Permanentemente observada. Así es como confiesa sentirse Hortensia Roig, presidenta de la escuela de empresarios Edem y consejera de Mercadona, la cadena de supermercados controlada por sus padres, Juan Roig y Hortensia Herrero. El apellido le ha puesto el foco encima y sabe que todo lo que diga o haga, en público o en privado, es carne de microscopio. Ella intenta abstraerse de ser la hija de y se dedica a lo que más le gusta hacer: trabajar, trabajar y trabajar. Acaba de asumir nuevas competencias en Edem, tras la salida de la dirección general de José Antonio Noblejas, que fue auditor de Mercadona.

Nacida en València en 1974, es la mayor de las cuatro hijas del matrimonio Roig Herrero, un equipo en cuya alineación le acompañan sus hermanas Carolina (su melliza), Amparo y Juana y que al calor del hogar familiar se siente el más fuerte del mundo. El círculo se amplía con el complemento directo de la presidenta de Edem, su marido Jesús Ferrer, abogado y empresario, con quien tiene tres hijos: Nicolás, Hortensia y Trinidad. Como su madre, los dos primeros son mellizos y maravillan a sus abuelos maternos, que en total tienen 10 nietos. Nicolás ha dotado de masculinidad a una familia donde las féminas son multitud y Trinidad ha vuelto a ejemplificar la veneración que el clan siente por la madre de Juan Roig, Trinidad Alfonso.

En casa se habla de empresa. Siempre fue así, hasta en la infancia de Hortensia, formada en el colegio Esclavas , de València. Las horas que pasó escuchando el día a día de un padre al que adora tuvieron secuelas y despertaron en la mayor de las Roig la curiosidad por el universo corporativo.

Amante del deporte (carrera a pie y pádel), Roig es licenciada en Derecho por la Universidad de Valencia, con especialidad en empresa y con Premio Extraordinario fin de carrera. En las aulas la recuerdan como la empollona que, con una curiosidad desbordante, se desvivía por la educación, convencida hasta la médula de que el conocimiento era la mejor garantía para estar a la altura de lo que de ella se esperaba.

A punto de ser registradora de la propiedad

Se preparó unas oposiciones a registradora de la propiedad, pero tuvo miedo de jugarse todo su futuro a única prueba y finalmente lo dejó, algo un tanto insólito en alguien que después ha hecho de la cultura del esfuerzo su gran credo. Fallera empedernida y admiradora del tenista Rafa Nadal, decidió ejercer como abogada y entró en el bufete Uría Menéndez. Estuvo allí hasta que su padre tiró de ella y la incorporó a la empresa de la familia. Durante cuatro años trabajó en la asesoría jurídica de Mercadona, en el área de relaciones con los inversores institucionales y en operaciones (jefa de tiendas).

La educación volvió a cruzarse en su camino, de la mano del empresario Manuel Palma y de José Antonio Noblejas, que en 2005 forjaban la escuela Edem, constituida como fundación tres años antes y apoyada por su padre. Palma sabía que la hija de Roig tenía inquietudes docentes y le ofreció su incorporación a Edem como profesora y secretaria general. Ella pidió consejo a su progenitor y mentor, al que idolatra. No en vano dice que él le ha enseñado todo lo que sabe y que es su referente constante. «Su mente y sus consejos no se pagan con dinero», ha señalado, en público y en privado.

Nieta e hija de empresarios, aceptó la propuesta de Palma, con la aquiescencia paterna pero con el respaldo de sus propios valores, aquellos que en la vida ayudan a tomar decisiones. Su marcha a Edem contó con el apoyo de la familia, incluidas su madre y sus hermanas. Dos de ellas (Carolina y Juana) trabajan hoy en Mercadona, mientras Amparo tiene su propio estudio de arquitectura. Ninguna está descartada para suceder a su padre cuando este deje las riendas de la cadena de supermercados, aunque le han escuchado decir hasta la saciedad que el capital se hereda, no la gestión, que debe estar en manos profesionales.

Hortensia Roig, que vive en el centro de València y que educa a sus hijos en un colegio británico, encontró en la escuela de negocios lo que ahora califica de forma indisimulada como «su proyecto vital». Primero, como secretaria general y con Palma como presidente, definía las líneas estratégicas de Edem e impartía cursos de liderazgo y cultura del esfuerzo. Las tareas más ejecutivas de la escuela estaban en manos del equipo de Noblejas, al que más adelante se uniría Lucía Egea. Después, cuando en diciembre de 2017 Palma dejó la presidencia de la escuela de empresarios en manos de la hija de Roig, esta asumió además las relaciones con empresas y con los mercados internacionales de Edem. Su agenda de contactos fue clave para el impulso de Edem. Ahora, tras la retirada de Noblejas, la formación de ejecutivos ha pasado a depender de ella.

Se aleja así de esa presidencia florero que algunos cuestionan y la dota de contenido, ajena a unas críticas que, aun con todo, duelen a veces. Es consciente de que parte de la opinión pública siempre dirá que es su apellido y no su valía la que le lleva a estar donde está. Los que la conocen bien dicen que ha encontrado en Edem su verdadera vocación, que disfruta con su trabajo como nunca, que es más que capaz, que absorbe el conocimiento como la mejor de las esponjas y que domina la mano izquierda como pocos. En su debe, indican que en ocasiones puede ser demasiado perfeccionista e intensa y que sufre por la presión, la autoimpuesta y la exigida por una familia y una sociedad que siempre quieren más.

Sin tacones pero con americana para hacer los deberes

La hija mayor de Juan Roig, que ama tanto a su familia como a su trabajo, pudo renunciar a una de las dos esferas y no quiso. El equilibrio no siempre es fácil y cuenta que su vida si no es caótica al menos es muy divertida. Aunque sabe que en su caso es afortunada porque tiene equipo propio, puntos de apoyo y compañeros con corresponsabilidad en ambos casos, tanto en la escuela de negocios como en casa. Pasa de un ámbito a otro sin transición. Al llegar al domicilio familiar, se quita los tacones, pero conserva la americana mientras hace los deberes con sus hijos. Le gusta ver series y programas como La Voz Kids, pero también películas de Disney.

Lectora voraz, en los últimos tiempos, se ha hecho un sitio en el universo corporativo valenciano como adalid del liderazgo femenino y del emprendimiento, el alma de Edem, de la aceleradora Lanzadera y de la sociedad Angels, todas en la órbita de su padre. Con ambición de convertirse en un referente inspiracional, escribe cartas a los alumnos de Edem («No dejéis de soñar... y de leer»), recomienda libros en Linkedin (El Elemento o La isla de los cinco faros), apadrina promociones de alumnos (Mas Camarena) e imparte charlas por toda la geografía. Recomienda a los jóvenes apuntar al 10 (ya te harán bajar al 8 las circunstancias o las enfermedades), dejarse guiar por los padres y las personas que les quieren, aprender a hablar en público y sonreir. Hortensia insta a las mujeres a romper no solo el techo de cristal, sino el de cemento, el que les fuerza a elegir entre la carrera profesional y la personal. Les exhorta a que se sienten en el centro de la mesa, no en la esquina, y que crezcan y evolucionen tanto como ella. De joven, sus modelos ideales eran siempre masculinos. Ahora, también tiene femeninos. Admite que quiere ser mujer, líder y «llevar zapatos rosa».