Las nuevas tecnologías están cada vez más presentes en el negocio inmobiliario. Hace ya más de década que las plataformas online disputan a las agencias físicas el liderazgo del sector y muchas de estas compañías o los propios promotores ya utilizan la realidad virtual para que los posibles compradores se hagan una idea más ajustada de cómo serán sus pisos. Ahora la Sareb, la sociedad que se creó para absorber el ladrillo de las cajas nacionalizadas, ha decidido ir un paso más allá y ha creado una aplicación web que permite que los posibles compradores puedan visitar in situ los inmuebles que les interesen sin necesidad de que les acompañe un agente. Una forma de agilizar el proceso, especialmente conveniente para una entidad que sólo en la provincia de Alicante acumula en estos momentos más de 5.700 activos.
«Está probado estadísticamente que, cuantas más visitas recibe un inmueble, más probabilidades hay de que se venda», explica el responsable del proyecto y director de Relación con Negocio de Sareb, Javier Ortal, que señala que el problema es que no siempre hay personal disponible para atender todas las peticiones que reciben los servicers del también llamado «banco malo» para ver sus pisos, o que los horarios no se ajustan a las necesidades de los clientes. «Pensamos que, de la misma forma que en Madrid y otras grandes ciudades ya hay compañías de car sharing que te permiten coger un coche aparcado en la calle sólo con el móvil, también se podía hacer algo para que pudieran visitarse los pisos sin necesidad de que uno de nuestros agentes le acompañara», explica el ejecutivo.
De esta forma, el equipo de Ortal desarrolló un sistema que suprime la necesidad de contar con las llaves para entrar en estos inmuebles. Los usuarios sólo tienen que registrarse a través de una web -visitame.app-, mandar una foto de su DNI y un selfie, y seleccionar una hora. Una vez en la puerta del inmueble, el sistema comprueba mediante geolocalización que se trata del usuario en cuestión y, tras tocar el timbre, abre la puerta.
A partir de ese momento, el posible comprador dispone de 50 minutos para inspeccionar a su gusto la casa. Además, puede repetir cuantas veces quiera. «Normalmente, cuando te compras un piso, quieres que venga tu madre o algún amigo a verla antes de decidirte, o a lo mejor te interesa traer al pintor. Así resulta más fácil», señala Ortal. De momento, los horarios de visita serán de nueve de la mañana a nueve de la noche, de lunes a viernes, y de nueve a tres del mediodía los sábados, pero el objetivo es ampliarlos todo lo posible a medida que el sistema se expanda.
Tras algunos ensayos iniciales en Madrid, la sociedad presidida por Jaime Echegoyen acaba de iniciar en una promoción en el barrio de La Florida de Alicante la primera prueba piloto con clientes reales. La intención es extenderla posteriormente a unos 500 activos por todo el país y, a partir de ahí, al resto o a la mayor cantidad posible.
Lo que no temen en el también conocido como «banco malo» es que haya ocupas que aprovechen esta aplicación para introducirse en los pisos. «No es normal que una persona que ha dado todos sus datos haga algo así», señala el responsable del proyecto que apunta, además, que de esta forma se sabría enseguida y se podría actuar inmediatamente, sin dar opción a que haya arraigo.
