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Entrevista

Salvador Navarro: "Este gobierno parece que quiere cargarse a la clase media"

Salvador Navarro: "Este gobierno parece que quiere cargarse a la clase media"

No para. Como presidente de los empresarios valencianos y vicepresidente de la patronal española CEOE, donde tiene buena influencia, Salvador Navarro vive días de continuo ajetreo con reuniones aquí -son ya habituales sus encuentros con miembros del Consell- y allá. Y mucho trabajo en la sombra para tratar de frenar el impacto en la economía de la pandemia del coronavirus.

¿Ha asimilado ya la magnitud de lo que está sucediendo?

No la ha asimilado nadie, en estos momentos. Las previsiones apuntan a caídas de entre el 8 % y el 15 % de la economía, según la CEOE. Conforme avance la recuperación económica, con la reactivación, puede ser que vayan mejorando las cifras o empeorando, en función de las decisiones que se tomen.

¿Qué cree que va a suceder con la economía cuando se controle la pandemia? Parece que la crisis será superior a la Gran Recesión y puede que a la Gran Depresión que desembocó en la Segunda Guerra Mundial.

Es primordial tener el control y seguimiento de la pandemia, pero hace tiempo que se debería de haber cambiado el binomio salud/economía por el de economía/salud.

En un principio, se puso en primer lugar las vidas y en segundo, la economía. ¿Ahora debe ser al revés?

Sí, debe ir por delante. No hay vacunas y tardarán para todos. Hay que aprender a convivir con la pandemia. Lo primero que hay que pedir es responsabilidad individual. Cuanto antes empecemos a mover la actividad económica antes volveremos a la situación anterior a la pandemia. Tenemos que hacer que las empresas recuperen la actividad y eso solo se logra con confianza. Que el ciudadano pueda salir a la calle. Y sacar a toda la gente que está en ERTE [expediente de regulación temporal de empleo] para que no sean despidos permanentes.

Si ponemos por delante la economía, ¿qué les decimos a los muertos y sus allegados?

Estamos en otro estado. Tenemos más información, más higiene, la situación sanitaria ha mejorado y por eso es precisa la responsabilidad individual para que no haya repuntes. Lamentablemente, lo que ha sucedido ha sido inhumano, porque la mayoría de los fallecidos ha sido gente mayor que en su día hicieron un esfuerzo mucho mayor que el nuestro por nuestro futuro y se han quedado por el camino porque la sociedad no ha respondido adecuadamente. Pero ahora tenemos que seguir adelante, llegar a la normalidad y trabajar para el día después.

De cero a diez, ¿qué puntuación le pone al Gobierno en esta crisis?

Nos ha sobrepasado a todos esta pandemia. Cuando se cerró una ciudad en China lo vimos como si fueran marcianos. Yo fui a las ocho mascletás que se hicieron. Pensábamos que era como una gripe. Ha fallado la información y su transmisión, pero quien estuviera gobernando, fuera del partido que fuera, hubiera tenido errores.

Dígame cuáles son los dos errores imperdonables de estos meses de gestión gubernamental.

El primero es la acción-reacción, porque se han tomado decisiones de manera unilateral que, en clave empresarial, nos han hecho tomar decisiones equivocadas porque anunciaban una cosa y el Boletín Oficial del Estado ponía otra, lo que nos hizo invertir en ocasiones en balde. O no tener margen de maniobra porque el BOE se publicaba un cuarto de hora antes de entrar en vigor. El ministerio de Sanidad debería haber contactado más con otros departamentos que sí hablaban con las empresas. Un segundo error ha sido la falta de diálogo y empatía con las empresas, fundamentalmente por parte de los ministros de Podemos. Los empresarios no creamos empresas para despedir.

¿Qué datos maneja sobre la reactivación?

Esperaba una respuesta mayor por parte de las empresas, aunque es cierto que en algunos sectores la limitación de espacio y los aforos han impedido que abran más. Un 20 % del sector servicios ha vuelto y eso es muy poco. Hay, por eso, que impulsar la confianza.

¿Ya se ha repuesto del pacto del Gobierno con Bildu para derogar íntegramente la reforma laboral?

Ese día hablé con Antonio Garamendi, presidente de la CEOE. Pensaba que era una fake news. Hablé con gente del ámbito político. Al final, la conclusión es que no vale todo a la hora de pactar y menos con partidos que tienen déficits democráticos. Aprovechar el estado de alarma para aprobar cuestiones de diálogo social demuestra que este gobierno no cree en el diálogo social.

¿Pero es necesaria una reforma del mercado de trabajo vistos los cambios que estamos viviendo?

En 2012, la reforma laboral permitió flexibilización en las empresas, si no, hubieran cerrado muchas más empresas y habrían ido al paro muchos más trabajadores. A este Gobierno parece que le interese la lucha de clases. Por ejemplo, el impuesto a las grandes fortunas. Parece que quiere cargarse a la clase media y que existan dos polos: los ricos y los pobres. Tienen un lenguaje de «o eres pobre o rico». Pues no, muchos trabajadores están en la clase media. El empresariado ha dado muestras de gran responsabilidad en esta crisis y sus trabajadores, también. No es el mejor momento para plantear reforma laborales. Derogar no se puede. Otra cosa es hacer adaptaciones, pero siempre desde el diálogo social. Europa ya ha dicho que es necesario flexibilizar el marco del empleo y eso va en contra de los postulados del Gobierno.

¿Por qué en la Comunitat Valenciana y otras autonomías los agentes sociales y los partidos políticos llegan a acuerdos y en España, donde hace falta realmente, es imposible?

Ojalá el Gobierno central mirase a la Comunitat Valenciana como espejo de diálogo social. Aquí hay acuerdos entre el Consell y sindicatos y empresarios. Siempre ha habido una cultura de llegar a un pacto, que implica negociar distintas sensibilidades.

En la anterior crisis, AVE se convirtió en el interlocutor privilegiado de la Generalitat, gobernada entonces por el PP. Ahora, con PSPV, Compromís y Podemos, la CEV mantiene una relación muy fluida con el Consell. ¿No cabe ninguna crítica?

No creo que AVE haya perdido fuerza. Es cierto que la CEV ha ganado peso autonómico y ostentamos una representatividad total. Claro que hay críticas. El Consell, en comparación con el Gobierno central, lo ha hecho mejor, salvando el no pedir el paso de fase 1 a 2 antes o por la infrautilización de funcionarios. O con el anuncio de una posible subida de impuestos esbozada en las Corts por varios consellers en el peor momento de la crisis. O que desde Economía se retirara una línea de subvención, la denominada Pyme Industrial, de manera sorpresiva cuando ya había empresas que habían realizado inversiones. Inseguridad jurídica total. Por tanto, somos críticos, pero una cosa es que la CEV traslade en privado sus posicionamientos y otra es que todos los días estemos haciendo una crítica pública. Eso no es constructivo.

¿Vislumbra un verano de remontada?

Con la decisión del Gobierno de abrir el espacio aéreo, sí veo una remontada. Poco a poco, siempre que haya responsabilidad individual. Pero no será suficiente para salvar al sector. Tiene que haber políticas de incentivos al consumo y a los sectores.

¿No es peligroso fiar más del 14 % del PIB autonómico a un sector tan volátil como el turismo?

El turismo es lo que es, con sus potencialidades y sus debilidades, como la economía valenciana. Una de esas debilidades es el medio/bajo valor añadido. Pero turismo no solo es ir a la playa, también son las segundas residencias, muchas de ellas inversión extranjera.

¿Le preocupa que la crisis llegue de forma acusada a los bancos? ¿Están notando los empresarios un exceso de prudencia en las entidades financieras a la hora de conceder créditos?

No veo ningún problema con los bancos, porque no hay un problema de liquidez.

¿Esta crisis ha puesto sobre la mesa algunos males de la globalización, como la excesiva dependencia exterior de ciertos productos y suministros. ¿Hay que ir a cierta relocalización industrial?

Por supuesto, pero no para fabricar productos de bajo o medio valor añadido, porque siempre habrá un país que lo haga más barato que tú. Hay que relocalizar para fabricar con innovación. La apuesta que han hecho empresarios que estaban en un ERTE y se han complicado la vida para reconducir la fabricación textil es de alabar y hay que tener un cluster sanitario, pero hay que lograr que mantengan la producción y sobre todo que la puedan exportar.

¿Se atreve a hacer un pronóstico sobre cómo estaremos a final de año?

Me atrevo a decir que estaremos mejor. Ahora todos tenemos una percepción negativa, tras tantos días de confinamiento, pero mejoraremos.

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