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La resistencia azulejera

Vicente Nomdedeu observa la salida de los azulejos del horno de la fábrica Azteca. Germán Caballero

La cerámica contiene el aliento ante la crisis económica generada por el coronavirus, aunque ha aguantado el primer golpe de la pandemia. El azulejo ha dejado de facturar de marzo a mayo 328 millones de euros respecto al mismo periodo del año pasado y sufrió en abril una caída de la producción del 60 %. Pese a la gravedad del momento, el sector ha reaccionado por el tirón de la demanda externa (sobre todo de Alemania) y ya está al 80 % de facturación. Vicente Nomdedeu, presidente de la patronal cerámica (Ascer), asegura que han resistido por los ERTE, los créditos ICO y por la flexibilidad del Ministerio de Industria que les permitió cargar los camiones para la exportación en el momento más crítico de la pandemia en España (cuando el Gobierno obligó al cierre de toda actividad no esencial entre el 30 de marzo y el 9 de abril). Los empresarios admiten que la crisis acelerará las concentraciones en el sector para reducir costes y la entrada de capital extranjero, y suspiran por la llegada de la vacuna. «Si hay rebrote, nos vamos a una economía de posguerra. Por eso es muy importante la ayuda europea y que se encuentre ya la vacuna de la covid-19», advierte Nomdedeu.

Castelló es el epicentro nacional de la producción de cerámica al concentrar al 95 % de los fabricantes. El sector facturó el año pasado 3.760 millones de euros y está altamente tecnificado. Una de las principales partidas de las 133 empresas azulejeras es la inversión en I+D y el 75 % de sus ventas son exportaciones. Los principales mercados son la Unión Europea, Estados Unidos y Oriente Medio. La cerámica española compite con la italiana que factura más porque vende más caro, pero produce menos. Las fábricas (que se concentran en Onda, l'Alcora, Almassora y la Vall d'Uixó) dan empleo directo a 14.500 personas e indirecto a otras 25.000 (que trabajan en firmas de esmalte, maquinaria, mantenimiento o transporte). El azulejo se desplomó en 2008 con una caída de la facturación del 40 % (en 2007 los fabricante facturaron cerca de 4.000 millones de euros) y desde entonces se ha ido recuperando con el apoyo de la exportación. En febrero, el ritmo de crecimiento era del 4 % y dos semanas después «se apagó la luz» con la declaración del estado de alarma. «El problema de la covid-19 es que han caído todos nuestros mercados. El impacto de la crisis de 2008 no fue tan potente por el peso de la exportación. Ahora hemos tenido caídas del 70 %», advierte Nomdedeu.

La desescalada en toda Europa y la menor incidencia de la pandemia en los países del norte han dado aire a los azulejeros. Los empresarios confían en cerrar en junio con un 90 % de la facturación del año pasado, aunque admiten que una parte de las ventas son de pedidos que se quedaron sin entregar durante los momentos más críticos de la pandemia por la rotura de las cadenas de suministro. «Hemos resistido mejor que otros sectores gracias a los mercados exteriores, pero todavía no ha acabado la guerra. Cinco mil trabajadores directos y 7.000 indirectos todavía siguen en los ERTE. Son el 30 % de las plantillas», subraya el presidente de la patronal en su fábrica de l'Alcora (la firma Azteca). «Hay mucha incertidumbre. El problema es que todos los países tienen coronavirus y habrá rebrotes. No podemos hablar de recuperación hasta que como mínimo pasen dos años», añade.

Sus palabras reflejan que los azulejeros ven con preocupación el futuro. Las empresas necesitan «mucha inversión» en I+D para no perder competitividad. «Caídas de facturación de entre el 10 y el 20 % implican muchos problemas. Si los clientes no pagan en noviembre, que puede ocurrir, habrá complicaciones. Veremos qué sucede en septiembre, octubre y noviembre que es cuando creemos que la gente se va a quedar sin liquidez», señala el presidente de Ascer. La principal preocupación de los empresarios es que una nueva ola de la pandemia provoque otro confinamiento. «No es una crisis económica, financiera o de demanda. El problema es vender cuando los mercados están cerrados. Italia (el principal competidor) ha estado más tiempo parada que nosotros y sus ventas han caído más que las españolas. Si estamos mucho tiempo parados los turcos o los indios pueden tomar nuestra cuota de mercado. Lo que más aliviaría nuestra situación es el descubrimiento de la vacuna porque la gente perdería el miedo y se lanzaría a consumir», apunta Nomdedeu.

Concentración de empresas

Los fabricantes son conscientes de que se va a acelerar la concentración en el sector. Durante la última crisis echó el cierre el 30 % de las firmas azulejeras. «Es difícil predecir qué pasará en esta, pero habrá firmas que no superarán la crisis. En 2008 había 175 empresas y ahora quedamos 133. De todas las crisis se sale con una reducción de precios y costes, y con un incremento de la innovación. Si baja el valor de las empresas, hay más facilidad de que unas absorban a otras. Los fondos de inversión extranjeros volverán a fijarse en el sector», destaca Vicente Nomdedeu.

La patronal defiende, para garantizar la mayor supervivencia posible de las empresas, que los expedientes de regulación temporal de empleo se mantengan al menos hasta diciembre (los ERTE a los que se han acogido las azulejeras no son por causas de fuerza mayor sino por razones productivas). Además, cree que es necesario mejorar la liquidez de las compañías ya que los azulejeros temen que se puedan producir problemas de tesorería en enero cuando tengan que devolver los préstamos del Instituto de Crédito Oficial (ICO). Ascer también pide planes para incentivar la demanda a través de programas de rehabilitación. «El problema es que el azulejo no se necesita para comer por eso hay que incentivar la demanda», afirma.

Futuro incierto

Vicente Nomdedeu admite su preocupación por el futuro porque «la crisis económica acaba de empezar. Va a ser muy dura. Alemania es el único país en el que hemos incrementado las ventas, el resto de mercados no van tan bien». Los principales mercados de los azulejeros españoles son, por este orden, Francia, Estados Unidos, Reino Unido, Italia y Alemania. «Nuestras ventas en Alemania han subido un 14 % durante la pandemia, pero las exportaciones al resto de países han estado más tocadas porque la pandemia ha pegado fuerte en Francia, Estados Unidos, Reino Unido e Italia. Los 328 millones de euros de facturación que hemos perdido de marzo a mayo seguro que no los vamos a recuperar en todo el año», señala el dirigente patronal. Un alivio para el sector ha sido el desplome de la factura del gas, que supone el 10 % de los costes de fabricación. El exceso de producción en Estados Unidos por las técnicas de fraking y la caída de la demanda en Asia antes de la pandemia han provocado una reducción del coste del gas de un 50 % que ya dura meses. Los expertos predicen que el precio se va a mantener bajo los próximos meses.

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