La agricultura y la ganadería, y en especial la de carácter familiar, son actividades imprescindibles para hacer frente a la emergencia climática. La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) ha aprovechado la COP25 para explicarlo y demostrarlo en una intensa agenda de encuentros y jornadas. El cambio climático en el medio rural es una realidad tangible. Frente al medio urbano, donde la relación con la naturaleza es más bien escasa, en los pueblos se sienten más los efectos de la crisis climática con mucha mayor claridad. Esa conciencia del cambio es característica inherente a su actividad.
Desde nuestra organización presentamos el proyecto InfoAdacta-Agri, medida de adaptación al cambio climático, realizado gracias al apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, el objetivo del proyecto es informar, comunicar, concienciar y capacitar sobre medidas de adaptación al cambio climático en la agricultura y la ganadería. Dando las claves para adaptar las explotaciones ante este reto, y ser versátiles ante la incertidumbre que provocarán estos cambios en el clima, tales impactos meteorológicos, biológicos y económicos, debemos afrontarlos con un plan de mitigación en el sector agrario a través de una hoja de ruta de los sectores difusos con medidas que tengan la suficiente dotación presupuestaria: los esfuerzos deben centrarse fundamentalmente en reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno en la fertilización nitrogenada y gestión de suelos, de metano en la cabaña ganadera y en la gestión de estiércoles y purines, incidiendo en la mejora de la gestión de los suelos por reposición de la materia orgánica.
Es preciso reconocer la función de sumidero que ejercen determinados cultivos permanentes, praderas y montes en la absorción de CO2. En este plan han de tenerse en consideración los efectos sociales que se pudieran producir, estableciendo determinadas singularidades y medidas de protección y apoyo a sectores y colectivos más vulnerables. Es necesario el impulso y fomento en el uso de energías renovables, así como fomentar la agricultura integrada y ecológica y trabajar más y mejor los canales cortos de comercialización y las infraestructuras alternativas de venta minorista.
La agricultura viene contribuyendo a la gestión de la demanda hídrica para ganar resiliencia frente a los recursos decrecientes del agua, modernizando y adaptando los regadíos. Pues bien, un reto de esta magnitud debe abordarse globalmente, tanto en medidas de mitigación como de adaptación. Respecto a esta segunda proponemos que la adaptación al cambio climático se enfrente con perspectiva amplia y europea. Que se trabaje para que la UE declare a España como el laboratorio del cambio climático debido a que presenta gran variabilidad de climas según las zonas.
