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Mujeres con mando agrario

Las cooperativas agrarias valencianas avanzan en igualdad. Hay 269 mujeres en consejos rectores y el 17 % de los puestos de gerencia son ocupados por ejecutivas

Mujeres con mando agrario

Las mujeres comienzan a hacerse un hueco en el masculinizado mundo de los dirigentes del negocio agrario. Al menos en el sector cooperativo, uno de los más representativos en el ámbito hortofrutícola de la Comunitat Valenciana, con 365 entidades, cuyo negocio conjunto supera los 2.100 millones de euros anuales y genera 20.000 puestos de trabajo directos. Con los ojos puestos en el Brexit, Sudáfrica, Mercosur y EE UU -por los aranceles de Donald Trump-, y tras la desastrosa campaña citrícola 2019/2020, dirigentes de firmas de la economía social analizan para El Mercantil Valenciano la realidad de este tejido productivo. Cuentan que a pesar de los tímidos avances en igualdad durante estas últimas décadas la realidad constata que la presencia de mujeres en tareas de dirección todavía resulta es escasa. Aún queda mucho camino por recorrer.

Según un informe de Cooperatives Agro-alimentàries, un total de 249 mujeres forman parte de los consejos rectores, lo que supone un 8 % del total de sus integrantes. Adicionalmente, 27 féminas ostentan la dirección o gerencia de estos negociados; es decir, un 17 % del total de entidades . Las casi cuatrocientas cooperativas (343 de primer grado y 22, de segundo) -la mayoría de ámbito local- aglutinan 192.385 socios (74% hombres, 26% mujeres). Si atendemos a la distribución sectorial, el mayor porcentaje de socias sobre el total de la masa social se encuentra en los sectores hortofrutícola (36%) y arrocero (32%).

Mejorar el futuro de la agricultura valenciana, con gestión moderna basada en la ciencia y en la tecnología, dando también protagonismo a la mujer ya que desempeña más de la mitad de los puestos de trabajo del sector, son algunos de los objetivos que persiguen Ana María Borrás, consejera de la cooperativa San Isidro de Castelló; Carmina Jorques, gerente de la cooperativa San José de Almassora; Nuria Chabrera, gerente de la cooperativa Real Export, de Vila-real), así como Lourdes Falcó, presidenta de la Cooperativa Agrícola San Isidro, de Vall d'Uixó.

Nuria Chabrera Ibáñez, de 44 años, es ingeniera técnica agrícola por la Universitat Politècnica de València (UPV). Esta ejecutiva inició su carrera profesional en la cooperativa de Torreblanca y luego, en Real Export, en el departamento de calidad, donde años más tarde fue jefa de producción. Es la directora de esta firma desde 2015. Asegura que «no ve frenos en ser mujer y ocupar puestos de dirección; lo que hay que tener es una responsabilidad grande y buena capacidad de liderazgo», puntualiza. Real Export, fundada en 1999 de la fusión de Cofrutvi y Cosecheros, factura 7,6 millones de euros y tiene 400 socios. Se dedica a la manipulación y exportación de cítricos y otras frutas, con una sección de cultivo que atiende a sus socios y a los agricultores que lo necesiten. El volumen de la cooperativa es de 16.000.000 de kilogramos. Sobre todo de clementina.

Al abordar el asunto de la igualdad y la conciliación familiar y laboral explica que es cuestión de «organización y de flexibilidad en los horarios de trabajo». En ese sentido, Lourdes Falcó Segarra (Vall d'Uixó, 1969), diplomada en Ciencias Empresariales, licenciada en Investigación y Técnicas de Mercado y máster en Dirección Comercial, explica que no ha notado barreras o frenos que impidan llegar al cargo». Eso sí, lamenta que el sector esté «cada vez más perjudicado y envejecido», comenta desde una entidad que aglutina 10.000 socios y maneja una cifra de negocio de 6 millones de euros .

En busca de precios justos

Estas «jefas» del campo reconocen que la fruta «sigue sin tener un precio competitivo para los productores, de manera que no pueden generar beneficios en sus explotaciones y acaban abandonando», afirma Lourdes Falcó. En su opinión, «urge generar iniciativas donde además del precio de la fruta producida se valoren aspectos como el efecto en la reducción de la huella de carbono o el mantenimiento de la biodiversidad en las explotaciones y se incorporen a los precios de origen», puntualiza la presidenta de la cooperativa de la Vall d'Uixó.

Conocimiento y experiencias

También con buen currículum académico, Carmina Jorques (Almassora, 1970), Graduada Social por la Universitat Jaume I de Castelló y máster en dirección de cooperativas agrarias por la Universidad Politécnica de Valencia, desde su centenaria cooperativa, gobierna 5.600 socios y maneja unas ventas de 2,5 millones de euros. Dice que se desenvuelve bien «gracias a los conocimientos y experiencia». Asegura que es muy importante generar confianza al agricultor en un mundo un tanto olvidado. Y advierte de que «estamos atravesando una época en que los ingresos del agricultor han disminuido notablemente. Espero que esta situación se revierta, puesto que sería una pena que todos los campos que tenemos cultivado de cítricos de convirtieran en barbechos», agrega.

Diversificación

Por su parte, Ana María Borrás (Cálig, 1964), abogada en ejercicio, casada y con hijos, participa en la dirección de una cooperativa que aglutina 1.945 socios, de los cuales el 21% son mujeres. Factura casi 3 millones de euros y tras un proceso de diversificación se dedica mayoritariamente a las actividades de suministro de fertilizantes, semillas y plantones, de productos fitosanitarios y carburantes. «En el entorno agrario -resalta esta dirigente de la cooperativa- las mujeres se desenvuelven bien. Yo soy nieta de agricultores y siempre he visto una alta implicación de la mujer en las tareas del campo, si bien a la hora de decidir es cierto que lo hacían los hombres. Pienso que eso ahora ha cambiado, las mujeres hemos ganado mucho terreno en múltiples campos y disciplinas pero creo que aún queda mucho terreno por recorrer», concluye.

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