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Otra vida para los contenedores marítimos

Viviendas, oficinas, chiringuitos de playa, tiendas de motos, espacios museísticos, plantas de generación eléctrica... también aumentan el tráfico de contenedores. Los nuevos vienen de China, llegan a puerto y tienen múltiples destinos

Terminal de contenedores de MSC en el Puerto de València. F. Bustamante

Mucho ha llovido desde que la naviera Sea Land, en 1965, transportó sesenta contenedores por primera vez desde el puerto de Newark al de Houston (Estados Unidos). El inventor fue el transportista Malcom McLean que, cansado de realizar grandes trayectos, ideó un revolucionario invento: unas cajas metálicas pensadas para el transporte marítimo de mercancías. Su gran acogida hizo que se empezaran a utilizar de forma regular en todo el mundo. Medio siglo después, estos grandes recipientes que pueblan muelles portuarios y centros logísticos de carga y descarga tienen múltiples usos. Son fabricados en China y transportados a España por grandes navieras cuyos buques escalan en recintos como el de València, Barcelona o Algeciras. Se venden al público, si son nuevos, por unos 4.000 euros la unidad. A eso habrá que añadir gastos de adaptación y transformación solicitados por cada cliente: viviendas, oficinas, tiendas de motos, chiringuitos de playas, casas de campo, plantas de generación eléctrica... Claro que si son de segunda mano bajan los precios hasta los 1.600 euros por contenedor, según reconocen algunas empresas dedicadas a este incipiente negocio. Incluso portales de comercio electrónico como Wallapop y Vibbo, entre otros, los ofrecen por 1.350 euros.

Empresas transformadoras

La iniciativa privada es ocurrente y en estos últimos años han vuelto a florecer negocios que ofertan contenedores marítimos en España -hay alrededor de una decena- sobre todo en el área del Mediterráneo así como en Madrid. Las empresas defienden su actividad en medio de no pocas trabas burocráticas de las administraciones públicas. Rosendo Ros es gerente de la mercantil Ros Container, una sociedad puesta en marcha tras el estallido de la burbuja inmobiliaria con el propósito de «dar soluciones y hacer la vida más útil y fácil a los problemas de vivienda y necesidades comerciales», explica este directivo procedente del mundo portuario y cuyo negocio ya cuenta con casi una veintena de profesionales, incluido personal técnico en sus áreas de producción y comercial. Se siente orgulloso porque «colabora con el medio ambiente» y contribuye a una construcción «mas eficiente, ecológica y, obviamente, mas económica», puntualiza. Ros Container S.L. ya tiene proyectos en Francia y Alemania.

Más avanzados en el norte de Europa

Más allá de destinos sociales en zonas deprimidas del planeta, donde varios contenedores unidos pueden servir de escuela o de hospital, en las sociedades avanzadas aumenta la utilización de los contenedores en el ámbito de la edificación. Lo certifica el decano del Colegio de Arquitectos de València, Mariano Bolant, quien resalta que «Europa va muy por delante de España en la utilización de los contenedores para elementos constructivos». En en sentido afirma que en el norte del viejo continente hay agrupaciones de viviendas construidas con módulos debidamente aislados en términos de acústica y térmica. «Hace décadas se desconfiaba del pladur, del cartón-yeso, para levantar paredes y ahora es un elemento extendido y asentado. Lo mismo puede ocurrir con los contenedores», agrega este arquitecto valenciano. En su opinión, se trata de una «cuestión cultural y visual». Y destaca sus posible usos como edificaciones efímeras. En su opinión, «reciclar ,reutilizar y rediseñar puede ser interesante para los usos arquitectónicos de los contenedores». Sin bien recuerda que «no son elementos constructivos, como tampoco lo es la madera, por lo que requieren su acondicionamiento y por eso surgen trabas administrativas».

Otras fuentes lamentan que en países del norte de Europa con climas más extremos se utilicen como una opción válida la construcción de viviendas utilizando contenedores y un país como España, con un clima más templado, se puede rechazar la utilización de estas grandes cajas posiblemente por el arraigo de la cultura del ladrillo. Ciertas reticencias también surgen desde algunos ámbitos de la actividad relacionada con las viviendas y la obra pública. Según el presidente de la Federación Valenciana de Empresarios de la Construcción (Fevec), Francisco Zamora, «el negocio de los usos alternativos de los contenedores marítimos para espacios constructivos es incipiente. Es una apuesta innovadora y requieren muchas adaptaciones para cumplir con las leyes de las viviendas».

Plantas de generación de electricidad

También las actividades industriales llaman a las puertas de las empresas transformadoras de estos elementos tan característicos del transporte marítimo de mercancías. Así le ha ocurrido a Genia Global Energy. Su CEO, Gabriel Buttler, explica que la firma contrató a Inderen (Ingeniería y Desarrollos Renovables S. L (Interen), con cuartel general en Silla, para instalar una instalación de generación eléctrica. Se trata de una fábrica que alberga parte de los componentes de una planta de biogás dentro de contenedores marítimos. Ya se ve que estos elementos dan mucho juego, pero será necesario pensar qué hacer con los millones de contenedores ociosos que ya no se cargan en los buques. También se podrían transformar en piscinas. ¿Por qué no?

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