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Relato de un empresario superviviente

Chimo Rieta ha sufrido todo tipo de vaivenes en su trayectoria como emprendedor. Los meandros de su profesión le han llevado desde la formación e internet al mundo de las etiquetas digitales para comercios.

Relato de un empresario superviviente

El éxito empresarial no es un elixir al alcance de todos. Tampoco se mide por igual. Como sucede en el fútbol, son pocos los que alcanzan la cumbre y una legión los que ocupan,si no han renunciado antes, la zona media o baja del mundo mercantil. Messi o Juan Roig son únicos en su especie, pero con ellos no se agota la nómina de futbolistas y empresarios. Lejos de la luz pública, una multitud de jóvenes emprende un negocio con la esperanza del triunfo. Bracean en aguas turbulentas para seguir a flote. Se agarran a una rama caída. Si tienen suerte, encuentran una barca. Al final del camino, después de tanta lucha, se han convertido en unos supervivientes. Parecerá poco, pero en realidad ése es el sino de la mayoría. Llegar al tramo final sin apuros, con dignidad.

Hay muchos relatos de empresarios y no todos tienen que ser de fulgor y esplendor. Los que abundan cuentan una historia de esfuerzo, perseverancia y pelea diaria. Así es en el caso de Chimo Rieta. Un paradigma. Nacido en 1968 en València, estudió en el colegio de El Pilar y, luego, administración y dirección de empresas en la Escuela Superior de Estudios Empresariales, que entonces dependía del arzobispado. Su primer contacto con la vida mercantil real tuvo lugar en cuarto, cuando el citado centro constituyó una junior empresa para que los alumnos mayores, con ayuda de los profesores, prestaran ayuda a diversas compañías.

Al terminar la carrera, Rieta se incorpora a una empresa de seguridad contra incendios en la que permanece tres años. Al cabo de ellos, decide tomar el camino de los llamados emprendedores que todavía no ha abandonado, a pesar de las ventiscas que le han obligado a varios cambios de dirección, incluso a levantarse del suelo y buscar otra ruta. Su primera estación fue una empresa que diseñaba cursos de formación, buscaba profesores y aulas y prestaba sus servicios a firmas como General Electric o Mercadona. También impartió formación del entonces inminente euro para comercios. Ya con el cambio de milenio, Rieta da un volantazo a su trayectoria profesional tras conocer a una empresa del parque tecnológico de Paterna dedicada a dar formación por satélite a través de internet. Como contaba él mismo esta semana, «dejo la formación y entro en el terreno del diseño de tecnologías». En un principio, «me invento una idea y busco proveedores que la desarrollen». Se trata de proyectos, con subvención de la Generalitat, para asociaciones empresariales y colegios profesionales de servicios de internet relacionados con SMS, comercio electrónico, videoconferencias...

Teleasistencia

En 2002, monta Soluciones Avanzadas de Información, que llegaría a tener 20 empleados, con una buena nómina de programadores, y que sería una de las firmas pioneras en llevar el mundo de internet a las empresas valencianas. En 2009, «vimos que había un nicho de negocio en el terreno de la teleasistencia para mayores y desarrollamos un teléfono que incluía un GPS para localizar en todo momento a su portador». Este proyecto, para su desarrollo, necesitaba una inversión de capital del que Rieta carecía. Buscó un socio financiero -inglés- que al final se echó atrás. «No entiendo por qué no cumplió», confiesa Rieta, quien a pesar de todo vio la luz cuando, ya en proceso de disolución de la empresa en 2016, tras pagar la deuda bancaria, recibió la llamada de una firma de la Junta de Andalucía, que compró el proyecto. Rieta da otro giro.

En 2012 había constituido una empresa paralela, Paladio Nuevas Tecnologías, focalizada en desarrollos web de portales de empleo y becas para trabajar en el extranjero. Esta firma y el nicho de negocio que conllevaba supuso que Rieta diera carpetazo a su aventura «de internet para las empresas». Trabajó para las universidades de Valladolid, La Rioja y Asturias y, cuando el dinero público menguó, adaptó sus servicios para el sector privado, entre ellos Ribera Salud, para la que hizo portales de empleo para sus nuevos centros, por ejemplo el de Crevillent, donde precisaba hacer mil contrataciones. Su trayectoria sigue con esa empresa hasta que en junio de 2017 incorpora dos nuevos nichos de negocio.

Uno de ellos es el desarrollo de servicios relacionados con el blockchain. El otro surge tras el acuerdo con Avensis para implantar las etiquetas electrónicas en comercios, farmacias y supermercados valencianos. Esta empresa «distribuye las etiquetas y Paladio hace el desarrollo de negocio y el trabajo de consultoría».

Ya lo ven. Así es también la vida de un empresario: «Me voy adaptando a las circunstancias del mercado y aprovechando oportunidades e ideas solo o con la ayuda de otro, siempre dentro de la innovación y las nuevas tecnologías. Me considero muy emprendedor. Cuando un nicho de mercado no me dejaba avanzar lo suficiente, he buscado otra vía». Paladio da empleo a cinco personas y facturó el año pasado 160.000 euros. Para 2018 espera llegar a los 250.000.

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