Un buen ejercicio. Así resultó ser 2018 para el negocio asegurador. O «un año en positivo», como afirmó la presidenta de la patronal del sector (Unespa), Pilar González de Frutos, en la presentación del balance anual. No es para menos si tenemos en cuenta que el contexto no es precisamente de euforia, con tantas tensiones internacionales que apuntan a una ralentización de la actividad económica y unos tipos de interés sin atisbos de subida inmediata que inciden negativamente en el ahorro gestionado en productos de seguro de vida. Aún así, las empresas del sector cerraron el año con unos ingresos superiores a los 64.000 millones de euros, tras registrar un incremento del 1,34 % respecto a 2017.
A este crecimiento «modesto» ha contribuido de forma general el ramo de no vida, que alcanzó los 35.368 millones y una subida del 3,94 %, y, dentro de este, los seguros de salud y hogar. Los primeros lo hicieron en un 5,59 %, hasta los 8.520 millones. Los seguros de multirriesgo aumentaron su facturación en un 4,02 %, hasta los 7.245 millones. Bajo este epígrafe se incluyen pólizas de hogar, comunidades de vecinos, comercios e industrias. Resulta llamativo, como explicó González de Frutos, que una de cada cuatro viviendas españolas carece de seguro, lo cual indica que esta rama aún tiene recorrido. La de automóviles incrementó sus ingresos en un 1,94 %, hasta los 11.135 millones, con lo que se mantiene como la actividad que más contribuye a la facturación en seguros de no vida. La línea de negocio calificada como resto no vida -que engloba a las pólizas más ligadas a la actividad económica- creció un 4,93 % y se situó en los 8.468 millones.
Los seguros de vida aportaron unos ingresos en 2018 a las empresas del sector de 28.914 millones. El ahorro gestionado en estos productos, medido a través de las provisiones técnicas, alcanzó los 188.089 millones, con un aumento interanual del 2,44 %.
