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El tigre vuelve a rugir

La compañía de Cheste, especializada en gaseosas en sobres, celebra un año del traslado a la que es su cuarta nave en más de cien años de historia

El tigre vuelve a rugir M. Á. Montesinos

Cumple 114 años y sigue gozando de buena salud. Como muestra de ello Gasesosas El Tigre celebra ya un año desde la apertura de sus nuevas instalaciones en el polígono industrial Pino Blay, en Cheste. Precisamente en este municipio del interior de València nació en 1915 esta empresa familiar, la más antigua que sigue en activo de la localidad chestana. Lo hizo en una pequeña tienda de comestibles. Allí vendían la llamada limonada de paperet: unos polvos en sobre que al mezclarlos con agua se convertían en gaseosa. Ahora, más de un siglo después, El Tigre ocupa una parcela de 1.056 metros cuadrados en el mismo municipio, de donde jamás se ha movido, en la que sus 10 trabajadores producen alrededor de 80.000 sobres de este singular producto cuyo uso más habitual en la actualidad es como gasificante o levadura para hacer bollería.

¿De dónde viene el nombre de El Tigre? «Mi abuelo, que fundó la empresa, era autodidacta pero tenía un muy buen ojo comercial. Las marcas con nombres de animales en aquella época tenían un gancho especial... y entre todos eligió el tigre», explica Alejandro Martínez, director de la compañía. Desde ese inicio hasta ahora, este «gran felino» ha sobrevivido a una Guerra Civil, a la posguerra y a diversos cambios industriales. «La empresa llegó a tener 65 trabajadores, cuando se hacía todo el proceso manual. En los años 60 se introdujeron las máquinas y se fue reduciendo el número de empleados. Ahora, con 1o somos capaces de producir más», revela Martínez.

Hasta 10.000 cajas diarias, con 8 sobres de gaseosa cada una, salen de las fauces de la fábrica de El Tigre. Un total de 80.000 unidades. «Gracias a dios logramos colocarlas en el mercado día a día», asegura Martínez. Para su venta cuentan con dos líneas: una industrial -destinada a panaderías y hornos que usan estos polvos para sus magdalenas o cocas, entre otros dulces- y otra de uso doméstico. Grandes superficies como Alcampo, Consum, Carrefour, Eroski, Más y Más o El Corte Inglés los tienen en sus estanterías, pero es precisamente en el pequeño comercio tradicional, «en los ultramarinos de toda la vida», donde este «tigre» sigue rugiendo todavía con fuerza.

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