La cumbre europea de este fin de semana llega en momentos difíciles y donde la desunión entre países es cada vez es más evidente. A pesar de que el crecimiento económico se ha recuperado y los niveles actuales del PIB ya superan a los previos antes del comienzo de la crisis, destaca especialmente la postura adoptada por el nuevo gabinete italiano de intentar marcar territorio para ganar capacidad negociadora de cara al futuro. En estos años, los niveles de déficit público se han ajustado y el endeudamiento privado se ha reducido, pero los niveles de deuda pública en las economías de la periferia continúan siendo muy elevados (en Italia, Portugal y Grecia superan el 130% del PIB y, mientras, en España rondan el 100%).
Aunque las recientes discrepancias en política migratoria parecen acaparar todos los titulares, no deberían perderse de vista dos frentes en los que sí se esperan novedades: i) creación de un presupuesto para la eurozona que sea «paralelo» al de la Unión Europea y con un objetivo de mayor convergencia entre los países; ii) ampliar el actual Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) para que evolucione hacia un fondo que apoye economías en dificultades, que como contrapartida deberían aceptar una estrecha supervisión: en otras palabras, una versión comunitaria del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Un acuerdo en estos dos frentes sería crucial, particularmente en un momento donde, mientras se negocia el proceso de desconexión del Reino Unido, los ataques de la administración Trump respecto a la política comercial son constantes. Además, no debería pasarse por alto la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de finalizar con su programa de compra de activos el próximo mes de diciembre. Quedan, por tanto, solamente seis meses, para que la red de seguridad tejida por el BCE comience a reducirse lo que aumenta la necesidad de avances. El eje franco-alemán ha mostrado disposición a dar un paso más en la dirección correcta de mayor integración, pero ¿se alcanzarán acuerdos suficientes? El tiempo corre y es importante que los políticos interioricen que la cuenta atrás ha comenzado ya.
