La concentración en grandes ciudades produce un desequilibrio del sistema urbano y se considera uno de los grandes problemas del mundo en desarrollo. Con frecuencia existe una gran ciudad, capital económica y política del país, que dificulta la aparición de un verdadero sistema urbano jerarquizado, concentrando entre el 15 y el 30% de la población total del país. Este proceso de «macrocefalia» suele acompañarse de un proceso de pauperización. A comienzos del siglo XXI había en el mundo alrededor de 200 «bidonvilles» (barrios marginales), con más de 1.000 millones de habitantes, sin los servicios elementales de agua, electricidad, saneamiento, educación o salud. Se estima que alcanzarán los 1.400 millones en la próxima década.

En el mundo industrializado, el éxodo rural masivo, causa inicial del desarrollo de sus ciudades, ha perdido importancia, debido al envejecimiento y la despoblación del entorno rural. Las ciudades crecen ahora por su propia demografía y por la migración internacional, que ha sustituido a la interna. Aparecen corrientes centro-periferia que generan espacios periurbanos poblados fundamentalmente por familias jóvenes, por el menor coste de la vivienda, el deseo de vivir en entornos menos congestionados o contaminados, y la aparición de servicios (colegios, centros de salud, áreas comerciales, transportes). Ello genera una movilidad de trabajadores o estudiantes hacia la ciudad central con miles de desplazamientos cotidianos de ida y vuelta.

En los países en vías de desarrollo el éxodo campesino fue también el factor inicial preponderante del crecimiento extremadamente rápido de las ciudades, aunque ha entrado en una fase de desaceleración. Aunque el proceso de concentración urbana se ha iniciado más tarde que en los países industrializados, el fenómeno está siendo más intenso y más rápido.