La identificación biométrica se basa en los rasgos distintivos únicos que posee una persona. La biometría «estática», la más conocida, incluye atributos como la huella dactilar, la estructura del iris, la disposición de los vasos sanguíneos, los componentes de la voz o el propio rostro, y permite proteger la seguridad individual ( smartphones) o colectiva (controles de entrada a empresas o en aeropuertos). Existe otra variante relacionada con la conducta o el movimiento humano (dinámica), que contempla atributos como los gestos, la forma de moverse o el patrón grafológico.

Por ejemplo, la empresa Watrix permite identificar a personas a 50 metros por su contorno corporal y los ángulos de brazos y piernas. La University of California Santa Barbara puede reconocer desde el exterior a un individuo en una habitación utilizando grabaciones de vídeo del mismo y transceptores WiFi. Otros investigadores aplican deep learning sobre el modo de andar y deducen, con precisión mayor del 80 %, el estado de ánimo.

La biometría dinámica puede también detectar fraudes estudiando la forma de navegar por internet o de utilizar aplicaciones móviles. Empresas como SecuredTouch, NuData Security o TypingDNA buscan anomalías de comportamiento, por ejemplo, al crear nuevas cuentas o copiar y pegar múltiples veces (detección de bots).

El análisis del rostro permite detectar emociones. iMotions es capaz de registrar hasta 20 expresiones faciales y 7 categorías de emociones con aplicaciones en el desarrollo de habilidades sociales y en el ámbito de la salud mental. Otros avances incluyen la identificación de enfermedades genéticas (síndrome de DiGeorge) o la evaluación del dolor en neonatos.

También en el ámbito de la salud, Medasense ha desarrollado el dispositivo PMD-200 para optimizar la administración de analgesia en procedimientos quirúrgicos con anestesia general, basándose en parámetros biométricos fisiológicos (presión sanguínea o ritmo cardíaco) que responden al daño causado a los tejidos durante la cirugía (sistema nociceptivo).

El láser Jetson, desarrollado por el Pentágono, puede reconocer a una persona a 200 metros de distancia por el latido de su corazón, mediante vibrometría láser. Investigadores de la Buffalo State University y la University of Colorado pretenden desarrollar un sistema biométrico no hackeable a partir de las ondas cerebrales que se producen ante estímulos visuales, eliminando el riesgo de usurpación de rasgos invariables como la huella dactilar o el iris.

Mucho más cerca de nosotros, el Instituto de Biomecánica, que tengo el orgullo de dirigir, ha desarrollado el sistema MOVE 4D, una nueva generación de escáner sin marcadores que captura, con alta resolución temporal y espacial, las formas del cuerpo en movimiento, abriendo horizontes científicos en biomecánica, deporte y salud, así como propuestas innovadoras sin precedentes en el diseño de productos y entornos de uso humano.