Una bolsa de plástico tiene una vida útil muy corta, pero tarda en descomponerse más de veinte años en el mar y más tiempo aún en tierra. A pesar de ello, en España solo se recicla un 9 % del plástico. La compañía valenciana CM Plastik busca cambiar esta tendencia con el reciclado a escala industrial del plástico que acaba en los vertederos. En su primer año de vida ha reutilizado 250 toneladas de plástico para fabricar bancos, rotondas, separadores de carril bici o parques infantiles.

Además, ha encontrado una solución para dar salida a la paja de arroz de la Albufera sin necesidad de quemarla. La compañía utiliza la paja para endurecer los materiales que produce. Sus primeros productos con paja de arroz y plástico son un mirador que se acaba de instalar en la Albufera (y que ha costado 55.000 euros), y bancos y mesas para el parque natural. La empresa, fundada y dirigida por Carlos Martínez, tiene doce trabajadores y el año pasado facturó 610.000 euros. La compañía vende el 80 % de lo que produce en Alemania, Austria y Francia, y confía en cerrar este año con una facturación de un millón de euros.

Carlos Martínez insistió en la importancia del reciclaje porque la Unión Europea obliga a la Administración a rebajar la huella de carbono. Los municipios tienen hasta el año 2013 para reducir sensiblemente los residuos que acaban enterrados en los vertederos. La firma ya está trabajando con ayuntamientos sensibilizados con el problema como el de Alzira o València. Con el Ayuntamiento de València han trabajado en el entorno de la Albufera. «Estamos utilizando los plásticos que usan los agricultores para eliminar los ácaros y los mosquitos, y la paja de arroz en un proyecto experimental. El año pasado nos llevamos 23 toneladas de plástico y tras añadirle paja de arroz para endurecer la mezcla fabricamos 23 mesas pícnic para la devesa. Para el mirador usamos 15 toneladas de plástico y 4 de paja de arroz. Es muy poco, pero lo hicimos para demostrar que se puede hacer economía circular», apuntó Martínez.

El responsable de la compañía aseguró que su mobiliario urbano es más barato que el producido con madera y resiste más tiempo. La empresa utiliza para fabricar los separadores de goma del carril bici el recubrimiento del cable de la luz y para los parques infantiles emplea botellas de plástico de leche.