Al empezar los procesos de reflexión estratégica que hacemos en las empresas, los dos problemas habituales a los que nos tenemos que enfrentar son: el romper la inercia estratégica que se tiene en el modelo de negocio del que se viene y aportar otra visión e información de pautas de otros mercados que rompan la miopía estratégica en la que se está.

En las acciones que implican la alteración del modo de competir en entornos plácidos de crecimiento generalizado, los directivos no encuentran grandes obstáculos para que se produzca una adaptación y los repertorios estratégicos suelen ser parecidos y recurrentes.

Sin embargo, ecosistemas altamente competitivos como los actuales, marcados por una oposición elevada a los cambios, dan como resultado que el replanteamiento estratégico sea un objetivo difícil de alcanzar. Es en estas situaciones en las que la visión externa resulta determinante a la hora de ampliar miras estratégicas.

En este punto, como vía para dar solución a los problemas, algunos directivos tienden a repetir estrategias del pasado basándose en la idea de que si fue bien antes, también ahora dará resultados. Con la explotación de esta inercia estratégica, muchos directivos eluden llevar a cabo un proceso de cambios al entenderlos como amenazas y no como la oportunidad que realmente son.

Y es aquí donde la inercia estratégica se convierte en un problema en un mercado como el actual, en el que hay que apostar por los cambios frente al inmovilismo estratégico; un mercado en el que, como empresa y como directivos, debemos hacer frente al recelo que nos suponen dichos ecosistemas inciertos dando cabida a nuevos procesos estratégicos y evitando priorizar la subsistencia de modelos de negocio eficientes en el pasado pero desfasados hoy en día.

Por otro lado, la miopía empresarial se refiere precisamente a no ser capaces de ver en la lejanía, al hecho de no poder anticipar el futuro, y que induce a una inercia o estatismo a nivel estratégico. Si las empresas no ven que aquello que les rodea está en constante cambio, seguirán valiéndose de las mismas estrategias y recursos que hasta ahora vienen usando.

Por eso hay que buscar alternativas para ampliar los repertorios estratégicos, analizar pautas en otros sectores, desarrollar la visión holística, tener sistemas de información de mercado, vigilancia competitiva, potenciar modelos de open innovation ... Hay que proyectar los modelos a futuro y activarse, puede que no siempre acertemos y tengamos que modificar cosas, pero eso siempre nos mejorará la velocidad de adaptación, nuestra experiencia y visión estratégica, ganaremos músculo organizativo para aumentar la velocidad de cambio interno frente al constante proceso de evolución del mercado y el entorno.

Sólo así mejoraremos la capacidad competitiva y diferenciadora de la empresa frente a la apatía, indecisión y temor empresarial que provocan la inercia y la miopía estratégica en estos momentos.