La citricultura sudafricana está creciendo a gran velocidad. Citrus Grower Association es un potente lobby empresarial formado por 1.400 productores y empresarios citrícolas de países sudafricanos (incluyendo Zimbabwe y Swazilandia) con importantes clientes en países europeos, sobre todo de los gigantes de la distribución de Holanda, Reino Unido y Portugal. Su intermediación ha sido clave para que Sudáfrica y Bruselas firmaran en septiembre de 2016 el Acuerdo de Asociación Económica que permitió, entre otros aspectos, prolongar el período de importación de naranjas de aquellas lejanas naciones hasta el 30 de noviembre, en lugar de hasta el 15 de octubre que regía anteriormente. Además, se aprobó la reducción anual progresiva de los precios de entrada (aranceles) hasta su total desaparición en 2025. No disfrutan de ayudas públicas directas, si bien las mandarinas ya disfrutaban de acceso libre a la UE antes de la firma del citado acuerdo.

Sudáfrica ha perjudicado de lleno a la citricultura valenciana porque aquel acuerdo le ha permitido ampliar sus envíos y retrasarlos más, lo que evidentemente ha supuesto un frenazo para la salida al mercado de nuestra oferta de naranjas y mandarinas más precoces. Octubre y noviembre han sido meses sin apenas operaciones de compraventa y los precios se han hundido. Si se analiza la evolución de sus envíos de cítricos al mercado comunitario durante el último lustro se observa que este país ha disparado la cuantía de los mismos un 27,3 %. Y la puerta de entrada más habitual hacia la UE es Holanda (por donde entraron el 50,3 % de las compras), Reino Unido (con el 21,8 % de los envíos) y Portugal (con el 11,2 %).

¿Por qué estos puertos? Pues porque tienen menores controles fitosanitarios que en otros recintos como los de España. Esos tres países representan más del 80 % de las exportaciones sudafricanas a la UE. Sudáfrica exporta dos millones de toneladas por temporada y la mitad de su superficie cultivas corresponde a variedades tardías de naranjas y mandarinas. Eso perjudica gravemente a nuestras navelinas, M7, fukumoto o new hall; así como a las mandarinas más precoces como las clemenules.

El problema es que la invasión de cítricos sudafricanos durante el otoño, si el Gobierno no activa las cláusulas de salvaguardia que permite la UE, se repetirá durante los próximos años. Según Datacomex, durante la última temporada alcanzaron las 742.556 toneladas, de las que algo más de la mitad fueron naranjas y 116.110 toneladas, mandarinas. «Se trata de un país con una economía abierta donde los envíos de productos de frutas al hemisferio norte va en aumento», sobre todo aprovechando el período estival y principios del otoño donde en estos mercados hay menos producción, advierte un informe de la Conselleria de Agricultura donde señala que el «factor principal» ha sido la «venta sin interrupción de cítricos procedentes del hemisferio Sur, sobre todo de Sudáfrica», lo que afecta de lleno los intereses de los productores de la C. Valenciana.

«Chalecos naranjas»

La preocupación entre los agricultores valencianos se acentúa y las protestas de los «chalecos naranjas» ya han llegado hasta la conselleria. Si la crisis continúa durante la segunda fase de la campaña no se descarta que la trasladen hasta Madrid porque el arranque de la temporada 2018/2019 ha sido desastroso. Las manifestaciones de AVA-Asaja, Unió de Llauradors y UPA se extienden por multitud de pueblos de la Comunitat.

La propia Conselleria de Agricultura reconoce el impacto de las importaciones sudafricanas, situación que ha llevado a grandes superficies de distribución y empresas comercializadoras a dejar de comprar dada su escasa capacidad para aumentar ventas. Y advierte de que «hay que tener en cuenta que la producción africana utiliza unos medios de producción diferentes a los empleados en la Unión Europea (condiciones laborales y fitosanitarias, entre otras), lo que supone una competencia desleal a las producciones citrícolas españolas».

Pensando en el futuro a largo plazo, otro dato preocupante para la citricultura valenciana lo revela la patronal Citrus Grower Association en su boletín: «Las ventas anuales de plantones se han duplicado en los últimos cinco años, las de mandarinas tardías se han triplicado representando la mitad del total (el 80 % de ellos tardíos) y el 60 % de la superficie tienen seis años o menos, por lo que aún no ha alcanzado su pleno rendimiento».

¡Peligro! Y a las compras europeas a Sudáfrica hay que añadir las de otros países del cono sur como Argentina, Uruguay y Brasil (zumos). Más las de Egipto y Marruecos.