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Un buen comienzo de año

Un buen comienzo de año

En mi último artículo del mes diciembre comentábamos la situación de angustia instalada en los mercados durante el último trimestre del año 2018, por miedo a una recesión económica e inestabilidad en distintos frentes geopolíticos, como las tensiones entre EE UU y China o la preocupación en Europa por la digestión del brexit.

Nuestra opinión fue la de mantener la serenidad y aguantar el tirón, ya que considerábamos que más pronto que tarde la situación tendería a normalizarse y podríamos ver un rebote en el corto plazo, como así ha sucedido. Los mercados europeos tuvieron un crecimiento medio del 6% en el mes de enero, mientras que los americanos estuvieron en entornos del 8% y el Nikkei crecía próximo al 4%.

Ustedes pensarán que intento apuntarme el tanto del acierto en la predicción. Nada más lejos de la realidad, pues la bola de cristal no la tengo ni para bien ni para mal. Pero sí es cierto que los mercados suelen ser fieles a los fundamentales económicos y al final acaban por ajustarse al valor real de los activos y son estos datos económicos los que nos dan pistas sobre el ciclo económico en que nos encontramos.

El ciclo económico sigue siendo expansivo, aunque se hable de desaceleración. Seguimos creciendo pero hemos levantado un poco el pie del pedal. Las incertidumbres geopolíticas no acaban de resolverse, si bien en el sentimiento del mercado descuentan la esperanza de un final feliz.

Aunque el crecimiento ha perdido fuelle, las previsiones hablan de crecimientos entorno al 3,5% para el PIB mundial en 2019, esta moderación es el resultado precisamente de las incertidumbres ya mencionadas.

En relación con el brexit, se espera una salida menos drástica. La política monetaria en Estados Unidos ha relajado su discurso y ha dado un respiro a los más pesimistas. China y E EUU quieren hacer bien los deberes o al menos eso transmiten, mientras que la preocupación sigue viva en Italia dando señales de recesión en este país.

Es momento de estar pendiente de los mercados y dejar al tiempo hacer su trabajo. Las prisas son malas consejeras.

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