El mundo del trabajo está orientado cada vez más al rendimiento y frecuentemente ignora la importancia del principio del «empleado feliz». Aunque no todas las sociedades piensan lo mismo Consum sí comparte dicha pauta porque dice que es uno de los aspectos más importantes para los gestores del personal de la compañía que emplea a 16.000 trabajadores. Allí el 95% son fijos o socios, el 72 % mujeres y la media de edad, 39 años. Tiene más de 450 centros de trabajo propios y sostiene que avanza en conciliación e igualdad y quiere «retener el talento». Dedica mucho tiempo a esa tarea. Así lo certifican a pie de supermercado, entre el bullicio de clientes que llenan la cesta de la compra en una tienda de Alcàsser, Evarist Casany y Guillermina Cano, director de Personal y responsable del Comité de Conciliación e Igualdad de Consum, respectivamente. Muy cerca de este punto de encuentro, al final de uno de los pasillos de la moderna tienda de esta firma de la distribución comercial, ven de reojo puestos «claves» para esta organización con estructura de economía social. «Los especialistas hay que retenerlos porque tener buenos carniceros y pescaderos es muy importante para la sociedad. Son puestos fundamentales, tanto o más que los de dirección», apunta Casany.

Además de retener talento pretenden mejorar el clima laboral, tener «contenta e ilusionada» a la plantilla: otra regla de oro, sostienen los directivos de Consum. «De los empleados que se incorporan a la cooperativa de distribución y llevan más de un año trabajando solo un 1 % se van», puntualiza. En ese sentido, la cooperativa cuenta que la conciliación de la vida familiar y laboral se ha convertido en «algo más que un concepto ambicioso». Guillermina Cano, periodista, ejecutiva de Comunicación y Atención en el Departamento de Personal de Consum, desarrolla su labor profesional desde hace algo más de 16 años en esta firma. Ha sido la impulsora del certificado de Empresa Familiarmente Responsable, convirtiéndola en la única empresa de la distribución comercial de España en obtenerlo. También estos directivos entienden que ganar productividad y racionalizar horarios es objetivo prioritario «compartido». La gente trabaja para vivir y no al revés. Tal vez por eso la responsable del Comité de Conciliación e Igualdad de Consum sostiene que desde la implantación de un plan interno en 2007 su productividad ha aumentado un 22 %, mientras que han descendido el absentismo un 17 % y la rotación no deseada de trabajadores, un 22%.

Evarist Casany, diplomado en Relaciones Laborales y con varios máster de dirección de empresas, con amplia experiencia profesional en la cooperativa, donde aterrizó en 1986, ha ocupado diversos puestos como el de jefe de personal, jefe de zona comercial y director de supermercados. Desde 2005 es director de Personal. Y dice que «trabajamos con personal y no con recursos». Por eso cambió de nombre el departamento. Presume de las medidas «estrella» de conciliación de Consum. Destaca que tienen la jornada laboral anual más baja del sector (1.790 horas, frente a las 1.824 de media). Esto es menos de 40 horas semanales. Además, la plantilla de Consum disfruta de 5 semanas de vacaciones (de dos a tres de estas siempre en período estival). A Casany le gusta aclarar que «verano es julio y agosto y no en otros meses como dicen en algunas empresas que estiran este período de junio a octubre. «¿Por qué un empleado de Xàbia o de cualquier otra población turística hay que castigarlo a que nunca se pueda ir de vacaciones en julio o agosto?», cuestiona Casany. También Guillermina Cano destaca la implantación de la jornada continua o flexibilidad horaria «para toda la plantilla». Otras medidas de conciliación son la proximidad del centro de trabajo a domicilio. Así, en los supermercados el objetivo es trabajar en la población de residencia. Además, han implantado un permiso de paternidad de 10 semanas (dos semanas por encima de lo que marca la legislación vigente). También han puesto en marcha pagas extraordinarias para colectivos vulnerables como la víctimas de violencia de género o familias con hijos con discapacidad. «Flexibilidad es confianza, presentismo cero; esa es nuestra filosofía», explica. Por eso también ha llegado el teletrabajo a Consum: ya tienen 100 trabajadores en esas tareas. Afecta a áreas como la atención telefónica de clientes o departamentos de sistemas informáticos.

¿Resultados? «Trabajadores comprometidos, clientes satisfechos», resalta Guillermina Cano. La cooperativa acaba de ser reconocida como empresa Dona i Dona en su primera edición y cuenta con el sello EFR de la Fundación Másfamilia tras implantar 75 medidas para conciliar. «Eso hace posible que las empresas sean más éticas y más rentables. La ventas por metro cuadrado y trabajador han crecido », resalta Casany. Y es que Consum invirtió 8,7 millones de euros en conciliación en 2018, un millón más que el ejercicio anterior, lo que representa 566 euros por trabajador.

Los directivos de la empresa valenciana de la distribución garantizan que la «mejora de clima laboral ha sido notable» desde la puesta en marcha del citado programa de conciliación. La cooperativa lleva desde 2009 aplicando este tipo de medidas. En su plantilla los ingresos medios del personal operativo socio ascienden a 1.531 euros brutos mensuales. Las mujeres representan el 72% de la plantilla y durante 2018 dos de cada tres personas promocionadas en Consum fueron féminas. Estos ejecutivos reconocen que aún quedan muchos retos por conseguir. Por cierto, Consum no tiene registro de jornada. Es una cooperativa. No está obligada a ello. «En cualquier caso -concluyen Casany y Cano- nadie hace más horas de trabajo de las que le corresponde hacer».