«Occidente se puede rasgar hoy las vestiduras, pero ha ganado mucho dinero en China», resume Xulio Ríos sobre la reacción de EE UU y Europa al avance imparable de la nueva potencia en todos los ámbitos económicos. «Muchas empresas se han beneficiado de la etapa en que China era la gran fábrica del mundo. Todos se beneficiaron de mano de obra barata. Quizá Occidente pensó que China iba a ser como África o América Latina, donde no hay un proyecto nacional. Lo de la 'gran fábrica' era una fase. Hoy quiere convertirse en una gran potencia a nivel económico y tecnológico. Todo responde a un proyecto nacional, recuperar el esplendor tras 200 años de humillación de las potencias extranjeras. Está en la etapa final de eso proceso», concluye.
