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Bayer avanza la agricultura 4.0

La multinacional germana reorganiza en españa su división de productos fitosanitarios y de protección de cosechas tras su integración con Monsanto

Protasio Rodríguez, director general de Bayer Crop Science Iberia, en una imagen reciente. EMV

Bayer Crop Science, división de productos fitosanitarios integrada en la multinacional germana fabricante también de la histórica Aspirina, reorganiza negocios tras la fusión con el gigante de las semillas y protección de cultivos Monsanto. Protasio Rodríguez, procedente de la otrora corporación norteamericana, es el nuevo director de la división Crop Science de Iberia, con centros de producción, laboratorios, centros de I+D y campos de experimentación en Barcelona, València, Almería, Murcia y Sevilla. Rodríguez era director comercial en la división de semillas y protección de cultivos de Monsanto para Europa y Oriente Medio, con sede en Suiza. Este curtido ejecutivo tiene una trayectoria profesional de treinta años en Monsanto: dirigía la protección de cultivos para el área EMEA (Europa, Oriente Medio y África) y previamente, en las divisiones de Africa, España, Italia y Grecia. En la actualidad es el encargado de analizar la buena evolución de este negocio, que en este año cobra especial relevancia para una empresa en plena evolución.

En estos tiempos de poscovid sostiene que la «agricultura tiene un nuevo rostro». En ese sentido la compañía asegura que la tecnología digital tiene el potencial de transformar el sector primario en todos los niveles al ayudar a los agricultores a implementar sus recursos de modo no solo más eficiente sino también sostenible. «Esto beneficia a los grandes agricultores del mundo desarrollado aunque las soluciones digitales inteligentes también están ayudando a pequeños agricultores en economías emergentes», explica. Desde la plantación hasta la recolección, las tecnologías digitales -la agricultura 4.0- ayudan a los agricultores a aprovechar al máximo cada cultivo.

Bayer prevé aumentar cien empleos esta año en España. En la actualidad cuenta con más de 2.100 empleados distribuidos en centros de investigación, plantas de producción -incluida la de Quart de Poblet- y oficinas. El negocio de agricultura o Crop Science experimentó un crecimiento del 7,1% durante 2019 con respecto al año anterior, alcanzando unas ventas de 225 millones de euros. Este incremento ha estado motivado en gran parte por las nuevas soluciones biológicas en protección de cultivos y control de plagas. La inversión de Bayer España durante 2019 ascendió a 60 millones euros: 32,2 millones en I+D y 25,2 millones en infraestructuras.

Más allá de la covid-19, la malaria

Desde la planta valenciana -donde ha invertido 9 millones de euros en el último lustro- exporta a 52 países. El centro de producción valenciano de Bayer produce en exclusiva las soluciones ‘Fludora’, ‘Fusion’ y ‘Ficam’, contra el paludismo. La mercantil asegura que ha protegido más de 250 millones de vidas contra la malaria en una década y sigue reforzando su compromiso de combatir una enfermedad que azota a la mitad de la población mundial. Por ello la compañía, que ha mantenido operativa la actividad de todos sus centros de producción durante el estado de alarma por covid-19, aumenta su ritmo de trabajo desde su planta en Quart de Poblet para producir en exclusiva para todo el grupo Bayer los citados insecticidas contra la malaria. Estos se emplean en la pulverización de interiores en los países más vulnerables. Cuenta que la prevención de la malaria sigue siendo esencial «en primer lugar, porque a través de la prevención de la malaria podemos reducir la presión sobre las infraestructuras de salud que a menudo son frágiles y porque en tiempos de crisis de salud y económicas, las enfermedades tienen el potencial de resurgir», explica.

Según el directivo de Bayer el futuro de la compañía pasa por tres ejes: I+D, transformación digital y sostenibilidad. Por eso, entre otras herramientas tecnológicas, destaca el potencial de ‘FieldView’. Se trata de una plataforma que permite a los agricultores recopilar y visualizar fácilmente datos de sus campos, analizar y evaluar el rendimiento de sus cultivos y gestionar la variabilidad de sus tierras mediante planes personalizados de fertilización y siembra para optimizar la productividad. Ya funciona en explotaciones de maíz y pronto podría llegar a cultivos extensivos del olivar o viñedos, apunta. El año pasado, la multinacional invirtió 2.300 millones de euros en I+D agrícola; más que ningún otro competidor del sector. Y prevé que, en los 10 próximos años, la inversión acumulada supere los 25.000 millones de euros. La granja digital de Bayer también incluye el uso de drones que analizan y escanean con eficiencia dónde se necesita el insumo, aplicaciones que analizan la hoja, las semillas y determinan qué enfermedad tiene.

Rodríguez destaca que la compañía se propone reducir el impacto ambiental de la protección de cultivos en un 30 % desarrollando nuevas tecnologías que permitan a los agricultores disminuir los volúmenes de productos fitosanitarios y hagan posible una aplicación más precisa. Prevé recortar un tercio las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por los sistemas de cultivos que más generan en regiones donde Bayer presta servicios.

Temores en la estrategia de la “granja a la mesa” de la UE

Pendientes de las nuevas directrices que marca la Política Agraria Común (PAC), entre estas las estrategias conocidas como de la «granja a la mesa» y «biodiversidad horizonte 2030» , en la que la Comisión Europea aboga por promover la reducción del uso de productos fitosanitarios y antibióticos en unos porcentajes muy importantes, el directivo de Bayer advierte de que la agricultura sostenible debe basarse en criterios científicos e innovadores. «Y que los agricultores puedan producir de una manera exitosa, rentable y sostenible», puntualiza. En su opinión se imponen severas limitaciones al uso de fitosanitarios, fertilizantes y antibióticos privando a los agricultores de unas herramientas «esenciales» para garantizar la salud de los animales y los cultivos.

Y es que, para 2050 la propia ONU estima que la población mundial ascenderá a casi 10.000 millones de personas: otras 2.200 millones de bocas que alimentar. Al mismo tiempo el cambio climático está aumentando las probabilidades de eventos extremos como sequías, olas de calor e inundaciones. «Hay muchas bocas que alimentar en todo el mundo. La agricultura debe ser eficiente», concluye Rodríguez.

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