El gluten es una proteína que se encuentra en la semilla de muchos cereales que son la base de la pirámide alimenticia europea como el trigo, la cebada, el centeno o la espelta. Esto supone un grave problema para los celiacos y los alérgicos. Entre un uno y un dos por ciento de la población española es celiaca (completamente intolerante al gluten) y otro cuatro por ciento tiene alergia. La empresa valenciana Sinblat se ha especializado en la fabricación de productos sin gluten y centra sus esfuerzos desde sus inicios en la innovación para conseguir que productos como el pan hechos con harinas especiales tengan un sabor y una textura similar al de trigo de toda la vida. La compañía fue fundada en 2012 por Isidro Crespo, José Antonio Rojas y Felipe Escrivá, y cogió impulso gracias al apoyo del Centro Europeo de Empresas Innovadoras de València (CEEI). El año pasado entró como socio industrial con un 25 % Dacsa, que busca reforzar divisiones como la de harina de arroz. La firma tiene 22 trabajadores y cuatro de ellos se dedican en exclusiva a la investigación y desarrollo de producto. Fruto de esa pasión por la innovación obtuvo el premio Focus Innova Pyme en 2015. La compañía está actualmente en pleno crecimiento. El año pasado facturó 1.,9 millones de euros y tiene previsto cerrar este año con 2,5 millones. «No podemos facturar más porque nuestra fábrica de Catarroja de 1.500 metros no tiene más capacidad. Nuestros empleados trabajan en tres turnos las 24 horas del día. Vamos a trasladarnos a una planta automatizada de 4.000 metros en Foios a finales de año», aseguró Isidro Crepo, socio fundador de la empresa.

Crespo explicó que están centrando sus esfuerzos de investigación en mejorar el sabor de sus productos y en prolongar su vida útil. El portavoz de la compañía destacó que hasta hace unos años estos productos solo se podían comprar en herbolarios y aseguró que han crecido de forma exponencial con la entrada de la gran distribución. «Empezamos a servir a Alcampo y ahora fabricamos también para Mercadona, El Corte Inglés o Lidl. Esto nos ha obligado a hacer los productos menos perecederos porque el ritmo de rotación en una gran superficie es inferior a los tradicionales. El producto sin gluten tradicionalmente es mucho más caro y nosotros buscamos que sean asequibles. El objetivo es que una familia con un celiaco pueda comprar nuestras magdalenas y que las consuman todos», señaló. Hasta ahora, el presupuesto en alimentación de un celiaco es entre dos y tres veces superior al de una persona que no tenga intolerancia al gluten.

La compañía valenciana trabaja ahora en eliminar los conservantes y los aditivos. «Tratamos que sean productos muy saludables. Nunca hemos trabajado con aceite de palma ni grasas trans», subrayó Crepo. Sinblat controla todo el proceso para que no entre ningún contaminante a la fábrica. «Diseñamos y fabricamos nuestras harinas, y todos nuestros proveedores están certificados. Los único que tenemos externalizado es el transporte», precisó.