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Traca final para la pólvora

La pandemia ha liquidado la campaña tradicional, de marzo a octubre, de un sector genuinamente valenciano. El gremio pide prolongar los ERTE hasta las próximas fallas, levantar el veto a los espectáculos y una rebaja del IVA para reactivar esta industria artesanal

Traca final para la pólvora Fernando Bustamante

I ba a ser un año inolvidable para María José Lora Zamorano, una de las herederas de un linaje legendario en el universo de la pirotecnia, Caballer. Este año, por primera vez, lanzaría el castillo de la Nit del Foc y de la Cremà de la falla del ayuntamiento, un doblete de esos que abrochan una carrera profesional. El protagonismo este 2020, por desgracia, le llega por otro lado. Al frente desde hace poco de la asociación de empresas pirotécnicas de la C. Valenciana, Piroval, a Lora le toca lidiar con la mayor crisis vivida por su industria, y poner voz estos días al drama que está viviendo este sector artesano y genuinamente valenciano, castigado por una pandemia que ha cancelado prácticamente todos los actos de los que viven cientos de familias. No sólo las Fallas, las Hogueras, la Magdalena, los Moros y Cristianos o las cientos de fiestas patronales... También los fuegos artificiales de medio mundo, en los que los maestros valencianos tienen mercado: desde el 14 de julio en Francia al 4 de julio al 4 de julio norteamericano.

La crisis no solo amenaza la supervivencia del sector, sino la esencia misma de las Fallas y tantas otras expresiones culturales valencianas que no se entienden sin la sinfonía de la pólvora. Los pirotécnicos lanzan un SOS porque se ven asfixiados. La crisis estalló en pleno marzo, inicio de la campaña, con solo diez mascletaes de Fallas disparadas y con los almacenes de todas las fábricas atiborrados de material para los encargos y la temporada que se avecinaba.

María José Lora explica a EMV la ruina a la que se enfrenta el sector en la trastienda de su punto de venta en Moncada, estos días con poca actividad pero con muchas gestiones del sector. «Existe un riesgo grave de desaparición del oficio artesano, transmitido de generación en generación, que es parte de la cultura tradicional», resume con gravedad. Tras el shock inicial de caos y cancelaciones de pedidos, la pirotecnia se ha tenido que acoger masivamente a la figura de los ERTE para protegerse de la crisis de liquidez y tratar de salvaguardar el empleo, además de endeudarse con créditos ICO. Pero pasan los meses y, con ellos, crece la incerteza acerca de cómo y cuándo podrán retomar una actividad que, por su naturaleza, congrega grandes masas de público. El objetivo ahora mismo es evitar que los ERTE se conviertan en ERE; es evitar, dice Lora sin disimular ni un gramo de dramatismo, el cierre de empresas.

500 empleos y 30 millones en ventas

Su sector, al menos el agrupado en torno a Piroval, está formado por 26 empresas, la mayoría microempresas familiares, con una facturación agregada de unos 30 millones al año y que dan empleo a 500 personas, que aumentan en unos 300 durante la temporada alta de disparos, como en Fallas o el verano. «La situación es caótica. Empezamos la temporada con todo el material preparado. Todos los pirotécnicos teníamos presentaciones, cridas», cuenta. De momento, se han asegurado el 80% de los ingresos por las mascletaes y castillos encargados por el Ayuntamiento de València, que estaban preparados aunque no se dispararon por la crisis sanitaria.

Pero necesitan garantías de supervivencia. Se están realizando gestiones tanto en Madrid, con el ministerio, como en València con la Generalitat, buscando el trato sensible que se ha dado, por ejemplo, a otro gremio tradicional como los artistas falleros; y que ellos también reclaman que les corresponde por su aportación al patrimonio. En ese contexto, lanzan una batería de peticiones al Palau que van desde su incorporación al IVA cultural, hasta ayudas a fondo perdido para sostener, por ejemplo, sus elevados costes fijos en materia de seguridad.

También exigen que se empiece a autorizar el disparo de espectáculos pirotécnicos en aquellos municipios en que sea posible, algo que ya está ocurriendo en China, Francia y otros países y ante lo que las autoridades en España responden de momento con el silencio. «Ha sido un efecto dominó de cancelaciones. Ahora estamos en un limbo. Se pueden realizar los espectáculos perfectamente siempre que se cumplan las medidas de seguridad», lamenta la portavoz. Y como a otros sectores fuertemente estacionales como el turismo, les preocupa también la permanencia de los ERTE, para salvaguardar la tesorería de las empresas. «Pedimos que se garantice con seguridad jurídica plena la extensión de los ERTE, pudiendo incorporar y devolver a los trabajadores manteniendo las bonificaciones hasta febrero de 2021», señala. Es decir, asumir que este año está perdido.

Centro de una fiesta que genera millones

La situación de la pirotecnia valenciana encierra una ironía cruel. Los señores y señoras de la pólvora, un oficio artesano elaborado en instalaciones apartadas, son los que ponen la música en ritos masivos vibrantes, con artistas galardonados en todo el mundo, pero son el centro de un espectáculo público que mueve mucho dinero que solo ven pasar. Como la actividad hostelera o empresarial que se genera en el centro de València en torno a la mascletà, en la plaza del ayuntamiento o en los palcos privados, con retransmisión televisiva incluida de sus disparos.

La pirotecnia hace tiempo que boquea, asediada por la crisis de 2008 que redujo drásticamente el gasto de las administraciones para los disparos. En los últimos años, de hecho, se produjeron renuncias de apellidos históricos a disparar en la plaza del ayuntamiento e incluso se ha vivido el cierre de firmas de gran peso en el sector. Pero también, como en tantos sectores, les ha hecho daño la invasión del producto chino, la reducción de las exportaciones o la elevada inversión en materia de seguridad. Este pasado 10 de mayo, de hecho, tenía que entrar en vigor la última adaptación de los talleres a la normativa estatal. Han tenido tiempo, pero había tareas pendientes y, pese a la moratoria concedida hasta el 31 de diciembre por el estado de alarma, muchos tendrán que afrontar desembolsos pronto.

La oportunidad perdida tras el cierre de China

Ni siquiera los que hace tiempo diversificaron hacia otros mercados a través de la exportación están a salvo de esta crisis que ha hundido la temporada en todo el mundo. Al principio de la pandemia, cuando la Covid cerró las fábricas y los puertos chinos, se vislumbró una oportunidad. Para los que además de disparar fabrican producto pirotécnico, se abría la posibilidad de suministrar a clientes franceses o italianos que buscaban diversificar y acercar sus puntos de suministro, ya que los contenedores de China dejaron de llegar. Pero entonces fue el virus el que llegó a Europa y lo paralizó todo. Y liquidó una temporada que puede ser demoledora no solo para un puñado de pequeñas empresas, sino para la forma de ser de los valencianos.

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