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"Devolver el dinero que hay en circulación va a ser difícil"

Jaime Matas, en su casa, el jueves. F. Bustamante

Josep Oliu iba en el AVE cuando llamó a Jaime Matas en febrero de 2019. Oliu, presidente de Sabadell, comunicó a Matas, director de la misma entidad en la Comunitat Valenciana, Murcia y Baleares, su nombramiento como director general adjunto del quinto banco de España por activos. Nunca antes un responsable territorial de Sabadell había ocupado esta posición manteniendo su cargo previo al mismo tiempo, como sucede en esta ocasión. Matas pensó que no había entendido bien a Oliu por los problemas de cobertura habituales en la larga distancia ferroviaria en España. «No formaba parte de mis expectativas y me sorprendió». Ante su incredulidad, Oliu le preguntó «si no había escuchado lo que le acababa de decir». Matas, ahora, explica que «la verdad es que estoy feliz y contento. Cuando no te esperas algo, siempre es mejor».

Lo que tampoco tenía en mente el ejecutivo, curtido en crisis económicas -recuerda en primera persona tanto la de 1993 como la recesión de 2008- es que una pandemia pondría el mundo en el congelador. «Si no te pasa, no sabes lo que es. Se ha demostrado la capacidad que tenemos todos de sobrevivir. No se puede decir que haya sido una experiencia buena, pero sí ha sido una etapa muy intensa, valiente y en cierta manera fascinante», indica Matas desde su casa de València, de la que prácticamente no ha salido desde que se declaró el estado de alarma el pasado 14 de marzo hasta su finalización anoche. «Llevo aquí desde el primer día. No he pisado el despacho para nada. En 2020 ya me había propuesto trabajar con los menos papeles posibles, pero ahora ya no uso ninguno, más allá de mi bloc de notas personal. Toda la documentación que necesito me llega al iPad y con el lápiz tomo notas sobre las mismas presentaciones», afirma el directivo catalán, casado y padre de dos hijos.

A distancia, se ha encargado de proteger a los empleados del contagio, mantener abiertas las oficinas que requería la normativa en las diferentes fases del confinamiento y, a la vez, prestar servicios esenciales a los clientes de Sabadell, principalmente empresas, pymes y autónomos, pero también particulares. Casi todos ellos necesitaban chutes de liquidez al verse obligados a cerrar sus puertas en respuesta a la pandemia o al perder el empleo. Se les concedieron préstamos avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO), adelantos de las prestaciones por ERTE (expedientes de regulación temporal de empleo) y moratorias hipotecarias y de consumo.

«Ha habido una variación importante de esta crisis respecto a otras y es que todos los bancos estamos aquí y aportamos soluciones. En nuestro caso, contactamos con los clientes desde el minuto uno. Algunos se anticiparon y en ese momento ya nos pidieron dinero, pero vimos que otros muchos estaban despistados, centrados en cómo cumplimentar toda la documentación de los ERTE y no en analizar sus necesidades de caja. Creían que el parón no iba a durar tanto y que podían resistir porque estaban menos endeudados que en la crisis anterior. Después, cuando la situación cambió, nos pidieron esos recursos porque sin poder vender carecían de ingresos suficientes para aguantar», recuerda Matas. «Quisimos darles tranquilidad. De su caja ya me ocupo yo poniendo líneas de crédito, dinero nuevo y fresco encima de la mesa. Usted preocúpese de cómo modificar sus conductas ante la nueva situación», relata el director general adjunto de Sabadell, convertido en el mejor embajador de los avales del ICO. «Es una solución magnífica, mucho mejor que una subvención. El aval hay que devolverlo». La moratoria hipotecaria también fue la vitamina que necesitaban los clientes particulares, los pequeños ahorradores. «Nos costó convencerles de que pidieran la moratoria. Nos decían que ya nos pagarían la cuota que había quedado pendiente dentro de algunos meses. Cuando les explicamos que podían aplazarlo más tiempo, para recuperarse mejor del parón, terminaban pidiendo una fórmula que solo estará en vigor hasta el 30 de junio. Insistimos con los clientes que veíamos que tenían mas dificultades».

Ahora que el estado de alarma es historia y que la normalidad está más cerca de esta galaxia, es tiempo de analizar el mundo pospandemia y la economía de la Comunitat Valenciana. «Viví en Málaga entre 1992 y 1993, en dos de los años mas graves de la crisis de entonces. Allí se decía que cuando la costa va bien, el resto de negocios, igual. Esta máxima también sirve aquí ahora. Cuando el litoral tira, los negocios de servicios van detrás. El turismo afecta a muchos sectores cruzados, como la construcción, muy dependiente de los compradores internacionales sobre todo en el caso de Alicante. Esto se va a resentir. Cubrir la temporada con turismo nacional será difícil. O bien se recupera el nivel de vuelos del extranjero para ganar más masa de clientes, o será complicado», pronostica Matas. Más salud puede que tenga, en su opinión, la industria, por el peso de las empresas agroalimentarias que no se han resentido, y la agricultura. Los precios del campo «se han situado mucho más arriba que antes, aunque creo que será temporal y después volverán a la situación anterior», asegura.

¿La recuperación económica llegará? Matas lo tiene claro. «Por supuesto, tarde o temprano. Creo que la evolución del PIB estará muy en línea con las expectativas del Banco Central Europeo y del Banco de España. Si no llega a finales de este año, lo hará a mediados del que viene o en algún punto de 2021». El ejecutivo aleja con determinación los malos augurios de todos aquellos que se fijan únicamente en los escenarios más pesimistas o estresados. «Obviamente si uno cree que no se va a recuperar el empleo y que habrá problemas para que las empresas recuperen la facturación, tendremos ante nosotros un recorrido mucho mas pedregoso que el que se pensaba a priori. Pero los mimbres puestos por todos están ahí para que ese recorrido pedregoso se pueda hacer con zapatillas de suela vibram [antideslizante] y no con sandalias de ir por la playa. Este calzado va a ayudar a que avancemos más rápido», indica a EMV el banquero catalán afincado en València, que aboga «por estar bien preparado y con las orejas bien tiesas para poder enfrentarse a la situación».

Lo que sí inquieta, en cambio, a este banquero tranquilo es la carga financiera que se dejará en herencia al día después. «Devolver todo el dinero que hemos puesto en circulación va a ser difícil». En su opinión, está por ver «cómo las empresas pueden incorporar en su día a día la amortización de todo este dinero fresco que han pedido y que se les ha dado para superar sus carencias pandémicas pero que no siempre ha rendido». Matas sostiene que los bancos tendrán que acompañar muy bien a sus clientes para que puedan cumplir con sus obligaciones y evitar así el aumento de la mortalidad empresarial.

La preocupación del ejecutivo no es baladí, sobre todo por los efectos secundarios que los impagos pueden tener sobre las propias cuentas de las entidades financieras «Si nos bajan los ingresos, porque la gente no nos devuelve el dinero, tendremos que adecuar nuestros pagos, porque si no, no podremos continuar». Aun así, el director general adjunto de Sabadell es optimista. «Veo a las entidades financieras con un espíritu muy cambiado respecto al de 2008. Entonces, en una mesa de banco convivían mal los expedientes de todos los clientes que te deben dinero, con los pocos casos de los que te piden. Si estoy centrado en recobrar recursos, cómo te voy a prestar. Hoy no es así. Tenemos muchos expedientes de clientes a los que hemos financiado y algunos que creemos que tienen dificultades. Algunos de los primeros caerán al otro lado, pero en cualquier caso la proporción es distinta».

El ejecutivo catalán trata de gestionar toda esta coyuntura y, al mismo tiempo, consolidar la digitalización del negocio, que se ha disparado durante la crisis del coronavirus. «La pandemia ha actuado como acelerador», indica Matas, que sostiene que la operativa en remoto ha llegado para quedarse. «Tenemos una gran ventaja. Los clientes que eran semidigitales han pasado a ser digitales. De los mayores de 65 años, un buen porcentaje de ellos se han hecho digitales». Matas trabaja ahora en visualizar la nueva organización comercial del banco, de acuerdo a los nuevos patrones de gestión que se están produciendo en la era poscovid19. «Nuestro reto principal es mantener el negocio del banco, conservar los clientes y que ellos mantengan su empleo. Hemos de poder adecuar la cantidad de soluciones financieras a todos nuestros clientes y acompañarles».

Fusiones

Que lo consiga será fundamental para la supervivencia de Sabadell, que forma parte de un sector, el bancario, altamente competitivo y abocado a una mayor concentración a golpe de fusiones. Pocos dudan de que no hay sitio para tantos en el futuro más previsible. «Nosotros siempre hemos estado abiertos, desde que se permitieron las fusiones con las cajas de ahorros. Sin embargo, nuestro consejero delegado, Jaime Guardiola, en los últimos años ha dicho que podemos escuchar, pero que quizá ahora no sea el momento. Aun así, nos ponen siempre en las quinielas como novias o como novias. Nunca se sabe». Matas afirma que es un tema recurrente, como las serpientes de verano o los dientes de sierra. «Unos días se habla mucho, si algún banco de inversión hace sus cálculos, y luego decae el interés. En cualquier caso,desde mi punto de vista, no sé si llegarán esas fusiones muy pronto o muy tarde, pero no hay duda de que las sinergias de costes son importantes». Para el dirigente de Sabadell, «si nos casamos dos, juntamos nuestras casas, puede que seamos más ricos y más felices. ¿Por qué no?». El ejecutivo catalán no quiere especular con ningún nombre. «Si Bankia no tuviese mas del 60 % del capital en manos del Estado, quizá se hablaría en otros términos. Pero cuesta creer que el Gobierno se quiera desprender de su participación, tal cual están ahora las cotizaciones bursátiles. Sacar el paquete de Bankia es mucho», afirma el directivo, que está convencido de que una vez se produzca la primera fusión, después llegarán más en cadena.

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