Después de un final de 2018 terrible para el inversor, donde prácticamente ningún tipo de activo se libró de terminar con retornos negativos, habíamos empezado este 2019 con fuertes subidas y recobrando los ánimos, pensando en una fuerte recuperación. Transcurrido ya más de la mitad del ejercicio, las dudas por el comportamiento del mercado nos asaltan y nos preguntamos si estamos ante una simple corrección, dados los niveles de recuperación alcanzados, o ante el inicio de una tendencia a la baja que se prolongue en el tiempo.
En esta situación, tomar decisiones se convierte en un dolor de cabeza, pues dudamos de en qué momento del ciclo nos encontramos. Y si miramos a nuestro alrededor tampoco lo tenemos muy fácil. En muchas ocasiones las predicciones y análisis de los organismos oficiales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco de España, presentan visiones divergentes respecto de la de los Gobiernos o analistas financieros.
Una forma de salir de esta indefinición es ser fieles a nuestro plan original, mientras se confirma una u otra tendencia. Si en la inversión nos hemos fijado un objetivo, hemos marcado un plazo determinado, respetamos nuestro perfil de riesgo, tenemos en cuenta nuestras necesidades de liquidez y mantenemos un nivel adecuado de diversificación, deberíamos estar tranquilos.
En cambio, deberíamos mantener un elevado nivel de vigilancia de nuestras carteras. Si hay algo que estamos viendo es que todo cambia muy rápidamente. ¿Seguiremos dudando en los próximos meses? Esperemos que esta nueva estación nos traiga vientos más favorables, si es que lo permite la situación política, la guerra comercial, el brexit y todo lo demás. Pasen un feliz verano?con permiso del mercado.
